Aquel verano mi marido y yo no
pudimos coincidir en las fechas de vacaciones. Las respectivas circunstancias
en nuestros trabajos no lo permitieron. Él se había quedado con el niño durante
el mes de julio en el pequeño apartamento que tenemos en una localidad costera
de España. A mí me tocaba cuidar del chico durante el mes de Agosto.
He de decir que yo me llamo
Sandra, tengo 31 años, y mi marido dice que tengo unos pechos grandes, firmes y
bonitos. Y que mi cuerpo es espectacular, aunque yo no me veo tan atractiva en
el espejo como dice. Comentar que mi marido ha sido el único hombre en mi vida,
y nos complacemos muy bien en la cama. Mi esposo tiene 33 años, es moreno y más
bien algo calvo y con barriguita. Esto es, un tipo de lo más normal. Tenemos un
niño en común de 3 años de edad.
Los primeros días se
sucedieron en la más absoluta rutina. Al despertar por la mañana, tras
desayunar mi hijo y yo bajábamos a la playa. Él jugaba en la arena y yo
disfrutaba de tomar el sol y de los baños juntos en el mar. Cerca de la zona de
la playa donde solíamos acomodar nuestra sombrilla había una zona de juegos
infantiles. A mí hijo le gustaba acercarse a jugar todas las mañanas al menos
un rato a esta zona de juegos, le encantan los toboganes. Inevitablemente tenía
que acompañarlo mientras jugaba. Ya desde el primer día intercambió juegos con
otra niña más o menos de su misma edad. Se trataba de una niña rubita que
también acudía todos los días más o menos a la misma hora. Siempre iba
acompañada de quien al parecer era su padre. Hablaban tanto en francés como en
español indistintamente. Fue inevitable que tras coincidir varios días no
entablásemos conversación. Al parecer la niña se llamaba Julia y el padre
Dominick. Tenía otra hija de 17 años de edad, Natalie, fruto de su primer
matrimonio con su entonces mujer y de la que ahora estaba divorciado. Julia,
por el contrario, era hija de su segunda esposa que falleció en un accidente de
tráfico. En la conversación de aquel día me llamó la atención la edad de su
primera hija, durante la conversación le pregunté:
.-“Si Natalie tiene 17 años
¿qué edad tienes tu Dominick?”
.-“¿Qué edad crees que tengo?”
me respondió él.
.- “Lo que me sorprende es que
yo diría que pasas de los cuarenta, pero entonces hubieras tenido a Natalie muy
joven”. Me sinceré con él
.-“Gracias por verme tan
joven, en realidad tengo 54 años”.
.-“Te conservas bastante bien,
pero entonces ¿te animaste a tener a Julia con más de 50 años?”. Le pregunté
ahora yo interesada por la diferencia de edad entre las dos hermanastras
.-“En realidad mi segunda
mujer era bastante más joven que yo, cuando nació Julia yo tenía 51 años pero
su madre tenía los 28 años”. A mí se me escapó el siguiente comentario:
.-“Caray, así que Julia
tranquilamente podría ser hija mía” aunque lo que realmente me llamaba la
atención de sus palabras, es que para nada podía imaginarme a mí misma teniendo
un hijo con un señor de 51 años, que podría ser mi padre, dada la diferencia de
edad.
.-“¿Te sorprende?” me preguntó
él.
.-“ Un poco sí, la verdad, son
más de 20 años de diferencia, no entiendo que puede haber en común” le respondí
yo.
Intercambiando datos
personales pude saber que era socio de una importante consultoría en París.
Económicamente no tenía ningún problema, y ese año había decidido pasar todas
las vacaciones junto a sus dos tesoros, sus hijas. En principio porque tenía
alguna diferencia con su hija mayor, la cual había venido con su pareja, un
chico de unos 20 años de edad, y que de alguna manera los distanciaba.
.-“Está en una edad difícil”
me decía.
Por mi parte sabía que me
llamaba Sandra, que trabajaba como técnico en una multinacional, que estaba
casada con el único hombre en mi vida, con el cual no podía haber coincidido en
las vacaciones debido a sus responsabilidades en su trabajo. Nosotros también
estábamos alojados en residencia propia, pero al contrario que en su caso mi
hijo y yo estábamos en un pequeño apartamento, aunque eso sí, en primera línea
de playa.
Los primeros días apenas me
fijé en su físico, pero a partir de conocer que su esposa tendría la misma edad
que yo de estar presente, comencé a pensar cómo podría ser una relación con un
tipo como él. Estaba claro que conservaba su cuerpo a base de gimnasio, pues
marcaba abdominales. Es más, diría que tenía mejor cuerpo que mi marido. Poco a
poco lo empecé a encontrar atractivo, sobretodo porque conversar con él me
parecía interesante. Se le veía un tío inteligente, de agradable conversación.
Terminó por despertar mi
interés un día en que acudió a la zona de juegos en bañador de slip. Marcaba un
paquete tremendo bajo la tela del bañador. Ese día me costó mirarlo a la cara.
Creo que él se dio cuenta de mis indiscretas miradas, aunque no realizó
comentario alguno. Por su parte también pude comprobar que no dejaba de mirarme
los pechos y el culo. He de reconocer que me agradó la idea de resultarle
atractiva. Recuerdo una ocasión en que me pidió extenderle crema solar por su
espalda. Yo me encontraba de píe apoyada en una especie de bancada y él se puso
delante de mí. Comencé por extenderle la crema por los hombros. Recuerdo el
tacto suave de su piel. Nunca olvidaré el momento en el que tratando de
extender la crema por sus brazos mis pechos se rozaron con su espalda. Traté de
disimular que se trataba de algo fortuito y sin importancia, a pesar de que yo
trataba de retener en mi memoria la sensación. Era la primera vez en mi vida
que una persona que no era mi marido notaba el contacto de mis pechos de forma
además que me resultase excitante. Me gustó el contacto de mis pechos con su
piel. Cuando tuve que expandir la crema por la parte baja de su espalda, muy
cerca de su culito, la suerte hizo que saliera mucha cantidad de crema
derramada sobre la palma de mi mano, y no encontré mejor solución que agacharme
en cuclillas y extender la crema sobrante por la parte posterior de sus muslos
en las piernas. El continuaba de píe de espaldas a mí. Me percaté de que apenas
había vello en su cuerpo, ni tan siquiera en sus piernas, daba la sensación que
en algún momento se realizase una depilación definitiva para eliminar el pelo
de su cuerpo. Esto hacía que el tacto de su piel resultase sedosa y agradable.
