sábado, 3 de marzo de 2018

Compañeras



Somos cuatro compañeras de trabajo, el buen tiempo se acercaba, los días de vacaciones ya estaban repartidos en la empresa por el jefe y habíamos decidido pasar un fin de semana juntas, sin maridos ni novios, antes de que comenzasen los turnos de vacaciones. He de confesar que más bien habían decidido pasar el fin de semana, porque a mí no me hacía mucha gracia. En realidad soy la única de las cuatro compañeras que está casada y con hijo, pero claro quien puede negarse en estos casos.



El caso es que allí estábamos las cuatro en el coche rumbo a Salou. Pasaríamos el fin de semana en el apartamento de los padres de Cristina, la menor de las cuatro. Para que os situéis os diré que somos cuatro compañeras de trabajo que aunque trabajamos para una multinacional en la delegación de nuestra ciudad apenas estamos una veintena de trabajadores de las que tan sólo cuatro somos mujeres. Cristina es la menor de todas, tiene 22 años, rubia atractiva tiene novio formal según dice ella. Luego está Alicia de 25 años, morena y muy promiscua, siempre presume los lunes de los tíos que se ha follado el fin de semana, yo diría que incluso es bisexual, que igual le da carne que pescado. Después estoy yo Sandra de 31años, llevo varios años casada y he de confesar que nunca he estado con otro hombre que no fuera mi marido, por eso nunca podía entender las historias que contaba Alicia, siempre creí que se las inventaba. Después estaba Carolina, soltera de 42 años siempre un poco ajena al grupo, siempre se sentía un poco desplazada supongo que por la barrera de edad que la separaba de las conversaciones diarias.



Nada más llegar nos acomodamos en el apartamento, era pequeño, únicamente tenía dos habitaciones. En el reparto me toco compartir habitación con Alicia, aunque no me hizo mucha gracia tener que desvestirme delante de ella. Como aún era temprano decidimos bajar a la playa a tomar los primeros rayos de sol. Nos pusimos el bikini y las toallas y bajamos dispuestas a tumbarnos en la arena a tomar los primeros rayos de sol de la temporada. El apartamento estaba en primera línea de playa por lo que no nos costó nada bajar. Una vez en la playa mientras extendíamos la toalla y para mi sorpresa pude comprobar como Carolina y Alicia se disponían a tomar el sol en top less. De Alicia me lo esperaba pero me sorprendió de Carolina. Una vez extendidas las toallas y procedido al ritual de las cremas Alicia hizo el siguiente comentario:



.- ¿Qué os parece si hacemos todas top less?. ¿No es justo que unas hagamos top less y otras no?.



Tu lo que quieres es vernos las tetas, pensé para mis adentros, pero opté por no decir nada. Alicia siguió preguntando, esta vez mirando a Cristina..



.- ¿Tú, Cristina, nunca has hecho top less? Le preguntó Alicia directamente.



.- Si en alguna ocasión, a mi novio le gusta mucho verme con las tetas al aire, pero la verdad es que hoy no me apetece mucho.



.- ¿Y tú, has hecho alguna vez top less? Me preguntó esta vez a mí.



.- No nunca, y la verdad es que me moriría de vergüenza. Y nada más acabar de decir esto se rieron las tres. Yo no le encontraba la gracia. Alicia esta vez volvió a decir.



.- “Siempre hemos pensado que eras un poco mojigata” y prosiguió diciendo:



.- Mirad chicas que os parece si a lo largo de este fin de semana cada una elige una norma, una especia de prueba a las demás, algo así como un juego. Y yo para empezar propongo que todas hagamos top less ¿qué decís chicas?.



.- “Como ves a mi me da igual” dijo Carolina.



.- “Bueno, ya tocará mi turno y elegiré yo” dijo Cristina que a la vez se quitaba la parte superior del bikini dando su aprobación.



