sábado, 3 de marzo de 2018

La Sultana


Era media mañana y me encontraba en la terraza del café malagueño donde me había citado con mi profesora de danza del vientre. Desde que hacía ya unos años nos mudamos a aquella localidad próxima a la ciudad de Málaga, me había apuntado a clases de danza del vientre, me gustaba y me ayudaban a matar el tiempo mientras mi marido se ausentaba. Según mi profesora yo era su mejor alumna. Me disponía a dar el primer sorbo a mi cortado cuando vi a lo lejos que venía Yashmine, se sentó en la mesa y pidió otro cortado. Al principio hablamos de temas superficiales, moda, ocio que si el tiempo en Málaga era envidiable respecto de la ciudad del norte de la que yo provenía, hasta que transcurrido un tiempo le dije:

.- “Yashmine, tu y yo nos conocemos desde hace ya unos años, me alegro de poder quedar contigo y poder conocernos un poco más, pero dime ¿cuál es el motivo de la cita?.” Le dije.

.- “Mira Sandra, creo que podemos hacernos un favor mutuo las dos, además creo que eres la persona adecuada, sólo a ti podía pedírtelo”. Me dijo ella mientras apuraba su cigarrillo.

.- “¿Dime ya en que estás pensando?” le pregunté intrigada.

.- “Bueno, sé que debes al gimnasio algunos recibos y que estás pasando por dificultades económicas y esto yo,.... había pensado que me podías hacer un favor y a cambio podías ganarte un dinerillo”. Se la notaba inquieta y nerviosa. No sabía cómo decirme lo que quería proponerme

.- “Es cierto que nos trasladamos a Málaga hace unos años por motivos laborales de mi marido. Entonces nos iba bastante bien, ganaba bastante dinero y desde que lo despidieron atravesamos alguna dificultad, pero vamos tirando. La verdad es que no me importaría dar clases de danza del vientre contigo si es eso lo que quieres proponerme" le dije a Yashmine algo emocionada por poder ganar algún dinero extra. Ella me miró fijamente a los ojos y me dijo:

.-“ No, no es nada de eso. Las clases no dan para vivir dignamente, es sólo un entretenimiento”. Me dijo esta vez muy seria.

.-“¿Entonces ...?” le pregunte algo sorprendida “¿de qué se trata?”. Ella me miró a los ojos y me dijo:

.- “La verdad es que donde realmente gano dinero es bailando por las noches en un local ..., un local..., ehhh un local de striptease”. La cara de asombro que debí de poner al escuchar esas palabras la animó a soltarme todo de golpe.

.- “Mira el caso es que este fin de semana no puedo hacer ningún pase. Necesito a alguien que me sustituya, y había pensado en ti. Si te lo montas bien puedes ganar mucho dinero”

.- “¡¡¡¿Me estas pidiendo que me desnude delante de hombres que no son mi marido?!!! Estas loca, ¿cómo se te ha ocurrido?” La increpé.

.- “Cálmate, mira el negocio es limpio, es cierto que en el local ocurren otras cosas, no te lo negaré, pero tú si quieres sólo tienes que bailar la danza del vientre, nada más. Sabes que lo haces muy bien y puedes ganar mucho dinero. No ocurrirá nada que tú no quieras. Ya he hablado con el encargado, se llama Tammân, es un tío muy majo, sólo necesita a alguien que haga algún show entre pase y pase para hacer tiempo, este fin de semana hay pocas chicas para cubrir las necesidades de la sala y como te digo necesita bailarinas”.

.- “¿Qué me estas contando?!!! No me lo puedo creer”.

.- “ Mira, en una noche puedes ganar entre 1.000 y 9.000 euros depende de lo que estés dispuesta a hacer” Aquellas cifras resonaron en mi mente, desde luego servirían para tapar algunos agujeros de nuestra maltrecha economía, y aunque ni yo misma me lo creía, comencé a valorar aquella opción. 
.- “Yashmine, nunca podía imaginar esto de ti. ¿Dime que haces exactamente en ese garito?” Ahora era yo la que quería saber más. Ella se dio cuenta de ello y comenzó a explicármelo.

.- “El local en cuestión se llama La Sultana, ¿lo conoces?” me preguntó ella tratando de limar asperezas.

.- “¿De qué lo voy a conocer?” le respondí yo.

.- “ Bueno en el garito existen varias zonas, está la discoteca, es un pub normal y corriente, la sala de baile, donde cada bailarina hace su show y donde entrarías tú en principio, y esta la zona de peep show, las típicas cabinas de ventanales, ya sabes....”.

.- “Ya, y ¿qué tendría que hacer yo según tú? Le pregunté por curiosidad.

.- “En principio necesitan una bailarina que dé tiempo a las chicas para que puedan cambiarse y rotar de las cabinas a la pista de baile. También hay que salir al pub a entablar conversación con los clientes. Simplemente se trata de eso bailar para dar tiempo a tus compañeras”

.- “Ya veo, ya veo ” dije ahora más relajada e intrigada “Sólo eso bailar y ¿ya está?, y así puedo ganar 9.000 euros en una noche?”.

.- Mira el negocio funciona así, tú sales a bailar, mientras bailas los clientes van dejando dinero en la pista de baile cerca de ellos para que te acerques y poder verte mejor. Tú eliges la zona de la pista de baile donde moverte, el tema o disfraz, intensidad de las luces y todo cuanto quieras, pero está claro lo siguiente, cuanta menos ropa lleves puesta más dinerito dejan en la pista para que te acerques. Si el billete supera los 50 euros querrán dejártelo en la goma de lo que lleves puesto y acariciarte un poco. Lo que recojas al final de cada actuación es tuyo, así que tu verás cuanto estas dispuesta a enseñar y acercarte, pero puede ser una pasta. Eso sí, cada cierto tiempo te pedirán que salgas al pub a tomar alguna copa, de lo que consuman los clientes te llevas un tanto por ciento, ya sabes que cuanto mejor sea el espectáculo o más provocativa vayas vestida más babosos que se emborracharán a tu costa y más dinero para tu cuenta. A tus 31 años eres todavía joven y hermosa seguro que puedes sacarte partido.

.-“¿Y lo del peep show ese que me dices?” le seguí preguntando.

.- “En las cabinas si es condición indispensable realizar un striptease y acabar desnuda, he de decirte que se gana bastante dinero, pero en principio tú no tienes por qué realizar ningún pase en esta sección, ya lo he hablado con Tammân el encargado. También tengo que decirte que nosotras lo llamamos la zona de inversión.

.- “ La zona de inversión ¿por qué?” pregunté no dando crédito a lo que escuchaba y mi mente maquinaba.

.- “Bueno, ahí es donde los clientes se encabritan y quieren llevarte al reservado, y claro es donde se dejan la pasta de verdad”.

.- “¿El reservado? no me habías hablado de esa zona”.

