sábado, 3 de marzo de 2018

Menudo verano


Aquel verano mi marido y yo no pudimos coincidir en las fechas de vacaciones. Las respectivas circunstancias en nuestros trabajos no lo permitieron. Él se había quedado con el niño durante el mes de julio en el pequeño apartamento que tenemos en una localidad costera de España. A mí me tocaba cuidar del chico durante el mes de Agosto.

He de decir que yo me llamo Sandra, tengo 31 años, y mi marido dice que tengo unos pechos grandes, firmes y bonitos. Y que mi cuerpo es espectacular, aunque yo no me veo tan atractiva en el espejo como dice. Comentar que mi marido ha sido el único hombre en mi vida, y nos complacemos muy bien en la cama. Mi esposo tiene 33 años, es moreno y más bien algo calvo y con barriguita. Esto es, un tipo de lo más normal. Tenemos un niño en común de 3 años de edad.

Los primeros días se sucedieron en la más absoluta rutina. Al despertar por la mañana, tras desayunar mi hijo y yo bajábamos a la playa. Él jugaba en la arena y yo disfrutaba de tomar el sol y de los baños juntos en el mar. Cerca de la zona de la playa donde solíamos acomodar nuestra sombrilla había una zona de juegos infantiles. A mí hijo le gustaba acercarse a jugar todas las mañanas al menos un rato a esta zona de juegos, le encantan los toboganes. Inevitablemente tenía que acompañarlo mientras jugaba. Ya desde el primer día intercambió juegos con otra niña más o menos de su misma edad. Se trataba de una niña rubita que también acudía todos los días más o menos a la misma hora. Siempre iba acompañada de quien al parecer era su padre. Hablaban tanto en francés como en español indistintamente. Fue inevitable que tras coincidir varios días no entablásemos conversación. Al parecer la niña se llamaba Julia y el padre Dominick. Tenía otra hija de 17 años de edad, Natalie, fruto de su primer matrimonio con su entonces mujer y de la que ahora estaba divorciado. Julia, por el contrario, era hija de su segunda esposa que falleció en un accidente de tráfico. En la conversación de aquel día me llamó la atención la edad de su primera hija, durante la conversación le pregunté:

.-“Si Natalie tiene 17 años ¿qué edad tienes tu Dominick?”

.-“¿Qué edad crees que tengo?” me respondió él.

.- “Lo que me sorprende es que yo diría que pasas de los cuarenta, pero entonces hubieras tenido a Natalie muy joven”. Me sinceré con él

.-“Gracias por verme tan joven, en realidad tengo 54 años”.

.-“Te conservas bastante bien, pero entonces ¿te animaste a tener a Julia con más de 50 años?”. Le pregunté ahora yo interesada por la diferencia de edad entre las dos hermanastras

.-“En realidad mi segunda mujer era bastante más joven que yo, cuando nació Julia yo tenía 51 años pero su madre tenía los 28 años”. A mí se me escapó el siguiente comentario:

.-“Caray, así que Julia tranquilamente podría ser hija mía” aunque lo que realmente me llamaba la atención de sus palabras, es que para nada podía imaginarme a mí misma teniendo un hijo con un señor de 51 años, que podría ser mi padre, dada la diferencia de edad.

.-“¿Te sorprende?” me preguntó él.

.-“ Un poco sí, la verdad, son más de 20 años de diferencia, no entiendo que puede haber en común” le respondí yo.

Intercambiando datos personales pude saber que era socio de una importante consultoría en París. Económicamente no tenía ningún problema, y ese año había decidido pasar todas las vacaciones junto a sus dos tesoros, sus hijas. En principio porque tenía alguna diferencia con su hija mayor, la cual había venido con su pareja, un chico de unos 20 años de edad, y que de alguna manera los distanciaba.

.-“Está en una edad difícil” me decía.

Por mi parte sabía que me llamaba Sandra, que trabajaba como técnico en una multinacional, que estaba casada con el único hombre en mi vida, con el cual no podía haber coincidido en las vacaciones debido a sus responsabilidades en su trabajo. Nosotros también estábamos alojados en residencia propia, pero al contrario que en su caso mi hijo y yo estábamos en un pequeño apartamento, aunque eso sí, en primera línea de playa.

Los primeros días apenas me fijé en su físico, pero a partir de conocer que su esposa tendría la misma edad que yo de estar presente, comencé a pensar cómo podría ser una relación con un tipo como él. Estaba claro que conservaba su cuerpo a base de gimnasio, pues marcaba abdominales. Es más, diría que tenía mejor cuerpo que mi marido. Poco a poco lo empecé a encontrar atractivo, sobretodo porque conversar con él me parecía interesante. Se le veía un tío inteligente, de agradable conversación.

Terminó por despertar mi interés un día en que acudió a la zona de juegos en bañador de slip. Marcaba un paquete tremendo bajo la tela del bañador. Ese día me costó mirarlo a la cara. Creo que él se dio cuenta de mis indiscretas miradas, aunque no realizó comentario alguno. Por su parte también pude comprobar que no dejaba de mirarme los pechos y el culo. He de reconocer que me agradó la idea de resultarle atractiva. Recuerdo una ocasión en que me pidió extenderle crema solar por su espalda. Yo me encontraba de píe apoyada en una especie de bancada y él se puso delante de mí. Comencé por extenderle la crema por los hombros. Recuerdo el tacto suave de su piel. Nunca olvidaré el momento en el que tratando de extender la crema por sus brazos mis pechos se rozaron con su espalda. Traté de disimular que se trataba de algo fortuito y sin importancia, a pesar de que yo trataba de retener en mi memoria la sensación. Era la primera vez en mi vida que una persona que no era mi marido notaba el contacto de mis pechos de forma además que me resultase excitante. Me gustó el contacto de mis pechos con su piel. Cuando tuve que expandir la crema por la parte baja de su espalda, muy cerca de su culito, la suerte hizo que saliera mucha cantidad de crema derramada sobre la palma de mi mano, y no encontré mejor solución que agacharme en cuclillas y extender la crema sobrante por la parte posterior de sus muslos en las piernas. El continuaba de píe de espaldas a mí. Me percaté de que apenas había vello en su cuerpo, ni tan siquiera en sus piernas, daba la sensación que en algún momento se realizase una depilación definitiva para eliminar el pelo de su cuerpo. Esto hacía que el tacto de su piel resultase sedosa y agradable. Yo permanecía en cuclillas a su espalda extendiendo la crema por la parte posterior de sus piernas y absorta en mis pensamientos cuando se giró de frente a mí y me dijo:

.-“Si todavía te sobra crema puedes darme por enfrente de las piernas”.