Yo permanecía en cuclillas a su espalda extendiendo la crema por la parte
posterior de sus piernas y absorta en mis pensamientos cuando se giró de frente
a mí y me dijo:
.-“Si todavía te sobra crema
puedes darme por enfrente de las piernas”.
¡Madre mía! Al girarse y
permanecer yo en cuclillas su polla quedó a la altura de mis ojos. Su bañador
de slip quedaba justo enfrente mío, durante unos instantes no pude mirar a otra
parte que no fuera el inmenso paquete que tenía enfrente. De no ser porque me
encontraba en plena playa le hubiese bajado ese slip y me hubiese abalanzado a
comerle el miembro allí mismo. Respiré profundo tratando de adivinar y recordar
su perfume a macho, pero el olor a crema enmascaraba toda percepción. El me
miraba desde arriba, yo debía estar provocadora arrodillada a sus pies. Su
vista se perdía en mi escote, desde arriba podría verme el canalillo gozando de
una visión espectacular de mis pechos.
Esa misma tarde, mientras mi
hijo dormía la siesta no pude evitar masturbarme en mi cama. Pese a que varias
fotos de mi marido decoraban las mesillas de la cama matrimonial en la que
permanecía tumbada fue inevitable no pensar en Dominick. Había hecho el amor
con mi marido en esa cama innumerable número de veces, pero esa tarde lo hice
en mi imaginación con Dominick. He de decir que era la primera vez en muchísimo
tiempo que mi marido no estaba presente en mis fantasías mientras me
masturbaba. Me imaginé arrodillada a los pies de Dominick mamándole el miembro.
Me imaginé que me penetraba en todas las posturas posibles, unas veces me
arremetía deprisa y con cierta violencia y deseo, y otras me exasperaba su
lentitud. Tuve que ahogar mis gemidos en la almohada para no despertar a mi
hijo.
Al día siguiente volvimos a
coincidir en la zona de juegos infantiles, era evidente que mi hijo y su hija
habían hecho buenas migas. Ese día escogí para bajar a la playa un viejo bikini
blanco que sólo me puse cuando andaba de novia con mi marido y era mucho más
joven. Me gustaba guardarlo pues me traía buenos recuerdos. Era de esos cuya
braguita se anuda a los laterales y los tirantes del top carecen de copetines,
además el forro estaba algo desgastado por el tiempo y los lavados. Como habían
transcurrido algunos años desde la última vez que me lo puse me quedaba algo
pequeño. Cuando divisé a Dominick y Julia en el parque infantil me apresuré a
darme un baño y acudir con mi hijo. Al estar mojada sabía que mis pechos se
transparentaban a través del blanco de la tela. En realidad quería provocar a
Dominick. Nunca imaginé que me volviera a poner ese bikini. Me habían vencido
las ganas de seducir a Dominick a la vergüenza que sentía pensando que otras
personas también me verían. Pero estaba segura que mi nivel de excitación sería
máximo y que luego obtendría de nuevo un brutal orgasmo masturbándome.
Al principio hablamos de temas
de actualidad como cualquier otro día. Esta vez le costaba mirarme a los ojos,
pues no perdía detalle de mis pechos que seguro se transparentaban a través de
la tela del bikini. Hubo un momento de la conversación en que le indiqué lo
mucho que disfrutaba mi hijo cuando se podía bañar sólo en una piscina adecuada
a su edad, y que tenía que contentarse con bañarse en el mar, pese a que me
parecía más peligroso. Enseguida me hizo saber que en su chalet tenían piscina
privada y que su hija Julia tenía además una piscina para ella sola. Fue por
eso por lo que tras charlar acerca del tema me dijo:
.-“Tengo una idea, ¿por qué no
venís hoy a comer tu hijo y tú a nuestra casa?. Seguro que los niños se lo
pasan genial” me invitó él.
.-“No sé no quiero causar
molestias” me negaba yo.
.-“Mujer no es ninguna molestia,
además me gustaría que conocieses a mi hija mayor y me dieses tu opinión como
mujer acerca de cómo afrontar algunos problemas, a veces echo en falta una
mujer que me asesoré con ella, y creo que tú puedes ayudarme”.
.-“¿Por qué no?” dije yo “deja
que suba al apartamento por algunas cosas y nos llevas hacía allí”.
Nos recogió en un inmenso
monovolumen de la marca mercedes. Cuando llegamos a su chalet me quedé
impresionada, era más bien una mansión, era enorme, tenía de todo, no le
faltaba el más mínimo detalle. Así se lo hice saber, y me dijo que se lo había
diseñado un amigo suyo italiano que era arquitecto. Se notaba en los detalles.
Cuando salimos a la zona del jardín y la piscina mi hijo nada más ver la
piscina quiso bañarse en ella. La verdad es que los niños disfrutaban como
locos. Yo permanecí con ellos observándolos y marcando las normas a mi hijo
acerca de lo que podía y no podía hacer. Ya sabéis como son los niños en estos
casos.
Perdí a Dominick de vista
hasta que se acercó con quien al parecer era su hija mayor y su novio. Ella era
muy mona, rubita con buen tipito, realmente guapa y atractiva. El novio en
cambio no me dio tan buena espina, era el típico niñato, algo chulito con algún
que otro tatuaje por su cuerpo. El chico llevaba tan sólo un bañador de esos
piratas con adornos florales y una gorra el cabeza. Lucía abdominales y
musculitos tratando de fardar frente a su novia. Yo no entendía aún como
Dominick había permitido a su hija veranear y traer a ese chico desde Paris, y
menos aún cuando me informó que dormían juntos. Vale que los franceses siempre
han sido un poco más liberales que nosotros, pero eso me parecía demasiado.