.- “Mira lo que ocurra en el reservado es cosa entre tú y el cliente. Como te dije antes, el negocio está limpio, al menos este, y el propio local no se responsabiliza de lo que allí ocurra, eso queda reservado entre tú y el cliente”.

.-“¿Me quieres decir que tú Yashmine te has acostado con tíos por dinero?, no me lo puedo creer de ti”.

.- “Lo que quiero decirte es que lo que ocurra allí solo te incumbe a ti y a tu cliente. Tú eres siempre la que eliges. Hay tíos que sólo quieren conversar contigo y contarte sus penas, porque sus mujeres no les escuchan y no te negaré que hay otros que te propondrán acostarse contigo por dinero. No creas que todos son gordos, viejos y babosos, también acuden hombres a los que te tirarías en cualquier bar gratis porque están para hacerles un favor. Yo no te estoy pidiendo nada de esto, sólo te pido que bailes la danza del vientre para ambientar el local y dar tiempo a tus compañeras, olvídate del resto de cosas que ocurran. Sólo esperan que les des tiempo entre pase y pase, por favor, ¿dime que lo harás?, ¿puedo confiar en ti?”

.- “No sé qué decirte, todo esto es muy fuerte, entiéndelo”.

.- “Piensa que el dinero a ganar puede ser mucho, además ¿qué temes que puede ocurrirte?. Me dijo ella.

.- “No sé dímelo tú ¿qué es lo peor que te ha ocurrido a ti?” Le pregunté a Yashmine. 

.- “Como te dije antes este es un negocio limpio, el encargado Tammân es un tío legal, alguien de la calle y con familia como tú y como yo, pero he de decirte que su jefe tiene otros negocios no tan limpios por decirlo así, mejor no toparse con él. Acude al local una vez al mes y no acepta un no por respuesta, mejor no llevarle la contraria o enfrentarse a él. A veces no me gustaría estar en la piel de Tammân. Pero no te preocupes, tan sólo acude una vez al mes o más y estuvo en el local la semana pasada así que es imposible que acuda este fin de semana. Además aunque acuda tampoco tiene porque pasarte nada malo, sólo que el ambiente se tensa, pero bueno como cualquier otro jefe que vigila por su negocio”. Yashmine continúo diciendo.

.- “Mira yo en el local me hago llamar Yaiza, si quieres un consejo nunca digas tu verdadero nombre, y piensa que si te lo montas bien puedes ganar cerca de 9.000 euros. Yo diría que solo por bailar la danza del vientre como lo haces los 1.000 los tienes asegurados”. Aquellas cifras se grabaron a fuego en mi mente.

.- “La verdad es que el dinero me vendría muy bien, te diría que sí, pero no sé tengo dudas ¿y si se entera mi marido?”. Le pregunté dubitativa.

.- “¿Acaso tu marido frecuenta ese tipo de locales?” me preguntó ella.

.- “No, creo que no. Eso espero al menos” Le dije yo.

.- “Bueno, lo mejor es que le digas que tenemos una actuación de danza del vientre todas las chicas del gimnasio, que después saldremos juntas a cenar o algo así, sin maridos ni novios o pareja, y que entramos en un bingo tuvimos suerte y ganamos mucho dinero, invéntate algo por el estilo. El local está en una localidad relativamente lejos de aquí, por lo que si te llevas tú el coche veo difícil, por no decir imposible que pueda acudir allí.” Me dijo Yashmine.

.- “Esto es una locura, no estoy segura pero llama al tal Tammân ese y dile que cuente conmigo. No me puedo creer que te esté diciendo que sí a esta locura, ahora bien, adviértele y déjale clarito que si en algún momento no me siento a gusto me marcharé en ese mismo instante”. Dije asombrada de lo que acababa de escuchar de mi misma.

.- “Tranquila estoy segura de que Tammân será un buen anfitrión”. Después me entregó una tarjeta con la dirección del local y me dijo, ”tienes que estar a las 8:00 p.m., no te preocupes por la ropa y los trajes de bailarina, usa cuanto esté en mi camerino”.

Continuamos hablando acera del tema, me contaba anécdotas, unas me hacían reír y otras disparaban mi imaginación, he de reconocer que algunas de sus historias me estaban calentando, me imaginé como Shakira en muchos de sus videos clips y comencé a mojarme. Estuvimos conversando hasta que pasado un rato nos despedimos quedando para otros días y ensayar alguna coreografía.

Sin quererlo ni pensarlo llegó el día señalado...

No me lo podía creer, pero estaba echa un manojo de nervios mientras conducía hacia aquel local. Una vez aparcado el coche me dirigí a la puerta. Estaba como un flan, el gorila de la puerta era más bien un armario ropero, sus brazos serían como mis piernas, una vez a su altura le pregunté por el tal Tammân, y él me dijo:

.-“¿Tú debes de ser la nueva?” me dijo con cierto tono extranjero.

.- “Si claro ¿cómo lo sabes?”. Que pregunta más tonta me dije a mi misma.

.- “Un consejo bonita, aleja tu coche de las cámaras, al menos aléjalo de aquí cuanto menos sepan de ti mejor, cuando vuelvas te llevaré hasta Tammân ”.

.- “Gracias” pude decirle con cierto complejo de tonta.

.- “Me debes una” me dijo guiñándome un ojo.

La verdad es que el tipo fue amable, agradecí el consejo y me puso en alerta de cómo debía proceder a partir de ese momento. Cuando regresé me llevó hasta el despacho de Tammân. Desde allí podía controlar todo el local a través de cámaras de video vigilancia. Tenía rasgos árabes, me miró de arriba abajo, me dio un repaso con la vista, y luego dijo:

.-“Yaiza no me engañó eres realmente preciosa, sin duda servirás. ¿Qué te ha contado Yaiza de todo esto?”. Me preguntó. Y yo comencé a contarle todo cuanto Yashmine o Yaiza me había contado.
.- “¿Lo tienes claro?, ¿estas segura?” Me preguntó clavando sus ojos en mí.

.- “Creo que si” respondí. 

Dicho esto, procedió a enseñarme el local, me presentó a mis compañeras y a los gorilas. Todos fueron muy amables conmigo. Transcurrió todo con total normalidad y una vez en el camerino de Yaiza me dijo: 

.- “Estamos a punto de abrir, a estas horas no hay mucha gente, así que harás el primer pase, ya sabes luego el orden que llevas con tus compañeras, ahora probablemente sólo estaré yo, siento decirte que tendrás que gustarme, de lo contrario, tendrás que marchar. Según me ha informado Yaiza habéis ensayado algo juntas. Espero que valga la pena, eres realmente atractiva, sería una lástima que te arrepintieras. Tan sólo una cosa más. Necesito que te desnudes”.

.- “¿Aquí?, ¿ahora?” pregunté totalmente sorprendida.

.- “Necesito comprobar que no te pinchas ni nada de eso, no queremos problemas, además por higiene con tus compañeras tampoco admitimos chicas que tengan la regla ¿no te lo comentó Yaiza?”.