¡Madre mía! Al girarse y permanecer yo en cuclillas su polla quedó a la altura de mis ojos. Su bañador de slip quedaba justo enfrente mío, durante unos instantes no pude mirar a otra parte que no fuera el inmenso paquete que tenía enfrente. De no ser porque me encontraba en plena playa le hubiese bajado ese slip y me hubiese abalanzado a comerle el miembro allí mismo. Respiré profundo tratando de adivinar y recordar su perfume a macho, pero el olor a crema enmascaraba toda percepción. El me miraba desde arriba, yo debía estar provocadora arrodillada a sus pies. Su vista se perdía en mi escote, desde arriba podría verme el canalillo gozando de una visión espectacular de mis pechos.

Esa misma tarde, mientras mi hijo dormía la siesta no pude evitar masturbarme en mi cama. Pese a que varias fotos de mi marido decoraban las mesillas de la cama matrimonial en la que permanecía tumbada fue inevitable no pensar en Dominick. Había hecho el amor con mi marido en esa cama innumerable número de veces, pero esa tarde lo hice en mi imaginación con Dominick. He de decir que era la primera vez en muchísimo tiempo que mi marido no estaba presente en mis fantasías mientras me masturbaba. Me imaginé arrodillada a los pies de Dominick mamándole el miembro. Me imaginé que me penetraba en todas las posturas posibles, unas veces me arremetía deprisa y con cierta violencia y deseo, y otras me exasperaba su lentitud. Tuve que ahogar mis gemidos en la almohada para no despertar a mi hijo.



Al día siguiente volvimos a coincidir en la zona de juegos infantiles, era evidente que mi hijo y su hija habían hecho buenas migas. Ese día escogí para bajar a la playa un viejo bikini blanco que sólo me puse cuando andaba de novia con mi marido y era mucho más joven. Me gustaba guardarlo pues me traía buenos recuerdos. Era de esos cuya braguita se anuda a los laterales y los tirantes del top carecen de copetines, además el forro estaba algo desgastado por el tiempo y los lavados. Como habían transcurrido algunos años desde la última vez que me lo puse me quedaba algo pequeño. Cuando divisé a Dominick y Julia en el parque infantil me apresuré a darme un baño y acudir con mi hijo. Al estar mojada sabía que mis pechos se transparentaban a través del blanco de la tela. En realidad quería provocar a Dominick. Nunca imaginé que me volviera a poner ese bikini. Me habían vencido las ganas de seducir a Dominick a la vergüenza que sentía pensando que otras personas también me verían. Pero estaba segura que mi nivel de excitación sería máximo y que luego obtendría de nuevo un brutal orgasmo masturbándome.

Al principio hablamos de temas de actualidad como cualquier otro día. Esta vez le costaba mirarme a los ojos, pues no perdía detalle de mis pechos que seguro se transparentaban a través de la tela del bikini. Hubo un momento de la conversación en que le indiqué lo mucho que disfrutaba mi hijo cuando se podía bañar sólo en una piscina adecuada a su edad, y que tenía que contentarse con bañarse en el mar, pese a que me parecía más peligroso. Enseguida me hizo saber que en su chalet tenían piscina privada y que su hija Julia tenía además una piscina para ella sola. Fue por eso por lo que tras charlar acerca del tema me dijo:

.-“Tengo una idea, ¿por qué no venís hoy a comer tu hijo y tú a nuestra casa?. Seguro que los niños se lo pasan genial” me invitó él.

.-“No sé no quiero causar molestias” me negaba yo.

.-“Mujer no es ninguna molestia, además me gustaría que conocieses a mi hija mayor y me dieses tu opinión como mujer acerca de cómo afrontar algunos problemas, a veces echo en falta una mujer que me asesoré con ella, y creo que tú puedes ayudarme”.

.-“¿Por qué no?” dije yo “deja que suba al apartamento por algunas cosas y nos llevas hacía allí”.

Nos recogió en un inmenso monovolumen de la marca mercedes. Cuando llegamos a su chalet me quedé impresionada, era más bien una mansión, era enorme, tenía de todo, no le faltaba el más mínimo detalle. Así se lo hice saber, y me dijo que se lo había diseñado un amigo suyo italiano que era arquitecto. Se notaba en los detalles. Cuando salimos a la zona del jardín y la piscina mi hijo nada más ver la piscina quiso bañarse en ella. La verdad es que los niños disfrutaban como locos. Yo permanecí con ellos observándolos y marcando las normas a mi hijo acerca de lo que podía y no podía hacer. Ya sabéis como son los niños en estos casos.

Perdí a Dominick de vista hasta que se acercó con quien al parecer era su hija mayor y su novio. Ella era muy mona, rubita con buen tipito, realmente guapa y atractiva. El novio en cambio no me dio tan buena espina, era el típico niñato, algo chulito con algún que otro tatuaje por su cuerpo. El chico llevaba tan sólo un bañador de esos piratas con adornos florales y una gorra el cabeza. Lucía abdominales y musculitos tratando de fardar frente a su novia. Yo no entendía aún como Dominick había permitido a su hija veranear y traer a ese chico desde Paris, y menos aún cuando me informó que dormían juntos. Vale que los franceses siempre han sido un poco más liberales que nosotros, pero eso me parecía demasiado.