El caso es que la pareja de
jóvenes se acomodó en las tumbonas de la piscina más grande. De nuevo Dominick
desapareció por un tiempo. Pude comprobar como la hija le preparó a su novio
una especie de combinado, creo que era mojito y ambos se tumbaron en las
hamacas junto a la piscina a tomar el sol. De ser mi hija no le permitiría
tomar alcohol ya por la mañana, me parecía un exceso pues aún era menor de
edad. En alguna ocasión pude comprobar que el chico no dejaba de mirarme los
pechos. Todavía llevaba puesto el bikini blanco y del agua de la piscina de
jugar con los peques había empapado las telas. De nuevo mis pechos se
transparentaban a través de la tela del bikini y aquel chiquillo no perdía
detalle de mis tetas. Además, de jugar y agacharme de vez en cuando la tela de
la braguita se entremetía entre mis nalgas dando una visión espectacular
también de mi culo al muchacho. El muy cerdo no se cortaba un pelo y se relamía
o tocaba por encima del bañador mientras me observaba y pese a que estaba su
novia, la hija de Dominick presente. Como ví que era un error permanecer con
ese bikini, se acercaba la hora de comer y los niños no tenían peligro en la
piscina decidí cambiarme de ropa. En ese momento me acordé que tan sólo cogí
ropa de cambio y enseres de mi hijo. Por lo que decidí buscar a Dominick. Les
pregunté a la pareja de jóvenes. Enseguida el chico se ofreció a llevarme hasta
la cocina donde seguramente se encontraría Dominick. Durante el trayecto no me
quitaba ojo de encima, no apartaba la vista de mis tetas.
Dominick se encontraba en la
cocina preparando la comida para todos. Le expuse la situación y le indicó al
novio de su hija que me guiase hasta la habitación de su ex mujer a ver si
encontraba algo que ponerme, y que además sería de la habitación que podía
disponer para dejar mis bolsas y cambiar a mi hijo o lo que hiciese falta.
Enseguida me dejó a solas frente al armario.
Había un vestido blanco tipo
ibicenco que me agradó, además parecía de mi talla. Comprobé que la habitación
tenía un aseo propio y que había toallas secas. El aseo era compartido con otra
habitación contigua. Además tenía un balcón que daba a la piscina. Decidí
asomarme, me percaté que el novio de la hija de Domick no estaba tumbado junto
a ella pese que hacía un rato que había salido de la habitación. El caso es que
decidí secarme y darme cremas. Me quité el top del bikini y la braguita quedándome
completamente desnuda junto a la cama de la habitación.
Tal vez por el silencio o la
falta de costumbre a los ruidos que percibía pero tuve el presentimiento de
sentirme observada, miré hacia el baño y hacia el balcón pero no veía nada.
Continué dándome cremas por todo el cuerpo, pero un extraño presentimiento me
decía que me estaban observando. Terminé poniéndome el vestido blanco, se
trataba de un vestido con escote pronunciado y botones de arriba abajo en la
parte delantera que dejaba parte de mi espalda desnuda. La falda era más bien
cortita. Al no traer ropa de cambio tuve que ponérmelo sin ropa interior, pues
únicamente traía el bikini y este estaba mojado. Los tirantes que tapaban la
zona de los pechos estaban algo dados de sí, se notaba que la ex mujer de
Dominick tendría los pechos más grandes que los míos. Debería tener cuidado con
según que movimientos si no quería que se me viesen los pezones. Terminé de
verme en el espejo y la verdad es que el vestido me quedaba bastante bien.
Observé una foto de una mujer
junto a Natalie, supuse que serían madre e hija dado el parecido. Desde luego
la ex mujer era bastante guapa y atractiva. Me pregunté que pudo llevarlos a
separarlos. Estaba absorta en mis pensamientos cuando escuché una especie de click,
como finalizando la grabación de alguna cámara. De nuevo temí por mi sensación
de sentirme observada y decidí abandonar la habitación.
Cuando regresé al jardín la
pareja de jóvenes permanecía tumbada en las tumbonas y al llegar yo marcharon
de allí. Estuve un rato viendo como jugaban los peques en la piscina.
Comprobando que no había peligro decidí ayudar a Dominick a preparar la comida.
Dominick abrió una botella de
vino francés y me invitó a degustarlo, me gustó tanto el vino como la copa en
la que me lo sirvió. Me dijo que estaba preciosa con el vestido de su ex mujer
en un atisbo de galantería. Me aseguró que estaba mucho más atractiva. Agradecí
el piropo. Continuamos conversando mientras bebíamos del vino y preparábamos de
comer. Desde luego el vino era más fuerte de lo que estaba acostumbrada, y
enseguida me entraron ganas de ir al servicio. Me excusé ante Dominick y me
dirigí hacia lo que me habían dicho sería mi habitación. Recordé el aseo que
había en la habitación y fui hacia allí.
Una vez en el aseo escuché
unos ruidos que provenían de la habitación contigua y que compartía el baño con
mi habitación. Entreabrí poco a poco la puerta. ¡¡¡No me lo podía creer!!! Lo
primero que pude ver era a Natalie arrodillada a los pies de la camita que había,
completamente desnuda mamando la polla de su novio. El muchacho estaba
recostado sobre sus codos observando las maniobras de la chica cuya cabeza
subía y bajaba al ritmo de la mamada. Fueron las palabras de ella cuando cesó
por unos momentos de su mamada, las que me alertaron de un pequeño detalle:
.-“¿Te la tirarías?” le
preguntó ella arrodillada a sus pies mientras refrotaba el miembro del chico
por sus tetillas y lo miraba a los ojos.
.-“Mírala” dijo el chico
dirigiendo la mirada hacía la pantalla de un ordenador encima de una mesita.
“Está buenísima, la muy puta”. Fue entonces cuando me percaté de que en la
pantalla del ordenador me encontraba yo completamente desnuda durante los
momentos en que me sequé de la playa y me puse el vestido. El muy cerdo me
había grabado con el móvil. Parecía grabado desde el balcón, pues al ver las
escenas me di cuenta que entre las dos habitaciones no sólo se compartía el
baño, sino también el balcón. En esos momentos hubiera entrado y le hubiese
partido la cara al niñato y a la imbécil de su novia. No podía entender como
ella le estaba haciendo una mamada mientras el novio se excitaba viéndome
desnuda en las imágenes grabadas. Era algo que me desencajaba. Supongo que
permanecí hipnotizada por lo surrealista de la escena. Con un poco más de
detenimiento pude fijarme en el tamaño del pene del chico. Este era realmente
grande. Seguramente más grande que el de mí marido, pese a la juventud del
chaval. Estaba claro que Natalie no podía metérselo enterito en la boca y apenas
lo abarcaba cuando lo estrujaba entre sus dos manos. Me llamó la atención la
conversación de los jóvenes.