No dije nada o no supe que decir, me quedó claro que tenía que agradarle, hasta ahora había sido muy amable y quería que continuase la buena química entre Tammân y yo. Además ya me había hecho a la idea en que gastar el dinero que ganaría esa noche, así que si había que agradarle estaba dispuesta a ello aunque me tragase mi vergüenza.

Comencé por quitarme el abrigo que colgué en la percha de detrás de la puerta. El aprovechó para sentarse en una silla y esperar. Me di la vuelta, me planté delante de él y empecé a desabrocharme la blusa, botón tras botón sin prisa, tratando de disimular que me temblaban las manos y las piernas, el clavaba sus ojos en mi cuerpo. Me quité la blusa mirándolo fijamente a los ojos, ahora era yo quien quería dominar la situación. Mi sujetador de encaje subía y bajaba al ritmo de mi respiración y se notó más cuando tuve que llevarme las manos a la espalda para bajar la cremallera de la falda. La falda cayó por mis pies, aproveché a descalzarme a la vez que me agachaba para recogerla. Le perdí la mirada. Todavía llevaba puesto el sujetador a juego con el tanga, y el liguero que sujetaba las medias mediante unas pinzas. Su mirada mostraba cierta lasciva, por un momento sentí vergüenza de desnudarme delante de un hombre que no era mi marido. Me deshice del sujetador, le mostré mis pechos orgullosa, sabía que le gustarían, su mirada reflejaba su aprobación. Mi respiración comenzó a ser más agitada. Apoyé mi pierna en un lateral de su silla mientras deslizaba la media por mi pierna. Al agacharme para terminar de sacar las medias mis pechos quedaron a la altura de su cara, pude notar su respiración en mi piel. Aquello me puso a cien, me di cuenta que era yo la que se estaba calentando intentando provocar a aquel hombre, me estaba mojando con aquella situación. Procedí de la misma forma con la otra media, y de nuevo pude sentir su respiración sobre la piel de mis pechos al agacharme. Por último me quite el liguero y le dije:

.-“¡Que! ¿Te ha gustado?”. 

El permaneció callado, me repasaba de arriba abajo con la mirada, el silencio me hizo sentir algo incómoda. El juego había terminado y en el fondo me encontraba con un minúsculo tanga, semidesnuda delante de un hombre al que nunca antes había visto.

Él se incorporó de la silla, y mientras lo hacía no cesó de mirarme por todo el cuerpo, se acercó hasta a mí y tiró de los tirantes del tanga hacia abajo, despacio y sin ninguna prisa, desnudándome por completo, mientras decía:

.-“Quedaba esto” dijo mostrándome el tanga y mirando el fino hilo de pelos que cubría mi pubis.

A mí aquello me pilló por sorpresa, noté sus manos deslizarse por mis muslos cuando bajó el tanga y a mi pesar he de decir que me gustó notar sus manos en mi cuerpo. Yo permanecía quieta y de nuevo se hizo el silencio, él se había desplazado detrás de mí y ahora no podía verlo. Al rato posó una mano en mi desnudo culo, y pegando esta vez su cuerpo al mío por la espalda me susurró en la nuca:

.- “Esta todo perfecto, sólo un pequeño consejo, sería más higiénico que te rasuraras por completo, ah!! Te espero en la pista dentro de diez minutos” y dicho esto abandonó el camerino cerrando la puerta. Pude soltar la respiración hasta entonces contenida, miré mi pubis y pude comprobar que estaba mojada, aquella situación me había excitado, decidí seguir su consejo y rasurarme por completo aunque sin saber muy bien por qué hacía eso.

Me tocó salir a la pista de baile, efectivamente a esas horas no había nadie todavía a excepción de Tammân. Realicé mi coreografía tal y como lo había ensayado. El vestido elegido daba la opción de dos finales posibles, uno en el que aún conservaba algún pañuelo del vestido de danza del vientre alrededor de mi cintura, y otro en el que finalizaba con un tanga desechable de papel de esos que se usan cuando te dan masajes y del mismo color que el vestido. Yashmine me los había recomendado así por motivos de higiene según me dijo. Como sólo estaba Tammân en la pista de baile opté por terminar en tanga. Cuando volví al camerino pensé que había sido más fácil de lo que creía. Pensaba que aunque había hecho top less en la playa en alguna ocasión me costaría más mostrar mis pechos, y desde luego creía que no me atrevería a quitarme los pañuelos al final, pero no había sido tan difícil. Puedo volver a hacerlo, me repetía a mí misma. En el camerino se encendió la luz roja, señal de que debía volver a la pista de baile. Me hubiese gustado un poco más de tiempo para asimilar esa primera vez. 

Cuando regresé de nuevo a la pista de baile pude comprobar que ya había tres hombres sentados alrededor. Estaban cómodamente sentados en sus taburetes y apoyaban sus consumiciones sobre la pista de baile. En estas pude ver como uno de ellos dejaba un billete de 20 euros encima de la pista. Me fijé en el siguiente y este dejó un billete de 50 euros. Recordé lo que me dijo Yashmine y una vez me despojé de la parte superior y algún que otro pañuelo de la cintura, me acerqué hasta él y pude notar como lo enrollaba alrededor del tirante de mi tanga acariciando el lateral de mi culo y sin dejar de mirarme a los pechos. Me incorporé para continuar con la coreografía y pude ver como el tercer hombre, el más mayor de pelo canoso y prominente barriga mostraba un billete de cien euros, aunque no lo depositó sobre la pista de baile, cuando me acerqué pensando que dejaría el billete encima de la pista y haría lo mismo que el anterior, me sorprendió diciendo...

.- “Cien euros nena, si te lo quitas todo delante mío”. Yo me incorporé y continué sin hacer mucho caso a aquella proposición. La música terminó, recogí los otros 20 euros y marché hasta el camerino.

.- “¡¡Caray!! 70 euros en mi primera actuación, y la noche no ha hecho más que empezar”. Los guardé y recordé como aquel desconocido había acariciado la piel entre mi pubis y mi culo. No podía creérmelo pero aquello me excitó. Me hacía sentir como una puta y me gustaba. Me acordaba de películas como flash dance donde al final todo tiene cierto aire romántico y tenía claro que al llegar a casa follaría como una perra en celo con mi marido. De nuevo la luz roja.