El caso es que la pareja de jóvenes se acomodó en las tumbonas de la piscina más grande. De nuevo Dominick desapareció por un tiempo. Pude comprobar como la hija le preparó a su novio una especie de combinado, creo que era mojito y ambos se tumbaron en las hamacas junto a la piscina a tomar el sol. De ser mi hija no le permitiría tomar alcohol ya por la mañana, me parecía un exceso pues aún era menor de edad. En alguna ocasión pude comprobar que el chico no dejaba de mirarme los pechos. Todavía llevaba puesto el bikini blanco y del agua de la piscina de jugar con los peques había empapado las telas. De nuevo mis pechos se transparentaban a través de la tela del bikini y aquel chiquillo no perdía detalle de mis tetas. Además, de jugar y agacharme de vez en cuando la tela de la braguita se entremetía entre mis nalgas dando una visión espectacular también de mi culo al muchacho. El muy cerdo no se cortaba un pelo y se relamía o tocaba por encima del bañador mientras me observaba y pese a que estaba su novia, la hija de Dominick presente. Como ví que era un error permanecer con ese bikini, se acercaba la hora de comer y los niños no tenían peligro en la piscina decidí cambiarme de ropa. En ese momento me acordé que tan sólo cogí ropa de cambio y enseres de mi hijo. Por lo que decidí buscar a Dominick. Les pregunté a la pareja de jóvenes. Enseguida el chico se ofreció a llevarme hasta la cocina donde seguramente se encontraría Dominick. Durante el trayecto no me quitaba ojo de encima, no apartaba la vista de mis tetas.

Dominick se encontraba en la cocina preparando la comida para todos. Le expuse la situación y le indicó al novio de su hija que me guiase hasta la habitación de su ex mujer a ver si encontraba algo que ponerme, y que además sería de la habitación que podía disponer para dejar mis bolsas y cambiar a mi hijo o lo que hiciese falta. Enseguida me dejó a solas frente al armario.

Había un vestido blanco tipo ibicenco que me agradó, además parecía de mi talla. Comprobé que la habitación tenía un aseo propio y que había toallas secas. El aseo era compartido con otra habitación contigua. Además tenía un balcón que daba a la piscina. Decidí asomarme, me percaté que el novio de la hija de Domick no estaba tumbado junto a ella pese que hacía un rato que había salido de la habitación. El caso es que decidí secarme y darme cremas. Me quité el top del bikini y la braguita quedándome completamente desnuda junto a la cama de la habitación.

Tal vez por el silencio o la falta de costumbre a los ruidos que percibía pero tuve el presentimiento de sentirme observada, miré hacia el baño y hacia el balcón pero no veía nada. Continué dándome cremas por todo el cuerpo, pero un extraño presentimiento me decía que me estaban observando. Terminé poniéndome el vestido blanco, se trataba de un vestido con escote pronunciado y botones de arriba abajo en la parte delantera que dejaba parte de mi espalda desnuda. La falda era más bien cortita. Al no traer ropa de cambio tuve que ponérmelo sin ropa interior, pues únicamente traía el bikini y este estaba mojado. Los tirantes que tapaban la zona de los pechos estaban algo dados de sí, se notaba que la ex mujer de Dominick tendría los pechos más grandes que los míos. Debería tener cuidado con según que movimientos si no quería que se me viesen los pezones. Terminé de verme en el espejo y la verdad es que el vestido me quedaba bastante bien.

Observé una foto de una mujer junto a Natalie, supuse que serían madre e hija dado el parecido. Desde luego la ex mujer era bastante guapa y atractiva. Me pregunté que pudo llevarlos a separarlos. Estaba absorta en mis pensamientos cuando escuché una especie de click, como finalizando la grabación de alguna cámara. De nuevo temí por mi sensación de sentirme observada y decidí abandonar la habitación.

Cuando regresé al jardín la pareja de jóvenes permanecía tumbada en las tumbonas y al llegar yo marcharon de allí. Estuve un rato viendo como jugaban los peques en la piscina. Comprobando que no había peligro decidí ayudar a Dominick a preparar la comida.

Dominick abrió una botella de vino francés y me invitó a degustarlo, me gustó tanto el vino como la copa en la que me lo sirvió. Me dijo que estaba preciosa con el vestido de su ex mujer en un atisbo de galantería. Me aseguró que estaba mucho más atractiva. Agradecí el piropo. Continuamos conversando mientras bebíamos del vino y preparábamos de comer. Desde luego el vino era más fuerte de lo que estaba acostumbrada, y enseguida me entraron ganas de ir al servicio. Me excusé ante Dominick y me dirigí hacia lo que me habían dicho sería mi habitación. Recordé el aseo que había en la habitación y fui hacia allí.

Una vez en el aseo escuché unos ruidos que provenían de la habitación contigua y que compartía el baño con mi habitación. Entreabrí poco a poco la puerta. ¡¡¡No me lo podía creer!!! Lo primero que pude ver era a Natalie arrodillada a los pies de la camita que había, completamente desnuda mamando la polla de su novio. El muchacho estaba recostado sobre sus codos observando las maniobras de la chica cuya cabeza subía y bajaba al ritmo de la mamada. Fueron las palabras de ella cuando cesó por unos momentos de su mamada, las que me alertaron de un pequeño detalle:

.-“¿Te la tirarías?” le preguntó ella arrodillada a sus pies mientras refrotaba el miembro del chico por sus tetillas y lo miraba a los ojos.

.-“Mírala” dijo el chico dirigiendo la mirada hacía la pantalla de un ordenador encima de una mesita. “Está buenísima, la muy puta”. Fue entonces cuando me percaté de que en la pantalla del ordenador me encontraba yo completamente desnuda durante los momentos en que me sequé de la playa y me puse el vestido. El muy cerdo me había grabado con el móvil. Parecía grabado desde el balcón, pues al ver las escenas me di cuenta que entre las dos habitaciones no sólo se compartía el baño, sino también el balcón. En esos momentos hubiera entrado y le hubiese partido la cara al niñato y a la imbécil de su novia. No podía entender como ella le estaba haciendo una mamada mientras el novio se excitaba viéndome desnuda en las imágenes grabadas. Era algo que me desencajaba. Supongo que permanecí hipnotizada por lo surrealista de la escena. Con un poco más de detenimiento pude fijarme en el tamaño del pene del chico. Este era realmente grande. Seguramente más grande que el de mí marido, pese a la juventud del chaval. Estaba claro que Natalie no podía metérselo enterito en la boca y apenas lo abarcaba cuando lo estrujaba entre sus dos manos. Me llamó la atención la conversación de los jóvenes.