.-“¿Te has fijado?” decía el
chico mientras ella trataba de introducirse el pene en la boca. “Tan sólo tiene
una fina tira de pelillos en su pubis. Tiene menos pelos que tú. Seguro que se
lo arregla así para follar como una guarra con su marido”. Su novia volvió a
levantar la mirada y con el miembro del chico entre sus tetillas le preguntó de
nuevo:
.-“No me has respondido aún.
¿Te la follarías?” cuestionó la chica.
.-“Sí, claro que sí, no he
podido evitar masturbarme mientras la grababa en vídeo” ahora el chaval cerraba
los ojos abandonándose a la mamada que le proporcionaba su novia. Tal vez por
el efecto del vino francés, que las palabras de ese niñato comenzaban a
excitarme tanto, que no pude evitar acariciarme mi clítoris tras desabrochar
los botones del vestido. El muchacho continuaba con los ojos cerrados y su
respiración se entrecortaba. Natalie cesó en sus caricias para preguntarle:
.- “Puedo saber ¿qué te estas
imaginado? afin cochon” quiso saber ella.
.-“Savoir ...”, dijo el chico,
“me imagino que me pide darle crema, imagino que le desabrocho el top del
bikini mientras ella permanece tumbada aún boca abajo, imagino que acaricio su
espalda, y luego sus piernas. Imagino que puedo acariciarle el culito tan
perfecto que tiene, imagino que me deja rozar sus partes íntimas, imagino que
se da la vuelta para preguntarme algo y me enseña esas tetazas que tiene,
uuuhhmmm...” tuvo que parar el chico debido al gusto que le propinaba su chica.
Yo a esas alturas no podía evitar masajearme el clítoris e incluso introducirme
algún dedo en mi vagina. El chico continuaba, aunque el ritmo de su imaginación
había cambiado:
.-“Me imagino que me la follo
sin compasión, imagino que grita como una zorra, imagino que me pide más y más,
debe ser insaciable, la giro, me entran ganas de romperle el culo, chilla como
una loca, seguro que tiene un culo bien rico.” El chico se aceleraba y la chica
le interrumpió:
.-“ Hey, hey espera, yo no
estoy presente y tengo algo mejor, ¿Te gustaría ver cómo me beso con ella?” le
susurró Natalie con tono lascivo mirándolo fijamente a los ojos.
.-“¿Lo harías?” preguntó el
chico clavando su mirada en ella.
.-“Sabes que haría cualquier
cosa por ti” le respondió ella mandándole un beso desde su posición,
arrodillada a los pies de la cama.
Me sorprendió la habilidad de
una chica tan joven para provocar al chico. La respiración del chico delataba
que estaba a punto de correrse, la muchacha dejó de mamarla y se dedicó a
realizarle una paja mientras no cesaba de mirarlo a los ojos y decirle cosas
picantes que lo excitasen:
.-“¿Te gustaría ver cómo me
acaricio con ella?” le susurró de nuevo Natalie, ahora le hablaba despacio,
tomándose su tiempo, recreándose en dominar la situación:
.-“Te imaginas penetrarme a mí
y luego a ella,... probar su calor,... comparar su olor,... saber qué coño te
ciñe más,... probar nuestros fluidos,... quien llegará antes al orgasmo,...
quien chillaría más de las dos,...” la chica no terminó la frase pues el
muchacho estalló en una monumental corrida en la mano de la chica. Esta no
dejaba de mirar como el chico desparramaba su leche sobre su mano. El muchacho
no dejaba de mirar la pantalla del ordenador.
.-“Veo que te ha gustado
imaginártelo” le dijo ella, y dicho esto engulló el miembro del chico dispuesta
a limpiarlo. La fuerza del pene del chico perdía vigor por momentos. Yo a esas
alturas estaba cachonda pérdida y viendo eyacular al chico alcancé un discreto orgasmo
desde mi posición. Evité emitir ningún sonido por lo que traté de ahogar mis
gemidos. Tuve que esperar un rato más hasta recomponerme y poder bajar con
Dominick. Dejé a la joven pareja en la habitación.
Una vez en la cocina Dominick
había preparado la comida. La mesa estaba puesta a falta de algunos detalles
que terminé por ayudar. Una vez estaba todo listo procedimos a cambiar a los
pequeños. Como se había hecho tarde los secamos y pusimos ropa seca en el mismo
jardín. Tendimos la ropa en unas cuerdas del mismo jardín, entre ellas mi
bikini. Julia al ver desnudo a mi hijo le preguntó a su padre:
.-“Papá,... ¿por qué hay niños
y niñas?” cuestionó inocentemente la niña.
.-“Es algo un poquito largo de
explicar” le dijo su padre.
.-“Papá, ...¿Te parece guapa
Sandra?” insistió la niña.
.-“Si claro, ¿por qué no?”
contestó a su hija mirándome seriamente y esperando mi reacción.
.-“Quien se coma todo tendrá
un premio por la tarde” dije yo premiando la rapidez en vestirse y comer de los
niños tratando de cambiar la conversación.
Los niños comieron primero y
una vez terminaron procedimos a acostarlos para la siesta, lo hicieron en los
sillones del salón mientras veían unos dibujos animados. Luego comimos los
mayores. Al sentarnos en la mesa Dominick y Natalie se sentaron enfrente mío, y
el novio de Natalie se sentó a mi derecha. La mesa era relativamente pequeña y
durante la comida pude notar como las piernas del muchacho rozaban con las
mías. Al principio pensé que era algo fortuito, consecuencia de cierto despiste
por parte del muchacho, pero luego pensé que la caricia era provocada. Yo había
bebido alguna que otra copa del vino francés que descorchó Dominick. Me
encontraba algo mareada. Por eso no quise decir nada ni mostrar al resto de
comensales mi asombro cuando al final de la comida la mano izquierda del
muchacho se posó sobre mi muslo de la pierna derecha. No llegó tan siquiera a
acariciarme, pero sutilmente colocó su mano en mi pierna. Yo no salía de mi
asombro por la cara tan dura que tenía ese niñato, aunque he de reconocer que
lograba provocar en mí extrañas sensaciones.