Ahora todas me miraban a mí esperando mi respuesta y sin creer yo misma lo que estaba diciendo acerté a decir:



.- “Eso es, ya tocará mi turno” dije en voz alta. Y nada más decir esto me despojé de la parte superior del bikini.



Por supuesto acto seguido me tumbé boca abajo. En mi mente resonó aquellas palabras “mojigata”, si ellas supieran. Mi marido me complace en todo lo que le he pedido, me lleva a situaciones morbosas, es buen amante e incluso me encanta el sexo anal con él. Seguro que ninguna de ellas practicaba el sexo anal, y seguro que no sabían chupar una buena polla como se lo hacía a mi marido, al que por cierto le encanta que se la chupe en sitios como el coche, los baños de un restaurante, probadores, en el campo, el parque y tantos y tantos sitios donde hemos hecho locuras juntos. Mojigata, que sabrán ellas.



La mañana transcurrió tranquila, yo me había quedado medio dormida hasta que la voz de una de mis compañeras me despertó:



.- “¿Es que piensas estar tumbada toda la mañana boca abajo?”.



.- “Vamos a dar un paseo por la orilla ¿te vienes?”.



La verdad es que me apetecía un montón pese a la vergüenza que sentía, pero me animé, estaba decidida a no pasar por mojigata, quería demostrarles a mis compañeras que era mucho más atrevida a las locuras de lo que se pensaban. Comenzamos a dar el paseo por la orilla, al principio las cuatro juntas luego de dos en dos. Yo me quedé hablando con Carolina de cosas sin importancia. Como era comienzo de verano únicamente había güiris y abuelos disfrutando de la playa, el resto de españolitos tendrían que esperar a los meses de julio y agosto. Lo cierto es que las cuatro paseando por la playa con las tetas al aire llamábamos la atención de los presentes que no perdían oportunidad de repasarnos de arriba abajo. Ya habíamos emprendido el camino de regreso, Cristina y Alicia se habían adelantado un poco y por detrás paseábamos Caro y yo. Pude ver como Alicia se paraba a hablar con un grupo de cinco jóvenes que caminaban en sentido opuesto. Cuando Caro y yo llegamos a su altura Alicia nos presentó.



.-“Mirad estos son unos amigos míos” y dicho esto nos fue presentando uno a uno. De entre el grupo de chicos había uno llamado David que no me quito ojo desde el primer momento. No paraba de mirarme los pechos.



La verdad es que de las cuatro era sin lugar a duda quien más bonitos tenía las tetas. Mi marido siempre me decía que eran preciosos. Mucho más bonitos y firmes que muchas modelos de las de internet. A decir verdad Carolina los tenía algo caídos, supongo que la diferencia de edad le pasaba factura. Cristina, la más joven los tenía algo pequeños, nada que ver con los míos, y Alicia tenía el pezón demasiado grande y oscuro, desproporcionado, aunque sus tetas eran más grandes. Así que no me extrañó que el tal David no parase de mirármelos.



Cuando llegó el momento de darnos los dos besos su cuerpo rozó sin querer, o no, con el mío. Su torso se apretó contra mi cuerpo y mis tetas rozaron sus pectorales. Era la primera vez que mis pechos tocaban la piel de otro hombre que no fuera la de mi marido. Estos al contacto se pusieron de punta y yo no pude dejar de sonrojarme. El muchacho debió de interpretar estos hechos pensando que me gustaba. Alicia y las demás continuaron conversando con los chicos mientras yo permanecía callada, colorada aún por el roce que había sentido en mis tetas y consciente de que el tal David no paraba de mirarme mis erizados pechos. Se despidieron quedando para esa noche en una de las discotecas del pueblo. En el transcurso de regreso a nuestras toallas Alicia nos confesó que uno de los chicos del grupo había sido un rollete suyo, y del que por cierto hablaba maravillas como amante. Yo no podía entender como hablaba tan abiertamente de sus relaciones sexuales con otras personas.