.-“¿Te has fijado?” decía el chico mientras ella trataba de introducirse el pene en la boca. “Tan sólo tiene una fina tira de pelillos en su pubis. Tiene menos pelos que tú. Seguro que se lo arregla así para follar como una guarra con su marido”. Su novia volvió a levantar la mirada y con el miembro del chico entre sus tetillas le preguntó de nuevo:

.-“No me has respondido aún. ¿Te la follarías?” cuestionó la chica.

.-“Sí, claro que sí, no he podido evitar masturbarme mientras la grababa en vídeo” ahora el chaval cerraba los ojos abandonándose a la mamada que le proporcionaba su novia. Tal vez por el efecto del vino francés, que las palabras de ese niñato comenzaban a excitarme tanto, que no pude evitar acariciarme mi clítoris tras desabrochar los botones del vestido. El muchacho continuaba con los ojos cerrados y su respiración se entrecortaba. Natalie cesó en sus caricias para preguntarle:

.- “Puedo saber ¿qué te estas imaginado? afin cochon” quiso saber ella.

.-“Savoir ...”, dijo el chico, “me imagino que me pide darle crema, imagino que le desabrocho el top del bikini mientras ella permanece tumbada aún boca abajo, imagino que acaricio su espalda, y luego sus piernas. Imagino que puedo acariciarle el culito tan perfecto que tiene, imagino que me deja rozar sus partes íntimas, imagino que se da la vuelta para preguntarme algo y me enseña esas tetazas que tiene, uuuhhmmm...” tuvo que parar el chico debido al gusto que le propinaba su chica. Yo a esas alturas no podía evitar masajearme el clítoris e incluso introducirme algún dedo en mi vagina. El chico continuaba, aunque el ritmo de su imaginación había cambiado:

.-“Me imagino que me la follo sin compasión, imagino que grita como una zorra, imagino que me pide más y más, debe ser insaciable, la giro, me entran ganas de romperle el culo, chilla como una loca, seguro que tiene un culo bien rico.” El chico se aceleraba y la chica le interrumpió:

.-“ Hey, hey espera, yo no estoy presente y tengo algo mejor, ¿Te gustaría ver cómo me beso con ella?” le susurró Natalie con tono lascivo mirándolo fijamente a los ojos.

.-“¿Lo harías?” preguntó el chico clavando su mirada en ella.

.-“Sabes que haría cualquier cosa por ti” le respondió ella mandándole un beso desde su posición, arrodillada a los pies de la cama.

Me sorprendió la habilidad de una chica tan joven para provocar al chico. La respiración del chico delataba que estaba a punto de correrse, la muchacha dejó de mamarla y se dedicó a realizarle una paja mientras no cesaba de mirarlo a los ojos y decirle cosas picantes que lo excitasen:

.-“¿Te gustaría ver cómo me acaricio con ella?” le susurró de nuevo Natalie, ahora le hablaba despacio, tomándose su tiempo, recreándose en dominar la situación:

.-“Te imaginas penetrarme a mí y luego a ella,... probar su calor,... comparar su olor,... saber qué coño te ciñe más,... probar nuestros fluidos,... quien llegará antes al orgasmo,... quien chillaría más de las dos,...” la chica no terminó la frase pues el muchacho estalló en una monumental corrida en la mano de la chica. Esta no dejaba de mirar como el chico desparramaba su leche sobre su mano. El muchacho no dejaba de mirar la pantalla del ordenador.

.-“Veo que te ha gustado imaginártelo” le dijo ella, y dicho esto engulló el miembro del chico dispuesta a limpiarlo. La fuerza del pene del chico perdía vigor por momentos. Yo a esas alturas estaba cachonda pérdida y viendo eyacular al chico alcancé un discreto orgasmo desde mi posición. Evité emitir ningún sonido por lo que traté de ahogar mis gemidos. Tuve que esperar un rato más hasta recomponerme y poder bajar con Dominick. Dejé a la joven pareja en la habitación.

Una vez en la cocina Dominick había preparado la comida. La mesa estaba puesta a falta de algunos detalles que terminé por ayudar. Una vez estaba todo listo procedimos a cambiar a los pequeños. Como se había hecho tarde los secamos y pusimos ropa seca en el mismo jardín. Tendimos la ropa en unas cuerdas del mismo jardín, entre ellas mi bikini. Julia al ver desnudo a mi hijo le preguntó a su padre:

.-“Papá,... ¿por qué hay niños y niñas?” cuestionó inocentemente la niña.

.-“Es algo un poquito largo de explicar” le dijo su padre.

.-“Papá, ...¿Te parece guapa Sandra?” insistió la niña.

.-“Si claro, ¿por qué no?” contestó a su hija mirándome seriamente y esperando mi reacción.

.-“Quien se coma todo tendrá un premio por la tarde” dije yo premiando la rapidez en vestirse y comer de los niños tratando de cambiar la conversación.

Los niños comieron primero y una vez terminaron procedimos a acostarlos para la siesta, lo hicieron en los sillones del salón mientras veían unos dibujos animados. Luego comimos los mayores. Al sentarnos en la mesa Dominick y Natalie se sentaron enfrente mío, y el novio de Natalie se sentó a mi derecha. La mesa era relativamente pequeña y durante la comida pude notar como las piernas del muchacho rozaban con las mías. Al principio pensé que era algo fortuito, consecuencia de cierto despiste por parte del muchacho, pero luego pensé que la caricia era provocada. Yo había bebido alguna que otra copa del vino francés que descorchó Dominick. Me encontraba algo mareada. Por eso no quise decir nada ni mostrar al resto de comensales mi asombro cuando al final de la comida la mano izquierda del muchacho se posó sobre mi muslo de la pierna derecha. No llegó tan siquiera a acariciarme, pero sutilmente colocó su mano en mi pierna. Yo no salía de mi asombro por la cara tan dura que tenía ese niñato, aunque he de reconocer que lograba provocar en mí extrañas sensaciones.