Otra vez a la pista de baile, ahora el local estaba más concurrido, lo que parecían varias despedidas de soltero animaban el local. Un grupo de seis jóvenes se sumaban en los alrededores de la pista a los tres vejetes anteriores. El que antes había dejado los 20 euros no dejó nada esta vez encima de la pista, por lo que no me acerqué a él. Era increíble pero había adquirido una habilidad repentina para distinguir los billetes en medio de la penumbra. Mi cliente de los 50 euros, volvió a dejar otros 50 euros encima de la pista. Al parecer le había gustado, decidí corresponderle y me entretuve más rato exhibiendo mis pechos delante de él, que aprovechó para tocarme el culo con descaro cuando enrolló su billete en la tira de mi prenda. Tocaba acercarme ahora al grupo de jóvenes, de los cuales depositaron cinco billetes de 20 euros y uno de 50, era del que se casaba, me entretuve un ratito enfrente de él, y no dudó en tocarme también el culo cuando me dejó el billete. Al final de la barra volvió a estar el hombre mayor de pelo canoso y prominente barriga, cuando llegué hasta él volvió a mostrarme el billete de cien euros. Mientras bailaba pude recordar las palabras de Yashmine “Es mejor que uses tangas desechables por motivos de higiene”, ahora comprendí aquellas palabras bien, lo que ocurría es que ella se encendía igual que lo estaba yo, excitada y cachonda de sentirme deseada por todos aquellos hombres. Cuando llegué al final de pista quedaba poco tiempo de música así que me arrodillé enfrente de aquel hombre y rompí los hilos laterales que sujetaban aquel diminuto tanga, me lo arranqué y se lo deposité en su misma mano en la que recogí mi ansiado billete. Así, arrodillada ante aquel desconocido completamente desnuda a escasos centímetros de su cara me acaricié el clítoris prácticamente simulando que me masturbaba enfrente suyo. Terminó la música y recogí mis billetes. Esta vez fueron trescientos euros en mi segunda actuación. Aquello me estaba gustando. De nuevo al camerino. De repente unos nudillos tocaron en la puerta, era Tammân quien llamaba. Una vez dentro me explicó que varias de las chicas estaban ocupadas, y no tenía a nadie en la sección del pub, donde se requería la presencia de alguna de las chicas y sólo podía ser yo. 

.- “Se trata de dejarte ver, y conversar con los clientes, tienes que animarles a que consuman”. Me dijo explicando la situación como ya lo hiciera Yashmine.

.- “Está bien me pongo algo y salgo enseguida” le dije.

Elegí un vestido de vuelo en seda con escote en V cuyos tirantes se anudan a la nuca dejando al descubierto mi espalda hasta el inicio del culo, la falda no llegaba ni a medio muslo mostrando mis piernas. Era muy cortito y a nada que me agachase se me vería todo Tenía cierto aire oriental y exótico recordando mucho a vestidos de danza del vientre.

Cuando salí al pub pude ver como los chicos de la despedida de solteros estaban medio borrachos y se divertían a su rollo. Una de mis compañeras estaba conversando con un par de clientes, observé como actuaba. Hablaba con ellos y estos de vez en cuando le sobaban el culo y las tetas y le daban algún billete. Estaba atónita observando la escena cuando unas palabras me devolvieron a la realidad.

.- ¡¡Pero si esta aquí la mejor de las bailarinas!!” Escuché gritar a mi espalda y cuando me giré vi al señor que hace unos momentos estaba al final de la barra y frente al cual yo me había desnudado por completo.

.- “¿Qué quieres tomar nena?” me dijo mientras me agarraba por la cintura y me arrastraba a la barra.

.- “Una copita de champagne” le dije acordándome de las comisiones.

.- “Así me gusta” dijo aquel tipo y llamando al camarero le dijo:

.- “Una botella de Moet&Chandon si hace el favor”. Y mientras decía esto sus manos se posaron sobre mi desnuda espalda, más bien se estaba deleitando sobándome.

.- ¿Cuál es tu nombre nena? Me preguntó recorriendo mi cuerpo con su mirada.

.- ¿Cómo quieres que me llame? Le devolví la pregunta yo. 

.- “Me parece que te das un aire a la Marta Tomé esa o como se llame la actriz del internado, así que te llamaré Marta. Para que veas la mierda de series que me hace ver mi mujer”. Esta vez su mano me sobaba el culo por encima del vestido. Yo intenté crearle algún remordimiento a ver si me dejaba en paz y cesaba de sobarme a sí que le dije:

.- ¿Estas casado machote? Le pregunté. Él se río y me contestó:

.-“Me gusta eso de machote, si por supuesto que estoy casado, pero prefiero estar aquí tocando el culo a putas como tú que aguantar a la petarda de mi mujer” 

Aquello no me estaba gustando un pelo, pensé en apurar mi consumición y dedicarme a otro cliente. Mientras bebía de mi copa el tipo aprovechó para tocarme el culo esta vez por debajo de la falda.

.-“eyhh, desde cuando llevan bragas las putas”. Dijo casi gritando. Aquellas palabras me irritaron. Lo miré fijamente y le dije:

.- “No se confunda, una cosa es bailar y otra es follar”, le dije muy seria. El tipo volvió a reírse y me dijo:

“Mira preciosa, una cosa tengo clara, que tú eres la más puta de todas y te lo voy a demostrar” y dicho esto sacó dos billetes de 50 euros que dejó encima de la barra del bar. Yo no apartaba la vista de los billetes y pensaba para mi ¿pero cuando dejará de sacar dinero este tío?, ¿cuánto dinero tiene el gilipollas este? Me colocó de espaldas a la barra y él se sentó en un taburete enfrente de mí. Su mano me despertó de mis pensamientos. El primer billete lo enrolló sobre si a lo largo. Como si de un palillo se tratase comenzó a jugar con un tirante de mi vestido, hasta dejarlo caer fuera de mi hombro. Continúo usándolo para abrirme el escote y contemplar mis pechos. La punta del billete enrollado rozaba ahora con uno de mis pezones. Aquel contacto hizo que mis tetas se pusiesen de punta y el tipo disfrutó con el jueguecito hasta que dejó el billete sobre uno de mis pechos no sin antes magrearlos y tocarlos a conciencia. Luego cogió el otro y lo extendió sobre la palma de su mano. Ahora podía notar como restregaba el billete de 50 euros por mi culo. Lo mantenía siempre extendido entre la tela de mis bragas y la palma de su mano. Yo lo dejaba hacer no quería montar ningún numerito y me dediqué a mirarlo fijamente a los ojos despreciando su comportamiento. El me mantenía la mirada mientras disfrutaba sobándome el culo. Estábamos el sentado en un taburete con las piernas abiertas de cara a la barra del bar y yo frente a él, de espaldas a la barra por lo que sus caricias no eran muy advertidas en la oscuridad de la sala. Mi silencio lo envalentonó aún más y se atrevió a restregar el billete por el interior de la tela de mis bragas acariciando con descaro la piel de mi culo. Solo el billete extendido separaba en lo que podía mi piel de la palma de su mano. Comenzó a decirme groserías:

.- “Ves cómo eres una puta”.

.- “En el fondo te gusta que te soben el culo”. Decía sin dejar de mirarme el escote.

.- “Uuhhmm que suave, como las tetas que acabo de tocarte.

.-“Te gusta, eh puta. Seguro que te gusta que te la metan por el culo.”