Terminamos de comer y de
recoger la mesa, Natalie y su novio dijeron que harían la siesta un rato en su
habitación. Dominick me informó que se tumbaría como de costumbre en su sillón
orejero del salón para vigilar a los niños. Me invitó a subir a la habitación
de invitados a descansar, ya que me avisaría en caso de que se despertasen los
niños. Me imaginé que Natalie y el chico estarían en la habitación contigua a
la de invitados y no harían la siesta precisamente, por lo que le indiqué que
si no le importaba preferiría tumbarme a tomar el sol cerca de la piscina.
Cuando llegué al borde de la
piscina llevaba puesto todavía el vestido blanco, pude divisar en el tendedor
del jardín que mi bikini ya se había secado. Decidí cambiarme de ropa y
disponerme a tomar el sol con las prendas de baño y no con el vestido. Estaría
más cómoda y me despejaría antes del mareo provocado por el vino. Por no andar
entrando y saliendo cruzando el salón con el temor de despertar a los niños,
decidí cambiarme allí mismo en el jardín de ropa. Total Dominick estaba en el
salón y era imposible que alcanzara a verme y Natalie y su novio estarían
entretenidos en su habitación. Miré al balcón de los jóvenes para asegurarme
que no había nadie. Acomodé las tumbonas para que el sol me diese de frente, lo
que supuso darle la espalda al balcón de la habitación dónde se encontraban los
jóvenes. Me desabroché los botones del vestido blanco uno a uno sin prisa.
Quedé completamente desnuda entre las dos hamacas al borde de la piscina. Me
agaché para introducir cada pierna por el correspondiente orificio de la
braguita del bikini y procedí a subirla por mis piernas hasta ajustarla en mi
culito, luego me puse la parte superior del bikini. Una vez me puse el bikini
procedí a darme algo de crema. Me tumbé en la hamaca y me embadurné de crema
por todo el cuerpo. Tenía un brazo extendido y me daba crema con el otro cuando
me percaté de que el novio de Natalie estaba apoyado en el balcón de su
habitación fumando un cigarrillo. Cesé de darme la crema para mirarlo, quería
examinar su rostro. Su sonrisa burlona me confirmó que había visto toda la
maniobra. Deduje que sería la segunda vez que me observaba completamente
desnuda. No sé por qué pero le devolví la sonrisa. Tal vez fuese el vino
francés, o simplemente que me sentía deseada por ese niñato, pero esta vez no
me importó tanto que me viese desnuda.
Me relajé en la tumbona. El
mareo provocado por el vino y el calor hicieron que me adormilase enseguida.
Era pleno mediodía y el sol pegaba con fuerza. Desconozco cuanto tiempo
transcurrió, el caso es que estaba tumbada boca abajo en la tumbona cuando noté
la presencia de alguien a mi lado. Abrí los ojos para comprobar quien era. El muchacho
se sentó en un lateral de la hamaca en la que me encontraba tumbada, mientras
que su chica lo hizo en la hamaca de al lado. No me dio tiempo a reaccionar
cuando el chico pronunció:
.-“Será mejor que te ponga
crema en la espalda o con el sol de estas horas te quemarás”. Acto seguido pude
notar un chorro de crema que caía desde el bote solar hasta mi espalda. El
chico extendió la crema por mi espalda. Yo me acordé de la conversación que
tuvieron la pareja de jóvenes mientras los espiaba. Empecé a dudar de las
intenciones del muchacho. Más, cuando este sin pedir permiso ni encomendarse a
nadie, me desabrochó el nudo del top del bikini de mi espalda con la excusa de
no tener nada que lo molestase en su acción. Fue bajando de los hombros al
culo. Yo miraba a su novia que estaba tumbada en la hamaca de al lado
observando como su novio me acariciaba. A ella pareció gustarle la escena, al
menos no dijo nada en contra. El chico me extendió la crema por el culo sin el
menor pudor o reparo. Es más, enrolló la tela de mi braguita del bikini como si
de un tanga se tratase. Le tocó el turno de pasar a la parte posterior de mis
piernas, y si bien al principio fue correcto en su maniobra poco a poco fue
extendiéndome la crema por el interior de los muslos cada vez más cerca de mis
intimidades. Yo recordaba todo cuanto escuché en la habitación. Me encontraba
algo húmeda desde que empezó a darme la crema. Quería saber si de verdad estaba
dispuesto a hacer todo cuanto había imaginado por la mañana, y si su novia
estaba dispuesta a permitirlo. Él estaba sentado a mi derecha en la tumbona, y
su novia estaba a mi izquierda en top less por lo que nada impedía que pudiese
ver las maniobras de su chico. Ella tan sólo llevaba puesto un tanga que cubría
su pubis pero desnudaba su culito. El niñato no se cortó un pelo cuando su mano
alcanzó mis intimidades. Sus dedos buscaron mis labios vaginales por debajo de
la tela del bikini. Mi cuerpo dio un respingo, al notar la yema de sus dedos
sobre mis pliegues. Notaba el roce cada vez que sus manos subían y bajaban por
la parte interna de mis muslos.
.-“Uuuhmm” gemí
inevitablemente abandonada a sus caricias. Los dos jóvenes se miraron como dos
cómplices. Fue en ese momento cuando Natalie dijo:
.-“Deja que sea yo quien te dé
crema por delante, no vayas a quemarte”. El chico intercambió su posición con
la chica y sin saber muy bien porque motivo yo obedecí de forma autómata. Pude
negarme y sin embargo me giré dispuesta a permitir que Natalie me diese crema
por mi cuerpo. Al girarme mis tetas quedaron a la vista de ambos jóvenes. Quise
reaccionar y levantarme para salir de esa hamaca y de allí, cuando pude notar
las manos de Natalie extendiendo crema sobre mis hombros. El chico comparaba
los pechos de su novia con los míos. No apartaba la vista de mis tetas, mucho
mayores que las de su pareja. Los tres intercambiábamos miradas expectantes de
mis reacciones. Yo permanecía inmóvil, me costaba reaccionar, mis pensamientos
se sucedían a cámara lenta. Fue Natalie quien de los hombros bajó a acariciarme
los pechos, al principio simuló extenderme la crema pero enseguida se dedicó a
estrujarlos y amasarlos con la clara intención de poner cachondo a su novio. Yo
tan sólo acertaba a mirarla y sonreírle. Me dejaba hacer como una imbécil. Por
un momento su cuerpo se acercó tanto al mío que nuestros pezones se rozaron.