Terminamos de comer y de recoger la mesa, Natalie y su novio dijeron que harían la siesta un rato en su habitación. Dominick me informó que se tumbaría como de costumbre en su sillón orejero del salón para vigilar a los niños. Me invitó a subir a la habitación de invitados a descansar, ya que me avisaría en caso de que se despertasen los niños. Me imaginé que Natalie y el chico estarían en la habitación contigua a la de invitados y no harían la siesta precisamente, por lo que le indiqué que si no le importaba preferiría tumbarme a tomar el sol cerca de la piscina.

Cuando llegué al borde de la piscina llevaba puesto todavía el vestido blanco, pude divisar en el tendedor del jardín que mi bikini ya se había secado. Decidí cambiarme de ropa y disponerme a tomar el sol con las prendas de baño y no con el vestido. Estaría más cómoda y me despejaría antes del mareo provocado por el vino. Por no andar entrando y saliendo cruzando el salón con el temor de despertar a los niños, decidí cambiarme allí mismo en el jardín de ropa. Total Dominick estaba en el salón y era imposible que alcanzara a verme y Natalie y su novio estarían entretenidos en su habitación. Miré al balcón de los jóvenes para asegurarme que no había nadie. Acomodé las tumbonas para que el sol me diese de frente, lo que supuso darle la espalda al balcón de la habitación dónde se encontraban los jóvenes. Me desabroché los botones del vestido blanco uno a uno sin prisa. Quedé completamente desnuda entre las dos hamacas al borde de la piscina. Me agaché para introducir cada pierna por el correspondiente orificio de la braguita del bikini y procedí a subirla por mis piernas hasta ajustarla en mi culito, luego me puse la parte superior del bikini. Una vez me puse el bikini procedí a darme algo de crema. Me tumbé en la hamaca y me embadurné de crema por todo el cuerpo. Tenía un brazo extendido y me daba crema con el otro cuando me percaté de que el novio de Natalie estaba apoyado en el balcón de su habitación fumando un cigarrillo. Cesé de darme la crema para mirarlo, quería examinar su rostro. Su sonrisa burlona me confirmó que había visto toda la maniobra. Deduje que sería la segunda vez que me observaba completamente desnuda. No sé por qué pero le devolví la sonrisa. Tal vez fuese el vino francés, o simplemente que me sentía deseada por ese niñato, pero esta vez no me importó tanto que me viese desnuda.



Me relajé en la tumbona. El mareo provocado por el vino y el calor hicieron que me adormilase enseguida. Era pleno mediodía y el sol pegaba con fuerza. Desconozco cuanto tiempo transcurrió, el caso es que estaba tumbada boca abajo en la tumbona cuando noté la presencia de alguien a mi lado. Abrí los ojos para comprobar quien era. El muchacho se sentó en un lateral de la hamaca en la que me encontraba tumbada, mientras que su chica lo hizo en la hamaca de al lado. No me dio tiempo a reaccionar cuando el chico pronunció:

.-“Será mejor que te ponga crema en la espalda o con el sol de estas horas te quemarás”. Acto seguido pude notar un chorro de crema que caía desde el bote solar hasta mi espalda. El chico extendió la crema por mi espalda. Yo me acordé de la conversación que tuvieron la pareja de jóvenes mientras los espiaba. Empecé a dudar de las intenciones del muchacho. Más, cuando este sin pedir permiso ni encomendarse a nadie, me desabrochó el nudo del top del bikini de mi espalda con la excusa de no tener nada que lo molestase en su acción. Fue bajando de los hombros al culo. Yo miraba a su novia que estaba tumbada en la hamaca de al lado observando como su novio me acariciaba. A ella pareció gustarle la escena, al menos no dijo nada en contra. El chico me extendió la crema por el culo sin el menor pudor o reparo. Es más, enrolló la tela de mi braguita del bikini como si de un tanga se tratase. Le tocó el turno de pasar a la parte posterior de mis piernas, y si bien al principio fue correcto en su maniobra poco a poco fue extendiéndome la crema por el interior de los muslos cada vez más cerca de mis intimidades. Yo recordaba todo cuanto escuché en la habitación. Me encontraba algo húmeda desde que empezó a darme la crema. Quería saber si de verdad estaba dispuesto a hacer todo cuanto había imaginado por la mañana, y si su novia estaba dispuesta a permitirlo. Él estaba sentado a mi derecha en la tumbona, y su novia estaba a mi izquierda en top less por lo que nada impedía que pudiese ver las maniobras de su chico. Ella tan sólo llevaba puesto un tanga que cubría su pubis pero desnudaba su culito. El niñato no se cortó un pelo cuando su mano alcanzó mis intimidades. Sus dedos buscaron mis labios vaginales por debajo de la tela del bikini. Mi cuerpo dio un respingo, al notar la yema de sus dedos sobre mis pliegues. Notaba el roce cada vez que sus manos subían y bajaban por la parte interna de mis muslos.

.-“Uuuhmm” gemí inevitablemente abandonada a sus caricias. Los dos jóvenes se miraron como dos cómplices. Fue en ese momento cuando Natalie dijo:

.-“Deja que sea yo quien te dé crema por delante, no vayas a quemarte”. El chico intercambió su posición con la chica y sin saber muy bien porque motivo yo obedecí de forma autómata. Pude negarme y sin embargo me giré dispuesta a permitir que Natalie me diese crema por mi cuerpo. Al girarme mis tetas quedaron a la vista de ambos jóvenes. Quise reaccionar y levantarme para salir de esa hamaca y de allí, cuando pude notar las manos de Natalie extendiendo crema sobre mis hombros. El chico comparaba los pechos de su novia con los míos. No apartaba la vista de mis tetas, mucho mayores que las de su pareja. Los tres intercambiábamos miradas expectantes de mis reacciones. Yo permanecía inmóvil, me costaba reaccionar, mis pensamientos se sucedían a cámara lenta. Fue Natalie quien de los hombros bajó a acariciarme los pechos, al principio simuló extenderme la crema pero enseguida se dedicó a estrujarlos y amasarlos con la clara intención de poner cachondo a su novio. Yo tan sólo acertaba a mirarla y sonreírle. Me dejaba hacer como una imbécil. Por un momento su cuerpo se acercó tanto al mío que nuestros pezones se rozaron. Luego jugó con sus deditos y la punta de mis pezones. Al chico se la caía la baba al tiempo que se le subía otra cosa. Yo estaba paralizada y a la vez notaba como mis bragas se humedecían. Sus labios se rozaron con los míos, no puede decirse que fuera un beso, pero sí que su boca se aproximó a la mía de manera sensual y excitante para nuestro espectador.