Regresamos al apartamento, comimos, dormimos un poco de siesta para descansar del viaje, y una vez nos hubimos levantado nos dispusimos a arreglarnos para salir de marcha. Cuando salí de la ducha y regresé a la habitación Alicia estaba totalmente desnuda eligiendo el vestido que ponerse.



.-“¿Tú que te vas a poner?” Me preguntó.



.- “No sé, no había pensado en nada especial” le respondí.



.-“¡¿No te irás a poner vaqueros?!!!!”, me dijo algo sorprendida.



.-¿Y porque no?” le dije yo.



.- “Así nunca lograrás que David intente nada esta noche”, dijo Alicia.



.- “Oye, te olvidas que estoy casada, felizmente casada. Además ¿qué coño pinta David en todo esto?”, dije esta vez algo irritada.



.- “No me negarás que esta mañana no dejaba de mirarte las tetas, nos hemos dado cuenta todas. Y a ti parecía gustarte pues te has puesto colorada como un tomate desde el momento en que el chico se ha acercado a ti. ¿No me negarás que no esta bueno el chaval, eh?” concluyó ella. “Además...”



.- “Si bueno el chaval es bastante guapo, además ¿qué?” Dije yo.



.- “Además ... dicen sus amigos que lo suyo no es normal, que tiene un pedazo de pene algo fuera de serie” me soltó ella de repente.



Yo no supe que decir, me quede callada, pero mi mente no paraba de imaginarse a David desnudo. Se hizo un silencio incomodo, aunque Alicia parecía adivinar mis eróticos pensamientos.



Llamaron a la puerta, era Cristina dijo que ya tenía pensada su condición de fin de semana, que ya lo había hablado con Carolina, es más, que lo habían hablado una vez habían salido de la ducha y se habían podido ver desnudas la una a la otra y que Carolina ya estaba convencida, así que ahora nos tocaba a nosotras.



.- “Bueno y en que consiste todo esto que nos tienes ya intrigadas” dijo Alicia más decidida a salir de dudas.



.- “A ver como os lo digo” dijo Cristina.



.- “Pues diciéndolo” le dije yo.



.- “El caso es que yo no tengo ni un pelo de tonta, me entiendes, esto es, que llevo el chichi completamente depilado, a Caro le ha llamado la atención al verme y también se lo ha rasurado, y el caso es que ahora os toca a vosotras” dijo Cristina algo nerviosa pensando que pondríamos algo de resistencia.



.- “¿Eso es todo?” pregunté yo insinuando que ya lo había llevado así algunas veces haciéndome ahora la liberal



.- “Sí, así es”. Asintió.



.- “Por mí no hay problema” dije yo.



.- “Por mí tampoco” dijo Alicia.



.-“Pues nada entonces nos vemos en media hora, estad listas chicas”, y dicho esto Cristina salió cerrando la puerta.



No fue difícil afeitarme el hilo de pelillos que cubría mi pubis por lo que terminé pronto, cuando regresé del baño a la habitación me sorprendió que estaban ya las tres preparadas. Todas llevaban vestidos veraniegos muy elegantes y sexys La verdad es que el buen tiempo acompañaba. Yo no había preparado nada así en la maleta, todavía estaba pensando en el invierno de nuestra ciudad, entre todas me insinuaron que me pusiese algún vestido de alguna de ellas. Por la talla tenía que ser de Alicia quien me prestase alguno de sus vestidos. Eran todos demasiado atrevidos para lo que yo estaba acostumbrada. Era difícil que me sintiera cómoda con alguno de ellos. Al final me decidí por un vestido con un escote en “V” de esos cuyos tirantes se anudan al cuello, dejando la espalda semidesnuda hasta el inicio del culete, algo entallado en el vientre y con una falda amplia que me llegaba a medio muslo. El mayor inconveniente era que dado que dejaba la espalda al aire no podía usar sujetador, y puesto que Alicia tenía más pecho que yo, si me descuidaba podían adivinarse mis tetas. En eso estaba, recolocándome las tetas dentro del vestido, cuando mi compañera de habitación me dijo...