Yo permanecía inmóvil mirándolo a los ojos como si todo aquello me diera igual. Aunque por dentro me sentía verdaderamente sucia, aquel tipo estaba logrando que me sintiera como una puta, hasta ahora todo había tenido cierto erotismo para mí misma, pero sentir ese billete rozando mis intimidades lejos de agradarme me daba asco. Como seguía sin inmutarme el tipo decidió ir más allá en sus caricias y paso a restregar el billete con toda la palma de su mano abierta por mi pubis y lo hacía alcanzando mis intimidades con su brazo clavado entre mis piernas desde el culo. Pudo notar al pasarlo sobre mis labios vaginales que estaba mojada, lo que le arrancó una sonrisa sarcástica.

.- “¡¡Pero si estas empapada!!

.- “Lo ves puta, como te gusta que te traten como es merecido”

.- "Son las putas como tú a las que les reventaría el culo".

Un par de veces lo restregó subiendo y bajando desde el pubis hasta el culo, como si de papel higiénico se tratase. Aquellas caricias debieron alertar a seguridad, porque el gorila que al principio de la noche me ayudó volvió a hacerlo cogiendo al tipo por el hombro e invitándolo a salir del local.

Yo me dirigí directamente hacía el camerino. Al rato vino Tammân, me encontró llorando:

.- ¿Estas bien? Me preguntó.

.- “Si supongo que sí, ya ha pasado”. “Gracias por enviar a seguridad”.

.- “No dejes que vuelva a suceder nada por el estilo, en que un cliente te moleste, ¡fuera lo echamos! Lo estás haciendo bien. ¿Te sientes con fuerzas para salir a bailar?”

.- “Si, lo prefiero”. Le dije ya calmada.

.- “Eso está muy bien” dijo Tammân. 

Salir a bailar me hizo sentir bien, era como algo automático ya en mí, además la pista estaba llena a esas horas de la noche y me fue fácil ganar dinero.

Me encontraba en mi camerino cuando Tammân llamó de nuevo a mi puerta.

.- “Tenemos un problema” me dijo. “Hay chicas ocupadas y de nuevo necesito chicas en la sección del pub ¿qué me dices?” me preguntó.

.- “¿Qué otra alternativa tengo?” le pregunte esta vez yo.

.-“Mira si no quieres acudir al pub, podrías alternarte entre la sección de baile y las cabinas” de esta forma continuaría facturando en todas las secciones.

.- “Prefiero probar con las cabinas, al menos allí nadie me tocará”.

.- Ya sabes que tienes que desnudarte por completo, ¿lo harás?”

.- “Lo haré” le dije decidida.

La primera vez me moría de vergüenza, yo allí desnuda en medio de unos cuantos hombres que me miraban con lujuria a través de sus ventanillas, algunos incluso se la cascaban mirando por su ventanilla contemplando mi cuerpo desnudo. Poco a poco mi pudor se fue disipando y aprendí a disfrutar de todo aquello. Me volvió a gustar la sensación de sentirme deseada. La noche transcurría entre las cabinas y la pista de baile y yo me encontraba cada vez más cómoda. Llevaba en torno a 2000 euros y me sentía feliz de poder poner fin a ciertas deudas contraídas unos meses atrás. En uno de mis descansos Tammân llamó de nuevo a la puerta.

.- ¿Cómo va todo? Me preguntó.

.- Bien gracias, todo va bien pero dime... ¿por qué has venido a verme?

.- Tienes razón, no sé cómo pedírtelo pero tienes que hacerme un favor muy grande. Me dijo Tammân

.- Dime Tammân en que puedo ayudarte

.- Mira yo sé que eres una mujer casada que tienes problemas económicos y por eso estas aquí. Cuando Yaiza me propuso el cambio no dije que no, no tenía por qué ocurrir nada y aunque no te conocía si podía ayudar a una amiga de Yaiza pues porque no, pero es que....

-. Pero es que ... ¿qué? Le dije yo.

.- ¿Tú sabes porque llaman a las cabinas el inversor.? Me preguntó.

.- Si claro, algo me comentó Yaiza.

.- El caso, el caso es que tengo un cliente... tengo un cliente....

.- Arranca ya de una vez por favor.

.- Mira hay un cliente que quiere que subas al reservado con él, es un cliente especial viene mucho por aquí y tiene cierta confianza con mi jefe, no me gustaría por nada del mundo que se enterase que alguna de las chicas se niega a peticiones de clientes en su ausencia. El caso es que te ha visto, se ha encaprichado de ti y quiere que subas. Créeme cuando te digo que intenté convencerle de que otras chicas serían mejor, pero no atendía a mis sugerencias, quiere que seas tú.

.- No tenemos otra opción esta vez ¿verdad? Le dije yo.

.- Me temo que no, salvo la habilidad que tengas para llevar la situación.

.-¿Qué quiere que haga?. Le pregunté yo resignada.

.- De momento sólo puedo decirte que quiere que bailes la danza del vientre en un privado sólo para él. Como única condición me ha dicho que debes de concluir el show desnuda delante de él. Cuando me preguntó por los honorarios le dije que tu parte serían 300 euros a recoger al finalizar el pase. 

.-¿Cómo que mi parte? Le pregunté algo sorprendida.

.- El local se queda un tanto por ciento de lo que está dispuesto a pagar el cliente. Considéralo gastos de seguridad, todo cuanto ocurra es grabado en las cámaras, así que estate tranquila, nada malo puede sucederte.

.-Joder, eso no es lo que me contó Yaiza. Ella me dijo que lo que allí sucedía quedaba entre el cliente y yo.

.- Mira, no sé qué te contaría Yaiza, pero te puedo asegurar porque lo he visto con mis propios ojos que a Yaiza se la han cepillado unas cuantas veces, ha sabido sacar mucho dinero, seguramente se retirará pronto. Pero también he de decirte que ha sido porque ella ha querido. Recuerda que te están esperando, no tardes. Y dicho esto salió del camerino.

Me quedé de piedra tras escuchar aquellas palabras, no podía imaginarme que Yashmine se acostara con hombres por dinero. No te lo puedes esperar de alguien con quien compartes un trocito de tu vida. Ahora me tocaba a mí lidiar una situación complicada, sólo quería realizar aquel absurdo baile y que finalizase todo cuanto antes. 

Uno de los gorilas me indicó el reservado al que debía acudir, todo estaba en penumbra cuando traspasé las cortinas que lo aislaban del pasillo de acceso. Una música propicia a la danza del vientre se escuchaba en el ambiente por el hilo musical. De lo poco que se distinguía de la decoración de la salita es que estaba ambientada en el mundo árabe, había pubs y cojines por toda la sala enmoquetada, una pequeña mesita en el centro que sostenía una cachimba humeante, y al fondo unos sillones dónde se encontraba mi cliente. La iluminación estaba estudiada cuidadosamente, yo no podía distinguir a mi cliente quien permanecía en la oscuridad, mientras que la zona en la que me encontraba yo estaba bien iluminada. Una voz ronca y forzada me dijo desde el fondo:

.-“Puedes empezar cuando quieras”.