Luego jugó con sus deditos y la punta de mis pezones. Al chico se la caía la
baba al tiempo que se le subía otra cosa. Yo estaba paralizada y a la vez
notaba como mis bragas se humedecían. Sus labios se rozaron con los míos, no
puede decirse que fuera un beso, pero sí que su boca se aproximó a la mía de
manera sensual y excitante para nuestro espectador.
El ruido de los niños
corriendo hacia nosotros desde la casa nos alertó, e hizo que Natalie se
levantase del lateral de la tumbona. Mi hijo vino a darme un beso y enseguida
me preguntó:
.-“Podemos bañarnos ya en la
piscina, mami?” repitieron ambos varias veces seguidas. Mientras pude ver como
Dominick se había despertado también de la siesta y venía hacía nosotros. Yo
todavía estaba en top less con los pechos al aire. De no cubrirme
inevitablemente Dominick me vería las tetas.
.-“Esta bien, ya habéis hecho
la digestión. Pero ponte antes el bañador” le dije a mi hijo. Con la alegría de
ver a mi hijo contento descuidé donde había puesto la parte superior de mi
bikini. Al tratar de localizarla deduje, cuando mi mirada se cruzó con la del
novio de Natalie, que éste la había escondido. Al llegar a nosotros Dominick no
apartó la vista de mis pechos. Creo que le llamó la atención que estuviese
sentada en la hamaca tomando el sol en top less junto a su hija y el novio de
esta. Y que parecía no importarme al acercarse él. Yo creí morirme de vergüenza
de enseñarle las tetas. ¿Qué clase de mujer se creería que era?. Traté de
disimular como si eso fuese relativamente frecuente, aunque el contraste de
color en la piel entre las zonas que habitualmente me daba el sol y las que no
era evidente.
.-“Veo que la siesta os ha
sentado muy bien a ambas, estáis muy guapas” dijo Dominick al llegar a nuestra
posición.
Nuestros hijos se bañaban en
el agua y Dominick y yo charlábamos al borde de la piscina infantil. No pude
ponerme la parte superior del bikini, estaba claro que la habían escondido, y
por otra parte quería vigilar a mi hijo en el agua sin tener que vestirme
puesto que me mojaría, por lo que pasé media tarde mostrando las tetas a
Dominick. El agua me supo fría después del calor de estar tomando el sol, y mis
pezones se pusieron de punta en más de una ocasión. Dominick no perdía detalle.
Con el tiempo y la bebida yo perdía el pudor. Un sentimiento nuevo inundaba mi
cuerpo, me estaba gustando exhibirme frente a aquel hombre que casi me doblaba
la edad. Me sorprendió que aún no era muy tarde cuando Dominick alentaba a su
hija para concluir los juegos e ir a cenar. Se notaba que se trataba de
costumbres francesas. Para mi hijo era algo pronto, pero como estaba agotado
por el agua y hambriento quiso cenar con Julia. De nuevo el ritual de secarlos
y cambiarlos para la cena. Yo me excusé para ir a cambiarme también. De nuevo
con el vestido blanco y sin ropa interior que ponerme. Cuando bajé a la cocina
los niños ya estaban cenando. Al terminar pidieron ver otra película en el
televisor del salón al igual que hicieron con la siesta. Cayeron rendidos
enseguida en los sillones. Dominick trasladó a Julia a su habitación, mientras
yo hacía lo propio con mi hijo a la habitación de invitados. Tras recostarlo en
la cama bajé de nuevo a la cocina. Dominick preparaba la cena. Me informó que
su hija y su novio habían decidido salir a cenar y tomar algo por el pueblo.
Así que cenaríamos solos sino me importaba. La comida era estupenda, se notaba
que Dominick era un estupendo cocinero. Todo transcurrió con total normalidad.
Una vez concluimos de cenar me
invitó a tomar una copa de champagne francés en el balancín del porche. Iluminó
el jardín y la piscina. Esta estaba iluminada con focos en su interior de
manera sugerente.
Nuestra conversación se
centraba en torno a los lugares que habíamos visitado. Se notaba que había
viajado mucho y charlamos sobre lugares comunes que nos gustaban. Praga,
Florencia, Venecia, Saint Michell, el mismo Paris, Londres, Roma, Viena,
Salzburgo, Berlín, Santorini y Mykonos, ...etc. Tal vez por el efecto del
alcohol, pero me preguntaba hasta donde sería capaz de llegar con ese hombre.
Lo miraba y remiraba y estaba claro que me resultaba atractivo. Por vergüenza o
por educación tradicionalista no estaba dispuesta a dar el primer paso, aunque
me moría de ganas porque sucediese algo con Dominick. Los tragos de champagne
se sucedían unos tras otros. Estaba segura de que esa era la única oportunidad
de que ocurriese. También pensaba en mi marido. A mí no me gustaría que me
fuese infiel, preferiría no enterarme, y eso mismo es lo que veía como una
oportunidad de que tuviese una aventura con Dominick y mi marido nunca supiese
de ello. Así que decidí provocarlo. Quería saber si Dominick se sentía atraído
por mí. Me giré levemente hacia la posición de Dominick doblando una pierna
cuyo pie descansaba en el borde de la colchoneta del balancín, de tal forma que
mi barbilla podía acomodarse sobre la rodilla, la otra pierna colgaba del
balancín. Debido a la nueva posición el vestido terminó por subirse hasta la
cadera, justo en el límite de lo decente. La conversación giraba en torno a
nuestras preferencias a la hora de viajar. Le indiqué que una de las cosas que
más me gustaba era probar los spa y zonas de relax de los hoteles, y que
siempre que podía contrataba algún masaje. Me hizo saber que tenía algún curso
de quiromasaje al tiempo que cogía mi pie que descansaba sobre el balancín y lo
colocaba sobre su pierna dispuesto a masajearlo.