El ruido de los niños corriendo hacia nosotros desde la casa nos alertó, e hizo que Natalie se levantase del lateral de la tumbona. Mi hijo vino a darme un beso y enseguida me preguntó:

.-“Podemos bañarnos ya en la piscina, mami?” repitieron ambos varias veces seguidas. Mientras pude ver como Dominick se había despertado también de la siesta y venía hacía nosotros. Yo todavía estaba en top less con los pechos al aire. De no cubrirme inevitablemente Dominick me vería las tetas.

.-“Esta bien, ya habéis hecho la digestión. Pero ponte antes el bañador” le dije a mi hijo. Con la alegría de ver a mi hijo contento descuidé donde había puesto la parte superior de mi bikini. Al tratar de localizarla deduje, cuando mi mirada se cruzó con la del novio de Natalie, que éste la había escondido. Al llegar a nosotros Dominick no apartó la vista de mis pechos. Creo que le llamó la atención que estuviese sentada en la hamaca tomando el sol en top less junto a su hija y el novio de esta. Y que parecía no importarme al acercarse él. Yo creí morirme de vergüenza de enseñarle las tetas. ¿Qué clase de mujer se creería que era?. Traté de disimular como si eso fuese relativamente frecuente, aunque el contraste de color en la piel entre las zonas que habitualmente me daba el sol y las que no era evidente.

.-“Veo que la siesta os ha sentado muy bien a ambas, estáis muy guapas” dijo Dominick al llegar a nuestra posición.



Nuestros hijos se bañaban en el agua y Dominick y yo charlábamos al borde de la piscina infantil. No pude ponerme la parte superior del bikini, estaba claro que la habían escondido, y por otra parte quería vigilar a mi hijo en el agua sin tener que vestirme puesto que me mojaría, por lo que pasé media tarde mostrando las tetas a Dominick. El agua me supo fría después del calor de estar tomando el sol, y mis pezones se pusieron de punta en más de una ocasión. Dominick no perdía detalle. Con el tiempo y la bebida yo perdía el pudor. Un sentimiento nuevo inundaba mi cuerpo, me estaba gustando exhibirme frente a aquel hombre que casi me doblaba la edad. Me sorprendió que aún no era muy tarde cuando Dominick alentaba a su hija para concluir los juegos e ir a cenar. Se notaba que se trataba de costumbres francesas. Para mi hijo era algo pronto, pero como estaba agotado por el agua y hambriento quiso cenar con Julia. De nuevo el ritual de secarlos y cambiarlos para la cena. Yo me excusé para ir a cambiarme también. De nuevo con el vestido blanco y sin ropa interior que ponerme. Cuando bajé a la cocina los niños ya estaban cenando. Al terminar pidieron ver otra película en el televisor del salón al igual que hicieron con la siesta. Cayeron rendidos enseguida en los sillones. Dominick trasladó a Julia a su habitación, mientras yo hacía lo propio con mi hijo a la habitación de invitados. Tras recostarlo en la cama bajé de nuevo a la cocina. Dominick preparaba la cena. Me informó que su hija y su novio habían decidido salir a cenar y tomar algo por el pueblo. Así que cenaríamos solos sino me importaba. La comida era estupenda, se notaba que Dominick era un estupendo cocinero. Todo transcurrió con total normalidad.



Una vez concluimos de cenar me invitó a tomar una copa de champagne francés en el balancín del porche. Iluminó el jardín y la piscina. Esta estaba iluminada con focos en su interior de manera sugerente.



Nuestra conversación se centraba en torno a los lugares que habíamos visitado. Se notaba que había viajado mucho y charlamos sobre lugares comunes que nos gustaban. Praga, Florencia, Venecia, Saint Michell, el mismo Paris, Londres, Roma, Viena, Salzburgo, Berlín, Santorini y Mykonos, ...etc. Tal vez por el efecto del alcohol, pero me preguntaba hasta donde sería capaz de llegar con ese hombre. Lo miraba y remiraba y estaba claro que me resultaba atractivo. Por vergüenza o por educación tradicionalista no estaba dispuesta a dar el primer paso, aunque me moría de ganas porque sucediese algo con Dominick. Los tragos de champagne se sucedían unos tras otros. Estaba segura de que esa era la única oportunidad de que ocurriese. También pensaba en mi marido. A mí no me gustaría que me fuese infiel, preferiría no enterarme, y eso mismo es lo que veía como una oportunidad de que tuviese una aventura con Dominick y mi marido nunca supiese de ello. Así que decidí provocarlo. Quería saber si Dominick se sentía atraído por mí. Me giré levemente hacia la posición de Dominick doblando una pierna cuyo pie descansaba en el borde de la colchoneta del balancín, de tal forma que mi barbilla podía acomodarse sobre la rodilla, la otra pierna colgaba del balancín. Debido a la nueva posición el vestido terminó por subirse hasta la cadera, justo en el límite de lo decente. La conversación giraba en torno a nuestras preferencias a la hora de viajar. Le indiqué que una de las cosas que más me gustaba era probar los spa y zonas de relax de los hoteles, y que siempre que podía contrataba algún masaje. Me hizo saber que tenía algún curso de quiromasaje al tiempo que cogía mi pie que descansaba sobre el balancín y lo colocaba sobre su pierna dispuesto a masajearlo.