Yo comencé a bailar mecánicamente la coreografía tantas veces repetida esa noche. Me transmitía seguridad, quise imaginarme que en el fondo de aquella habitación se encontraba un tipo apuesto, guapo y educado. Quise relajarme y hacerlo bien, no quería que mis movimientos se notasen mecánicos, quise desprender sensualidad, preferí sentirme sexy y deseada por aquel desconocido, y comencé a gustarme a mí misma, de alguna manera me excitaba comportarme de esa forma tan vulgar. Sabía que aquel tipo habría visto mi espectáculo más de una vez esa misma noche .Lo deduje de las palabras de Tammân, así que si quería agradarle pensé que tenía que hacer algo distinto. Desde luego debía permanecer más tiempo desnuda bailando para su deleite, de lo que permanecía en la pista de baile. Pensé que si el espectáculo resultase de lo más caliente, el cliente se dedicaría a masturbarse allí mismo, y terminaría todo. Quería que fuese el espectáculo más sensual que hubiese visto ese cabrón en su vida. Incluso lancé pequeños gemidos para aumentar la temperatura. Además todo aquello también me excitaba a mí. Distinguí un candelabro en la penumbra, así que lo cogí mientras bailaba y lo deposité en medio de la alfombra sobre la que bailaba, me arrodillé tras él y comencé a realizar el dromedario, ya sabéis suaves movimientos circulares con la cadera. No era difícil imaginarse que el candelabro simulaba un miembro sobre el que yo me movería de esa manera si me penetrase en mi interior. Yo misma me estaba excitando imaginando la escena. El ritmo de la música cambió alertando que el final de la canción se aproximaba, arrodillada como estaba con aquél candelabro iluminando entre mis piernas, decidí recostarme de tal manera que mi espalda quedó totalmente apoyada sobre el suelo de la alfombra, pude notar el momento en que mi culo se rozaba con los talones de mis pies con las piernas flexionadas lo más abiertas que pude, la postura era algo forzada y requería de elasticidad, pero ya la había ensayado en alguna ocasión. Una de mis manos se acariciaba los pechos mientras la otra se dedicaba a jugar con mis labios vaginales. Debía de estar espectacular mostrando semejante visión de mis partes más íntimas iluminadas en primera plana por la vela de ese candelabro del que notaba su calor. Me excitaba incluso a mí misma imaginarme lo caliente que habría puesto al cliente, por lo que decidí introducirme un dedo en mi vagina y continuar con los gemiditos, sin duda que mi cliente no debía de estar perdiendo detalle, seguro que se estaba corriendo sobre los pantalones. Cuando llegó el final de la canción me incorporé para soplar la vela y finalizar así con el último golpe de tambor.


Escuché unos aplausos desde el fondo de la salita. Una vez me hube incorporado y recuperado el aliento le pregunte:

.- “¿Le ha gustado?”. De nuevo una voz ronca y forzada dijo:

.- “Mucho mejor de lo que me esperaba”.

.- “Supongo que no tendrá inconveniente en que recoja mi dinero”. Y dicho esto comencé a acercarme hasta donde se encontraba el cliente dispuesta a recoger mi dinero y salir de aquella salita.


Me quedé helada cuando pude verle la cara...

.- Dios mío!!!!!!, Iván!!!!! ¡¡¡ ¿Qué coño haces aquí? Serás cabronazo, hijo de puta!!!!. Me dirigí hasta él dispuesta a partirle la cara y darle una patada en los huevos.

Iván era un compañero de carrera de mi esposo, habían estudiado juntos en la universidad y habíamos compartido más de una juerga y borrachera juntos. De él sabía que sus padres tenían bastante dinero y negocios por Andalucía, y aunque nos invitó a su boda le perdimos la pista al poco tiempo de casarse.

Pude darle una bofetada, pero su cuerpo de gimnasio me redujo enseguida, se dedicó a cubrirme con un batín con el logotipo del local y me invitó a sentarme una vez me hube calmado.

.- “Por favor cálmate y siéntate un rato conmigo, por lo que veo los dos necesitamos compañía esta noche” me dijo abrazándome entre sus fuertes biceps mientras nos sentábamos.

.- “Pe, pe, pero y tu mujer Iván ¿Yolanda sabe que estas aquí?” balbuceé sin salir aún de mi asombro.

.- “Y tú Sandra ¿ ya sabe tu marido que estas aquí?”.

.- “De esto ni una sola palabra a mi marido, como se entere te mato” le dije mirándolo a los ojos muy seriamente.

.- “Por lo que he podido comprobar esta noche te veo capaz de eso y muchas otras cosas”, dijo el en tono burlón intentando romper la tensión. Estábamos sentados el uno junto al otro, me cogió de la mano mirándome con carita de cordero degollado y me dijo:

.- “Mira quiero que sepas que Yolanda y yo tuvimos un accidente de tráfico mientras yo conducía, para mi desgracia fue ella la que se quedó parapléjica tras el accidente. No creas la sigo queriendo mucho, pero hay cosas y necesidades que ella no puede satisfacerme, y por eso frecuento este local. Ella lo sabe, es todo muy distinto” me dijo para mi sorpresa.

.- “Lo siento” no pude decir otras palabras tras escuchar aquello.

.- “Oye!!, deja que te invite ¿aún sigues tomando champagne para emborracharte?” dijo cambiando el tono mucho más alegre,” tenemos muchas cosas que contarnos”.

.- “No sé, me estarán esperando” me excusé dudando de si lo que realmente quería en ese instante era permanecer allí con él.

.- “Mira ya le he pagado a Tammân por toda la noche, conozco cómo funcionan estos sitios, tiene dinero suficiente como para justificar ingresos por todas sus secciones, además....”

.- “Además... qué” continúe diciéndole yo.

.- “Además me apetece un montón pasar la noche contigo hablando y recordando los buenos tiempos de la universidad. No quiero que pases la noche bailando para otros, ¿déjame que te invite a una copa” y nada más pronunciar estas palabras tocó un timbre. El camarero acudió enseguida.

.- “Una botella de Don Perignon, por favor”. Le pidió al camarero.

.- “Vaya veo que sabes cuidarte” le dije. Ahora el me miró a los ojos y me preguntó:

.- “Sandra, tienes que explicarme que haces tú aquí, no me lo puedo ni creer”.

Escuchar mi verdadero nombre me resultó extraño, sabía que no podía mentirle así que le conté toda la historia, que si me apunté a unas clases de danza del vientre, que si despidieron a mi marido y que si la loca de Yashmine me propuso todo este asunto. El camarero dispuso la champanera y nos sirvió las primeras copas de la noche. Comenzamos a beber y hablar de otros tiempos, nos contamos nuestras vidas desde el punto en que habíamos perdido el contacto. Perdí la cuenta de las copas que me tomé, me resultaba todo muy agradable. Empecé a fijarme en Iván, cuanto más lo miraba más agradable y atractivo me resultaba. Me fijé un su musculado cuerpo, me confesó que acudía con regularidad al gimnasio, los desabrochados botones de su camisa me permitían imaginar unos abdominales marcados y esculpidos por el gimnasio. Empecé a imaginarme como sería Iván como amante. Sin duda las copas estaban haciendo efecto. 