.-“Uuuhhmm, que rico. La
verdad es que te lo agradezco muchísimo. No puedes imaginarte como los tacones
de verano llegan a cansar mucho la planta de los pies.” Al estirar la pierna y
ponerla sobre su regazo pude notar su paquete en mis pies. Yo me hice la tonta
pese a que su mirada se cruzaba con la mía. Me acomodé un poco más, tratando de
disfrutar del masaje. Lo hacía realmente bien. Para ello me recosté un poco
más.
.-“Uuuhhmm, es fantástico”
gemí al tiempo que me recostaba un poco más. El acomodó definitivamente mi pie
sobre su regazo. Sus caricias pasaron de los pies a mis piernas. Primero las
pantorrillas, luego la rodilla y por último los muslos. Yo continuaba con los
ojos cerrados, la cabeza atrás, abandonada a sus caricias. De vez en cuando
emitía pequeños gemidos haciendo saber a Dominick que aprobaba sus caricias.
Por su parte al ver que yo no ponía resistencia y me dejaba hacer, cada vez
eran algo más atrevidas sus caricias. Sus manos recorrían la cara interna de
mis muslos. Hacía un rato que lo hacía por encima de las rodillas. El silencio
entre ambos sólo se veía alterado por mis gemiditos. En un momento dado, como
si de un descuido se tratase, sus manos rozaron mis labios vaginales. Mi cuerpo
se sobresaltó sin poder evitarlo, sus manos se paralizaron esperando mi
respuesta. Seguramente se esperaba rozar con mi ropa interior, y sorprendido
por no llevar nada debajo se había percatado que no llevaba bragas algo
desconcertado. Yo volví a gemir, esta vez con tono más sensual.
.-“Uuuhhmm” se escapó de mi
boca. Esta vez fui yo quien presioné con mi píe sobre su entrepierna notando
con la planta el tamaño de su miembro. Sabía que no rechazaba sus incursiones
así que repitió su maniobra una vez más. Yo me dejaba acariciar. Yo permanecía
recostada con la cabeza hacia atrás en parte por vergüenza. No me atrevía a
mirarlo a los ojos. Aquel hombre que no era mi marido me estaba haciendo disfrutar,
estaba completamente abandonada y excitada a sus caricias, no quería parar, y
tenía miedo a seguir.
.-“¿Por qué no nos damos un
baño?” sugirió él. Esta vez lo miré a los ojos sorprendida por su propuesta en
ese momento.
.-“Pe, pero no he traído más
que un bikini y está mojado” balbuceé como pude.
.-“¿Quién ha dicho que sea
necesario llevar ropa de baño?” dijo Dominick medio riéndose. Yo lo miraba
sorprendida sin creer lo que me estaba proponiendo.
.-“¿Nunca has estado en una
playa nudista?” me preguntó.
.-“No nunca” le respondí yo.
.-“¿Y sin embargo practicas
top less?, es un primer paso, para una primera vez” y dicho esto se levantó y
se dirigió hasta el borde de la piscina. Una vez allí se desnudó y se tiró al
agua. Yo me quede embobada viendo su culo blanquito desnudo zambullirse en el
agua. Desde el otro extremo de la piscina gritó:
.-“¡Vamos anímate está
estupenda!” . Yo permanecí inmóvil sin saber qué hacer. Aquello era una locura.
.-“Venga, no es para tanto” me
arengaba Dominick mientras nadaba en la piscina. “No sabes lo que te pierdes”
me dijo. No sé cómo pude atreverme a hacerlo pero me dirigí hasta la orilla de
la piscina y una vez allí comencé a desabrocharme los botones del vestido uno a
uno. Dejé caer el vestido a mis pies quedando completamente desnuda ante la
atenta mirada de Dominick. Rápidamente, por vergüenza a que ese hombre que no
era mi marido me viese desnuda me impulsé de cabeza al agua. Nadé hasta el otro
extremo de la piscina. Era una zona donde yo no hacía píe, me cubría completa
por lo que debí agarrarme con ambas manos al bordillo de la piscina. Mi cuerpo
permanecía contra la pared de la piscina dando la espalda a Dominick, el cual
se acercó por detrás. Al parecer él si lograba hacer píe por ser algo más alto,
mientras que yo debía permanecer sujeta con ambas manos al bordillo de la
piscina. Me daba vergüenza nadar o girarme. Dominick posó sus manos en mis
caderas y pude notar su miembro erecto rozarse con las nalgas de mi culo.
.-“¿Es la primera vez que te
bañas desnuda?” me susurró en la espalda mientras recogía mi pelo en una coleta
y comenzaba a darme besitos en la nuca. Sólo pude pronunciar tímidamente:
.-“Sí” mientras mi respiración
se agitaba.
.-“¿Te gusta?” me susurró de
nuevo en la espalda volviendo a posar sus manos en mis caderas.
.-“Si” pronuncié como pude.
Ahora sus manos acariciaban mi cuerpo. Me agradó cuando sus manos estrujaron
los cachetes de mi culo. Se notaba su deseo por mi cuerpo.
.-“Dominick yo no, no, yo no
debería....” balbuceé intentando detener algo de lo que no estaba segura.
.-“Sssshh” me susurró en la
nuca “relájate y disfruta” dijo al tiempo que sus manos acariciaban mi pubis en
busca de mis labios vaginales. Me giré para mirar a los ojos al hombre que me
estaba llevando a la locura. Tuve que agarrarme a él y rodear su cuello con mis
brazos puesto que no alcanzaba a tocar en el fondo de la piscina. Mis pechos se
aplastaron sobre su torso, nuestras bocas se besaron, el me sujetaba por el
culo mientras mis piernas rodeaban su cadera. Pude notar su miembro apretujado
entre mi pubis y su vientre. Sin duda la polla de Dominick era más grande que
la de mi marido. Me alzó un poco más arriba hasta situar mis pechos a la altura
de su boca. No le fue nada difícil o le supuso esfuerzo al estar sumergidos en
el agua. Me chupaba los pezones como si le fuese la vida en ello. Nunca me
había sentido tan excitada y deseada. Era pura pasión. Yo le mordisqueé el
lóbulo de la oreja y con voz sensual le dije al oído:
.-“Fóllame” gemí como pude. El
me miró a los ojos sorprendido por que fuera yo quien se lo pidiera.