.-“No te preocupes por que se te vean las tetas, total ya te las han visto, no seas tonta”, me dijo Alicia algo irónica.



Es verdad, pensé, no había caído en que habíamos quedado con unos chicos que antes nos habían visto las tetas a todas, y no sólo las tetas sino que casi medio desnudas. Aquello despertó en mi sensaciones extrañas, me acordé de mi marido, segura de que si estuviera aquí me daba un buen repaso . No sé si era por el vestido o los acontecimientos pero comencé a sentirme más sexy, atractiva y deseada, aunque no quería reconocerlo estaba cachonda y excitada.



Una vez estuvimos todas listas para salir, ya en fila en el pasillo de salida del apartamento, fue Carolina quien de espaldas a la puerta y mirándonos al resto de chicas que encarábamos la puerta preguntó:



.- “¿Estáis ya listas, chicas?.



.- “Si claro” dijimos las otras tres.



.- “Creo que falta algo” dijo Carolina sorprendiéndonos a todas.



.- “¿El qué?” dijo una de nosotras.



.- “¿No hemos venido a hacer locuras?” preguntó Carolina dejándonos a todas algo expectantes.



.- “Si, ¿por que?” acertó a decir esta vez Cristina..



.-“¡¡Fuera bragas!!,” Dijo en voz alta Carolina.



.-“Quiero que salgamos todas sin ropa interior, es mi condición. ¡Venga chicas! quitaos vuestras bragitas. ¿No me diréis que es la primera vez que los hacéis?” Continúo hablando Carolina dejándonos atónitas a todas por sus palabras. Alicia fue la primera en quitarse ahí mismo, por debajo de la falda que llevaba, en el pasillo de entrada, el tanga que llevaba puesto y tirándolo al vacío del salón dijo:



.- “Esto empieza a ponerse interesante, no pensé que dijeras algo así Carolina pero me gusta. ¡¡ venga todas con el conejito al aire, chicas!!. Cristina y yo nos miramos sin saber cómo reaccionar, pero a lo que quise darme cuenta mi compañera ya estaba agachándose sacándose también su tanga por debajo de las faldas, así que no me quedo más remedio que quitarme las braguitas allí mismo, en el hall de entrada, delante de todas, y arrojándolo al salón como todas mis predecesoras.



Acordamos ir a tomar alguna copa antes de entrar en la discoteca, para ello fuimos a una zona de bares bastante concurrida, sobretodo por extranjeros. Cuando tenía que acercarme a la barra a pedir consumiciones, o desplazarme por el bar era inevitable rozarse con los tíos que había. Intentar bailar también era imposible debido a la cantidad de gente. No sé si por las copas o qué, pero el hecho de sentir los roces de otros tíos que no eran mi marido, sin dejar de pensar que no llevaba bragas, y sentir los paquetes y bultos de desconocidos restregarse por mi desnudo trasero, añadiendo a esto que llevaba un vestido que me hacía sentir tan puta como su dueña, no pude menos que ponerme cachonda como una moto.



Cuando llegó el momento de ir a la disco yo me encontraba ya algo mareada y totalmente desinhibida. Nada más entrar nos dirigimos a la zona de baile. No recuerdo cuanto tiempo transcurrió bailando hasta que llegaron los amigos de Alicia. Nada más vernos se dirigieron hasta dónde estábamos nosotras. Comenzamos con los besos de rigor y cuando de nuevo le tocó el turno a David de saludarnos este fue el único que apoyando su mano sobre mi desnuda espalda me dió los dos besos, bastante más cerca de la comisura de los labios que el resto de compañeros. En el estado en que me encontraba cuando sentí el contacto de su mano en mi piel, sentí un escalofrío por todo mi cuerpo y se me pusieron los pelos de punta, y lo que no eran los pelos.