Me estaba excitando una vez más en aquella larga noche. Hasta ese momento en que mis pensamientos comenzaban a divagar, no me había percatado que continuaba desnuda bajo un batín de seda que apenas me tapaba los muslos de las piernas. El también debió darse cuenta antes que yo, porque fue en ese instante cuando advertí que mientras hablábamos me acariciaba las piernas. Me estaba calentando y me di cuenta de que me estaba mojando cuando percibí que mi desnudo culo descansaba directamente sobre el cuero del sillón, y este se estaba empapando de mis fluidos vaginales. Además pude advertir que mi bata se había abierto más de la cuenta y desde su posición podía verme el pezón de uno de mis pechos. Le miré a su paquete y pude comprobar que él estaba empalmado. Hacía un rato que no escuchaba lo que me decía, así que no me importo interrumpirle:

.-¿Por qué has dejado que hiciera el show para ti?, ¿por qué has querido que hiciese el pase? ¿Por qué tenía que quedarme desnuda” Le pregunté mirándolo a los ojos. A él le sorprendió mis preguntas, no venían a cuento con la conversación que llevábamos.

Esta vez su mano ascendió por mi muslo hasta el inicio de la tela del batín, muy cerca ya de mis labios vaginales, y mirándome a la cara me dijo:


.-“Sandra, siempre me has gustado, siempre te he deseado, no sabes cuantas cosas he imaginado pensando que era tu cuerpo el que poseía, incluso cuando tenía relaciones con otras mujeres me imaginaba que eras tú”. Yo permanecí callada sin saber que decir y el prosiguió diciendo:




.- “Lo que has hecho esta noche es lo mejor que ha podido sucederme en la vida, ni en mis mejores sueños podía imaginarme que podría contemplarte desnuda. Sé que es difícil de entender pero para mí ha sido algo maravilloso no dejaré de soñar contigo, no sabes cuantas veces te he imaginado desnuda en mis fantasías ” y dicho esto, sin salir yo misma de mi asombro, me acarició la barbilla con su mano y acercando su boca a la mía me besó. Para nada me imaginaba que aquello estuviese sucediendo. Pero me gustó que me besase, y le correspondí abrazándome a él. Nos besamos varias veces, cada cual más apasionada que la anterior y poco a poco nos fuimos recostando sobre el sillón, él se encontraba un poco ladeado boca arriba y yo encima de él. En esa posición pude notar su bulto frotarse contra mi vientre. Dios mío!! Eso debía ser enorme, pensé para mí a juzgar por lo que notaba. Quise notar aquello entre mis labios vaginales y comencé a restregarme sobre su paquete. Para aquel entonces mi batín se había abierto y el me sobaba el culo con ambas manos con total descaro. Yo estaba empapada, el comenzó a lubricar mi ano con mis propios fluidos. Para ello introducía la punta de sus dedos entre mis labios vaginales y extendía mis fluidos alrededor del anillo de mi ano. En un momento dado uno de sus dedos me penetró en el culo, nunca antes me había realizado mi marido nada por el estilo. Aquella caricia me hizo perder el control sobre mi misma, necesitaba correrme, quería tener el orgasmo que durante toda la noche había interrumpido e Iván me parecía la persona más adecuada en aquel momento de urgencia. Le desabroché desesperada la camisa, y me dediqué a chuparle sus tetillas en sus pectorales de gimnasio. Aquel cuerpo en nada se parecía al de mi marido, y me gustaba poder disponer de él. Le mordía en los labios, le chupaba el lóbulo de las orejas, le revolvía el pelo, le comía las tetillas, lo estaba volviendo loco restregándome contra él como una gatita en celo. En una de las veces en que jugaba con sus tetillas bajé dando besitos por sus abdominales hasta el comienzo de sus pantalones. Los desabroché lentamente sin dejar de mirarle a los ojos. Su mirada suplicaba que continuase. Cuando quise quitarle los pantalones él tuvo que reincorporarse y sentarse en el sillón. Yo me levanté y sin poder apartar la vista de la pedazo de polla que lucía ante mí orgulloso, me quité el batín quedando completamente desnuda delante de él. Me arrodillé dispuesta a devorarle semejante pedazo de polla, primero recorrí su miembro con la lengua arriba y abajo, luego me introduje el capullo de tal manera que mis labios jugaban con los pliegues de su prepucio. Aquello lo volvía loco. Para mi sorpresa cuando tan sólo había iniciado un par de veces el sube y baja pude notar como se corría en mi boca. Yo me aparté y gotas de su esperma resbalaron sobre mis tetas.

.- “Uyhh, pobrecito no ha podido aguantarse” dije yo jactándome de él a la vez que me ponía de pie, mirándolo desde arriba.

.- “Sandra yo, no sé qué me ha pasado, nunca antes me había corrido tan pronto, yo no sé, es más,... “mantuvo un suspenso.

.-¿Qué? Dije yo. “es más que...” repetí.

.-“Es más nunca antes me la habían chupado tan bien”.

.- ¿En serio me lo estás diciendo?, ¿pero tú no te vas de putas con frecuencia?”

.- “Si pero nunca antes,... joder ¡!!!menuda boquita de chupona tienes Sandra, hay que ver qué suerte tiene el cabrón de tu marido, ha sido la mejor mamada de mi vida”. 

Aquellos halagos me encendieron más de lo que estaba y necesitaba ser penetrada cuanto antes. Ya eran demasiadas veces las que había interrumpido mi orgasmo en aquella noche. Decidí sentarme a horcajadas encima de él sentado como estaba en el sillón y pretendía que su pene recobrara la dureza que hace unos instantes tenía en mi boca, para poder disfrutarlo como es debido. Le cogí la polla y mientras lo masturbaba con ambas manos, reclinándome hacia delante y apoyando mis pechos contra los suyos pude susurrarle al oído:

.- “Uhmmm!!! Como me tienes”.

.- “Qué pedazo de polla gastas, cabrón !!”. Yo no me podía creer que me estuviera comportando de esa manera.

.- “Seguro que estás loco por metérmela, eh”, le gemía al oído.

.- “Ahh, ¿Cuánto estarías dispuesto a pagar?. Aquella pregunta encendió a Iván, que seguía sin decir nada, dejándose hacer, pero ahora sí, su polla dio un respingo y se notaba que estaba poniéndose dura. Sus mejores expectativas se estaban cumpliendo. Iván con las manos no paraba de sobarme el cuerpo. Mientras continué susurrándole en el oído, esta vez con la respiración más agitada:

.- “¿Te has tirado alguna vez a Yaiza, ehh?? Le pregunté suavemente en el oído. El asintió con la cabeza sin dejar de resoplar por las caricias en su pene.