.-“Uuuhhmm, que rico. La verdad es que te lo agradezco muchísimo. No puedes imaginarte como los tacones de verano llegan a cansar mucho la planta de los pies.” Al estirar la pierna y ponerla sobre su regazo pude notar su paquete en mis pies. Yo me hice la tonta pese a que su mirada se cruzaba con la mía. Me acomodé un poco más, tratando de disfrutar del masaje. Lo hacía realmente bien. Para ello me recosté un poco más.

.-“Uuuhhmm, es fantástico” gemí al tiempo que me recostaba un poco más. El acomodó definitivamente mi pie sobre su regazo. Sus caricias pasaron de los pies a mis piernas. Primero las pantorrillas, luego la rodilla y por último los muslos. Yo continuaba con los ojos cerrados, la cabeza atrás, abandonada a sus caricias. De vez en cuando emitía pequeños gemidos haciendo saber a Dominick que aprobaba sus caricias. Por su parte al ver que yo no ponía resistencia y me dejaba hacer, cada vez eran algo más atrevidas sus caricias. Sus manos recorrían la cara interna de mis muslos. Hacía un rato que lo hacía por encima de las rodillas. El silencio entre ambos sólo se veía alterado por mis gemiditos. En un momento dado, como si de un descuido se tratase, sus manos rozaron mis labios vaginales. Mi cuerpo se sobresaltó sin poder evitarlo, sus manos se paralizaron esperando mi respuesta. Seguramente se esperaba rozar con mi ropa interior, y sorprendido por no llevar nada debajo se había percatado que no llevaba bragas algo desconcertado. Yo volví a gemir, esta vez con tono más sensual.

.-“Uuuhhmm” se escapó de mi boca. Esta vez fui yo quien presioné con mi píe sobre su entrepierna notando con la planta el tamaño de su miembro. Sabía que no rechazaba sus incursiones así que repitió su maniobra una vez más. Yo me dejaba acariciar. Yo permanecía recostada con la cabeza hacia atrás en parte por vergüenza. No me atrevía a mirarlo a los ojos. Aquel hombre que no era mi marido me estaba haciendo disfrutar, estaba completamente abandonada y excitada a sus caricias, no quería parar, y tenía miedo a seguir.

.-“¿Por qué no nos damos un baño?” sugirió él. Esta vez lo miré a los ojos sorprendida por su propuesta en ese momento.

.-“Pe, pero no he traído más que un bikini y está mojado” balbuceé como pude.

.-“¿Quién ha dicho que sea necesario llevar ropa de baño?” dijo Dominick medio riéndose. Yo lo miraba sorprendida sin creer lo que me estaba proponiendo.

.-“¿Nunca has estado en una playa nudista?” me preguntó.

.-“No nunca” le respondí yo.

.-“¿Y sin embargo practicas top less?, es un primer paso, para una primera vez” y dicho esto se levantó y se dirigió hasta el borde de la piscina. Una vez allí se desnudó y se tiró al agua. Yo me quede embobada viendo su culo blanquito desnudo zambullirse en el agua. Desde el otro extremo de la piscina gritó:

.-“¡Vamos anímate está estupenda!” . Yo permanecí inmóvil sin saber qué hacer. Aquello era una locura.

.-“Venga, no es para tanto” me arengaba Dominick mientras nadaba en la piscina. “No sabes lo que te pierdes” me dijo. No sé cómo pude atreverme a hacerlo pero me dirigí hasta la orilla de la piscina y una vez allí comencé a desabrocharme los botones del vestido uno a uno. Dejé caer el vestido a mis pies quedando completamente desnuda ante la atenta mirada de Dominick. Rápidamente, por vergüenza a que ese hombre que no era mi marido me viese desnuda me impulsé de cabeza al agua. Nadé hasta el otro extremo de la piscina. Era una zona donde yo no hacía píe, me cubría completa por lo que debí agarrarme con ambas manos al bordillo de la piscina. Mi cuerpo permanecía contra la pared de la piscina dando la espalda a Dominick, el cual se acercó por detrás. Al parecer él si lograba hacer píe por ser algo más alto, mientras que yo debía permanecer sujeta con ambas manos al bordillo de la piscina. Me daba vergüenza nadar o girarme. Dominick posó sus manos en mis caderas y pude notar su miembro erecto rozarse con las nalgas de mi culo.

.-“¿Es la primera vez que te bañas desnuda?” me susurró en la espalda mientras recogía mi pelo en una coleta y comenzaba a darme besitos en la nuca. Sólo pude pronunciar tímidamente:

.-“Sí” mientras mi respiración se agitaba.

.-“¿Te gusta?” me susurró de nuevo en la espalda volviendo a posar sus manos en mis caderas.

.-“Si” pronuncié como pude. Ahora sus manos acariciaban mi cuerpo. Me agradó cuando sus manos estrujaron los cachetes de mi culo. Se notaba su deseo por mi cuerpo.

.-“Dominick yo no, no, yo no debería....” balbuceé intentando detener algo de lo que no estaba segura.

.-“Sssshh” me susurró en la nuca “relájate y disfruta” dijo al tiempo que sus manos acariciaban mi pubis en busca de mis labios vaginales. Me giré para mirar a los ojos al hombre que me estaba llevando a la locura. Tuve que agarrarme a él y rodear su cuello con mis brazos puesto que no alcanzaba a tocar en el fondo de la piscina. Mis pechos se aplastaron sobre su torso, nuestras bocas se besaron, el me sujetaba por el culo mientras mis piernas rodeaban su cadera. Pude notar su miembro apretujado entre mi pubis y su vientre. Sin duda la polla de Dominick era más grande que la de mi marido. Me alzó un poco más arriba hasta situar mis pechos a la altura de su boca. No le fue nada difícil o le supuso esfuerzo al estar sumergidos en el agua. Me chupaba los pezones como si le fuese la vida en ello. Nunca me había sentido tan excitada y deseada. Era pura pasión. Yo le mordisqueé el lóbulo de la oreja y con voz sensual le dije al oído:

.-“Fóllame” gemí como pude. El me miró a los ojos sorprendido por que fuera yo quien se lo pidiera.