.-“Quiero que me folles”
repetí para su deleite. Él se movió de tal forma que la punta de su pene se
acomodó entre mis labios vaginales, pero a la hora de la verdad resbalaba sin
llegar a penetrarme.
.-“Por favor, necesito
sentirte dentro de mi” le susurraba agarrada a su cuello. Esta vez fui yo quien
cogió su polla y la guie hasta mi sexo, me dejé caer introduciendo su polla
poco a poco en mi interior.
.-“Uuuffhh, como me gusta”
gemí mientras se abría paso en mi interior.
.-“Despacito” le dije “con
cuidado tienes la polla muy grande”. Le gustó escuchar esto. Yo viendo que mis
palabras le excitaban comencé a provocarlo.
.-“Uuuhhhmm, sigue no pares”.
Aproveché para abrazarlo con una mano y acariciarme yo misma el clítoris.
.-“Vamos muévete” lo animaba
como una posesa.
.-“Ooohh, siiih, hasta el
fondo” yo comenzaba a estar próxima al orgasmo.
.-“Mais ceux-ci pute faite”
pronunció mirándome a los ojos. Yo le entendí perfectamente. Aquellas palabras
resonaron en mi mente. En verdad me sentía como una puta que se dejaba follar
por cualquiera, y a pesar de mis convicciones hasta ese momento me excitaba. En
el fondo hace cuatro días que lo conocía, y durante ese periodo ya me había
tenido que masturbar varias veces pensando en él y ahora me estaba follando a
su antojo. Ahora era yo la que movía las caderas como una loca notando como
entraba y salía su polla de mi interior. Tuve que morderle en el hombro y
clavar mis uñas en su espalda para ahogar el brutal orgasmo que me sobrevino.
.-“ah, ah, ah, aaah,aaaaaaah.”
No podía evitar gemir.
.-“Siii, siiiiih,
siiiiiiiiiiih” me corrí en uno de los mejores orgasmos de mi vida. El
continuaba sin correrse todavía con su polla dura en mi interior. Tardé poco en
recomponerme.
De nuevo quise que me chupase
los pechos. Yo continuaba abrazada a él de frente en la piscina, rodeando con
mis piernas sus caderas, mientras él me sujetaba de las nalgas y estrujaba mi
culo entre sus manos. Se recreaba con su lengua alrededor de mis pezones cuando
pude notar como la yema de uno de sus dedos jugueteaba alrededor del anillo
muscular de mi ano. Lo detuve para mirarlo a los ojos.
.-“¿Qué haces?” le pregunté.
.-“¿También es tu primera
vez?” me preguntó él adivinando mis temores.
Yo asentí con la mirada.
.-“No te preocupes, ya verás
cómo disfrutas” me dijo seguro de sí mismo.
.-“¿Dolerá? Nunca me lo han
hecho por ahí” le insistí para que tuviese cuidado.
Me dio un beso por respuesta y
saliéndose de mi interior me giró contra la pared de la piscina. De nuevo tuve
que agarrarme con las dos manos al bordillo de la piscina para no ahogarme.
Pude notar como guiaba con una de sus manos la punta de su miembro hacia mi
culito virgen. Luego noté una leve presión. Mi esfínter cedió paso poco a poco
al miembro de Dominick. Había conseguido metérmela por el culo sin mucha
dificultad.
.-“Ves no es para tanto” me
susurró en la oreja mientras me agarraba fuerte de las caderas. Pude notar su
torso contra mi espalda, todo nuestros cuerpos estaban en contacto piel con
piel. Comenzó a moverse. Al principio me dolió un poquito pero poco a poco pude
notar como su miembro estimulaba zonas que nunca antes había conocido. Una de
sus manos se dirigió hacia mi sexo. Me introdujo al principio un dedo, luego
varios. Podía notar como sus dedos en mi vagina contactaban con su polla en mi
culo. Aquello era indescriptible el gozo que me producía.
.-“¿Te gusta?” pude escuchar
un susurro en mi nuca.
.-“Si” respondí yo dejándome
llevar por las sensaciones.
.-“¿Te gusta cómo te follo el
culito?” volvió a preguntarme.
.-“Si” esta vez apenas me
escuchó.
.-“No te oigo, ¿te gusta que
te rompan el culo?” dijo ahora de forma más fuerte.
.-“ Si, siiih, sigue, sigue no
pares” le suplicaba yo. Dominick continuaba moviéndose lentamente. Yo quería
sentirme algo sucia y necesitaba que su ritmo fuese algo más fuerte, casi
violento. De esa forma me haría sentir como una auténtica puta. En el fondo me
gustaba sentirme utilizada por ese hombre, y el que fuera algo maduro todavía
aumentaba ese deseo.
.-“Vamos cabrón, fóllame el
culo” le animaba yo. Dominick comenzó a moverse más deprisa. Ahora una de sus
manos se movía por el interior de mi vagina mientras con la otra no paraba de
estrujarme los pechos.
.-“Aah, si, siiih” mi orgasmo
estaba próximo.
Pronto un escalofrío recorrió
mi espalda y un brutal orgasmo me sobrevino. Dominick lo advirtió y agarrándose
fuerte en mis caderas comenzó a arremeter con furia en busca de su orgasmo. Yo
estaba intentando recuperarme del mío cuando note como su pene se contraía en
mi culo. Noté sus espasmos y sus bufidos en mi espalda.
.-“Ha sido maravilloso” me
dijo al concluir.
.-“Hey vaquero, esto no ha
hecho más que empezar” le dije yo.
Pasamos toda la noche follando
como locos. Dominick me descubrió un mundo nuevo tanto de posturas como de
sensaciones. Al final dormí abrazada a él desnuda en la misma cama. Cuando
desperté, Dominick había preparado los desayunos, incluidos los de los niños
que jugaban en el jardín. Sin embargo yo no sabía que decir, cierto sentimiento
de vergüenza me paralizaba. Quise salir lo antes posible de aquella casa y
ducharme en el pequeño apartamento que compré con mi marido. Necesitaba la
seguridad de la rutina. Después de aquel día algunas cosas cambiaron. Entre
otras cosas tuve algún que otro asunto con Natalie y su novio. Pero bueno, eso
es otra historia y merece otro relato.
Besos,
Sandra.
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