.- “¿Y te ha gustado? ¿disfrutas metiéndosela a esa zorra ?” le pregunté.

.- “No tanto como estoy disfrutando ahora”, fue su respuesta.

.- “¿Me follarás como a ella? Ehhh!”.

.- “¿ Seguro que se la has metido por el culo?, ¿Ahhh, seguro que tú eres de los que dan fuerte por el culo a las mujeres, ehhh.?”. El tío comenzó a jugar con su dedo alrededor de mi ano, a la vez que se escuchaba lo siguiente:

.- “¿Te gusta mi culo, ehh?, ya veo que no paras de acariciármelo”

.- ¿Te gustaría romperme el culito, verdad?, que sepas que nunca antes me han penetrado por ahí”

Iván me metió esta vez al acabar la preguntita el comienzo de un dedo en el ano, conocedor que aquella caricia recién descubierta en mí me volvía loca:

.- “Aaaagghhh” tuve que gritar sin remedio.

Viendo que mis palabras le ponían cada vez más cachondo le dije:

.-¿Seguro que quieres follarme como a todas esas putas con que te acuestas, ehh? , “Dime, ¿quieres metérmela, ahhh, hasta el fondo? Le preguntaba, esta vez con dos dedos de Iván insertos completamente en mi ano, y con la sensación de estar ambos más calientes que nunca. Yo continuaba hablando como podía encima de él.

.-¿Te gustaría comerme las tetas y chuparme los pezones, lo estas deseando eeehh? Y acto seguido le metí una teta en la boca. Él la chupaba como si le fuese la vida en ello.

.- “Ohh siii,uhmmm. Como tiene que ser esta polla dentro de mí”. Iván se dejaba hacer, estaba como loco porque llegase ese momento.

.- “Aaaah como la voy a disfrutar dentro de mi. Quiero que me destroces, que te muevas con violencia. Quiero sentirme muy puta. ¿Lo harás?” estaba totalmente ida.

.- “¿Estas segura Sandra?, ¿en serio quieres que te trate como a una puta” preguntó.

.- “Siiih” gimoteé yo a la vez que guiaba su polla hasta mi coño y me la metía poco a poco disfrutando ese momento. 

.-“¿Te ha gustado verme bailar,ehhh?” le pregunté mientras hacia el dromedario con su polla clavada en mi interior.

.- “Sabía que serías mía desde el numerito del candelabro. Hubiera podido ser cualquier desconocido y aún con todo te has tenido que meter un dedo porque no aguantabas más, menuda puta estas hecha”. Mi respiración se aceleraba con sus palabras.

.- “¿Me darás lo mío?, me gustaaah, me gustahhh” gritaba como podía a punto de que me viniese mi ansiado orgasmo en la noche. 

Él también sabía que mi orgasmo estaba a punto de llegar, al oír esas palabras detuvo mis movimientos, agarrándome de la cadera se salió de mi interior e incorporándose y poniéndose de píe me dijo:

.- “Voy a darte lo que te mereces, venga Sandrita ponte a cuatro patas”. Hice lo que me ordenó. Hasta ese momento creí que era yo la que controlaba la situación, pero aquella idea se fue al traste cuando advertí que con una mano en su polla y otra abriéndome los cachetes del culo intentaban metérmela sodomizándome por primera vez en mi vida. No me estaba gustando para nada su nueva actitud.

.- “¿Aaaahhh qué haces? No!!! No por ahí no, ni lo sueñes”, le dije, pero lo vi demasiado decidido en sus intenciones. Una nalgada que debió ponerme el culo rojo me hizo gritar de nuevo.

.- “Ayhhh! me giré para mirarlo recriminándole esa acción.

.- ¿Tu qué crees que voy a hacer Sandra? ¿Acaso tu marido no te folla por el culo? Vas a chillar como gritan las putas, o acaso no te gusta. No es eso lo que querías, lo que me suplicabas hace un rato”. Y nada más decir esto, guiando su polla hasta mi esfínter me la metió por el culo sin la menor compasión.

.- “Aaaaaagghh” chillé ahora de dolor más fuerte que nunca. “No por ahí no, para por favor, detente”. Pero el hacía caso omiso. Con el forcejeo yacía tumbada completamente larga sobre aquél sillón de cuero, boca abajo, con su cuerpo opresor encima del mío, me agarró del pelo con una mano impidiendo cualquier atisbo de resistencia. Con su cara en mi nuca me dijo

.- “Que culito más rico tienes Sandra, siempre he querido follarte este culito tan tierno que tienes”. Apenas podía escucharle pues el dolor no me dejaba concentrarme en sus palabras.

.- “No he podido dejar de pensar en este culito desde el día que fuimos a aquella cala en Alicante y tomaste el sol tan sólo con un tanguita de hilo. No sabes cuantas veces me he imaginado que te la metía por el culo.”

Yo quería que aquello acabase cuanto antes, que se corriese de una vez por todas y cesase el dolor, a pesar del daño articule a decirle.

.- “¿Te gusta ehhh? ¿Te gusta mi culito?. Vamos, dame fuerte.” Le sorprendí.

.- “Joder, pero que puta estas hecha Sandriita, que diría tu marido si te viese con una polla en culo.” Me dijo aplastándome la espalda.

.- “Vamos cabrón, reviéntale el culo a la mujer de tu amigo”, “todos los tíos sois igual de capullos”, le dije ahora enojada. ¿no es eso lo que más deseas, la mujer de tu amigo?!!!”. Sólo pude escuchar como decía.

.- “Me corrro , me corrrooooh! Oí gritar a Iván encima mío, sobre mi espalda. Y mientras decía esto sacó la polla de mi culo derramando su esperma sobre mi espina dorsal.

Una vez recobró el aliento comenzó a vestirse, yo permanecía boca abajo en el sillón con las manos tapando mi cara y sollozando por lo que acababa de pasar. Al final me había sentido sucia como una puta cualquiera, y lloraba porque no me quedaba más remedio que reconocer que lo había disfrutado por momentos, ¿si por lo menos con este gilipollas me hubiese corrido? Pero a pesar de haberlo buscado desesperadamente no había tenido ningún orgasmo en toda la noche. El ruido de su cremallera me despertó de mis pensamientos.

Pude ver como sacaba más dinero de su cartera y lo dejaba al lado mío. Entre la documentación y los papeles de su cartera distinguí una foto de Yolanda, su mujer con la fecha grabada tan sólo hace unos días atrás, en ella posaba de pie al lado de dos niños. El muy cabrón me había mentido. 

.- “Estoy seguro que volveré a verte por aquí, las putas como tú siempre se quedan con ganas de más” me dijo arrogante. y marchándose de la sala.

Yo permanecí un rato allí tumbada sollozando, sabiendo que tenía razón.



Besos,


Sandra.


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