.-“Quiero que me folles” repetí para su deleite. Él se movió de tal forma que la punta de su pene se acomodó entre mis labios vaginales, pero a la hora de la verdad resbalaba sin llegar a penetrarme.

.-“Por favor, necesito sentirte dentro de mi” le susurraba agarrada a su cuello. Esta vez fui yo quien cogió su polla y la guie hasta mi sexo, me dejé caer introduciendo su polla poco a poco en mi interior.

.-“Uuuffhh, como me gusta” gemí mientras se abría paso en mi interior.

.-“Despacito” le dije “con cuidado tienes la polla muy grande”. Le gustó escuchar esto. Yo viendo que mis palabras le excitaban comencé a provocarlo.

.-“Uuuhhhmm, sigue no pares”. Aproveché para abrazarlo con una mano y acariciarme yo misma el clítoris.

.-“Vamos muévete” lo animaba como una posesa.

.-“Ooohh, siiih, hasta el fondo” yo comenzaba a estar próxima al orgasmo.

.-“Mais ceux-ci pute faite” pronunció mirándome a los ojos. Yo le entendí perfectamente. Aquellas palabras resonaron en mi mente. En verdad me sentía como una puta que se dejaba follar por cualquiera, y a pesar de mis convicciones hasta ese momento me excitaba. En el fondo hace cuatro días que lo conocía, y durante ese periodo ya me había tenido que masturbar varias veces pensando en él y ahora me estaba follando a su antojo. Ahora era yo la que movía las caderas como una loca notando como entraba y salía su polla de mi interior. Tuve que morderle en el hombro y clavar mis uñas en su espalda para ahogar el brutal orgasmo que me sobrevino.

.-“ah, ah, ah, aaah,aaaaaaah.” No podía evitar gemir.

.-“Siii, siiiiih, siiiiiiiiiiih” me corrí en uno de los mejores orgasmos de mi vida. El continuaba sin correrse todavía con su polla dura en mi interior. Tardé poco en recomponerme.

De nuevo quise que me chupase los pechos. Yo continuaba abrazada a él de frente en la piscina, rodeando con mis piernas sus caderas, mientras él me sujetaba de las nalgas y estrujaba mi culo entre sus manos. Se recreaba con su lengua alrededor de mis pezones cuando pude notar como la yema de uno de sus dedos jugueteaba alrededor del anillo muscular de mi ano. Lo detuve para mirarlo a los ojos.

.-“¿Qué haces?” le pregunté.

.-“¿También es tu primera vez?” me preguntó él adivinando mis temores.

Yo asentí con la mirada.

.-“No te preocupes, ya verás cómo disfrutas” me dijo seguro de sí mismo.

.-“¿Dolerá? Nunca me lo han hecho por ahí” le insistí para que tuviese cuidado.

Me dio un beso por respuesta y saliéndose de mi interior me giró contra la pared de la piscina. De nuevo tuve que agarrarme con las dos manos al bordillo de la piscina para no ahogarme. Pude notar como guiaba con una de sus manos la punta de su miembro hacia mi culito virgen. Luego noté una leve presión. Mi esfínter cedió paso poco a poco al miembro de Dominick. Había conseguido metérmela por el culo sin mucha dificultad.

.-“Ves no es para tanto” me susurró en la oreja mientras me agarraba fuerte de las caderas. Pude notar su torso contra mi espalda, todo nuestros cuerpos estaban en contacto piel con piel. Comenzó a moverse. Al principio me dolió un poquito pero poco a poco pude notar como su miembro estimulaba zonas que nunca antes había conocido. Una de sus manos se dirigió hacia mi sexo. Me introdujo al principio un dedo, luego varios. Podía notar como sus dedos en mi vagina contactaban con su polla en mi culo. Aquello era indescriptible el gozo que me producía.

.-“¿Te gusta?” pude escuchar un susurro en mi nuca.

.-“Si” respondí yo dejándome llevar por las sensaciones.

.-“¿Te gusta cómo te follo el culito?” volvió a preguntarme.

.-“Si” esta vez apenas me escuchó.

.-“No te oigo, ¿te gusta que te rompan el culo?” dijo ahora de forma más fuerte.

.-“ Si, siiih, sigue, sigue no pares” le suplicaba yo. Dominick continuaba moviéndose lentamente. Yo quería sentirme algo sucia y necesitaba que su ritmo fuese algo más fuerte, casi violento. De esa forma me haría sentir como una auténtica puta. En el fondo me gustaba sentirme utilizada por ese hombre, y el que fuera algo maduro todavía aumentaba ese deseo.

.-“Vamos cabrón, fóllame el culo” le animaba yo. Dominick comenzó a moverse más deprisa. Ahora una de sus manos se movía por el interior de mi vagina mientras con la otra no paraba de estrujarme los pechos.

.-“Aah, si, siiih” mi orgasmo estaba próximo.

Pronto un escalofrío recorrió mi espalda y un brutal orgasmo me sobrevino. Dominick lo advirtió y agarrándose fuerte en mis caderas comenzó a arremeter con furia en busca de su orgasmo. Yo estaba intentando recuperarme del mío cuando note como su pene se contraía en mi culo. Noté sus espasmos y sus bufidos en mi espalda.

.-“Ha sido maravilloso” me dijo al concluir.

.-“Hey vaquero, esto no ha hecho más que empezar” le dije yo.

Pasamos toda la noche follando como locos. Dominick me descubrió un mundo nuevo tanto de posturas como de sensaciones. Al final dormí abrazada a él desnuda en la misma cama. Cuando desperté, Dominick había preparado los desayunos, incluidos los de los niños que jugaban en el jardín. Sin embargo yo no sabía que decir, cierto sentimiento de vergüenza me paralizaba. Quise salir lo antes posible de aquella casa y ducharme en el pequeño apartamento que compré con mi marido. Necesitaba la seguridad de la rutina. Después de aquel día algunas cosas cambiaron. Entre otras cosas tuve algún que otro asunto con Natalie y su novio. Pero bueno, eso es otra historia y merece otro relato.



Besos,



Sandra.



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