De nuevo me puse colorada sin poder evitarlo. David se dio cuenta de ello y de nuevo no paraba de intercambiar miraditas conmigo, lo cual incrementaba mis calores. Yo me dedique a bailar durante un rato tratando de evitar cualquier estímulo que me excitase más de lo que estaba. De hecho pensé varias veces en mi marido, que estaría haciendo, pobrecillo si supiese lo cachonda que estaba su mujercita, no veía la hora de regresar a nuestra ciudad y follar con mi marido. Durante este rato pude ver como hablaban todos y todas del grupo entre sí, a excepción de David que era el que menos hablaba y no paraba de mirarme. De repente tenía sed y decidí acercarme a pedir algo.



No me dí cuenta que cuando abandoné la pista de baile David me siguió hasta la barra.



.- ¿Qué quieres tomar? Me preguntó cortésmente.



.- ¿Me vas a invitar? Le pregunté yo.



El asintió con la cabeza.



.- Pues un gin tonic, le tuve que gritar al oído pues la música estaba alta y apenas nos podíamos escuchar pese a estar pegados el uno al otro.



.- “Estas espectacular” me dijo mientras el camarero nos preparaba los combinados.



.- “Gracias” le dije yo.



.- “El vestido de Alicia te queda de escándalo” y mientras me susurraba estas palabras cerca de mi nuca posó de nuevo su mano sobre mi desnuda espalda.



De nuevo sentir sus manos sobre mi piel alertaron mis extrañas y desconocidas sensaciones.



.-“¿Cómo sabes que el vestido es de Alicia?” pregunté inocentemente pensando que ya se lo habría visto puesto en alguna ocasión como respuesta.



.- “Lo sé todo” dijo el sonriendo.



.- ¿Qué es todo? Pregunté sorprendida y algo malhumorada pensando que alguna se había ido de la lengua.



.- “Bueno, no te enfades” me dijo de nuevo en la nuca. “sé que es la primera vez que hacías top less, y no tienes porque preocuparte. A decir verdad deberías estar orgullosa”.



.- “¿Por qué?” le pregunte de nuevo inocentemente.



.- “He de decirte que tienes los pechos más bonitos que he visto nunca, y... bueno espero que no te ofendas pero tenía que decírtelo” y dicho esto su mano que todavía estaba por mi espalda bajo esta vez hasta posarse en mi culo. Le dejé hacer, me sentía deseada y el juego por el momento me estaba gustando.



.- “Además, he de confesarte que me atraen las chicas que se atreven con cosas nuevas”, me dijo esta vez muy cerca de la comisura de los labios.



.- ¿Y qué más te han contado? le pregunte yo muy cerca de su boca siguiéndole el juego.



.- “Bueno yo creo que nos han tomado el pelo, ya sabes como es Alicia, nos ha empezado a decir que si os habías quitado todas las bragas y no se cuántas tonterías más” volvió a decirme él esta vez susurrándome en la nuca. A decir verdad su alternancia entre hablarme cerca de los labios y sentir su aliento sobre la piel de mi nuca me estaba poniendo a cien.



.- ¿Por qué piensas que os ha tomado el pelo? Le dije yo en un tono muy mimoso.



.- “No sé, no puede ser verdad” volvió a provocarme hablándome cerca de la boca. Tomé un trago, en ese momento pude ver mi anillo de casada en mi dedo, David también lo vio, me acordé de nuevo de mi marido, pero el cuerpo me estaba pidiendo a gritos algo diferente, de momento el juego con David me excitaba, me sentía deseada y tampoco es que hubiese ocurrido nada malo. Un poco más, quiero llevar esto un poco más lejos, pensé para mí, en que me sienta mal se acabó.



.- “No eras tú al que le gustaban las chicas uhmmm, ¿cómo has dicho?¿atrevidas?” le dije con cierto rintintin.



.- “Si claro, eso te dije antes” esta vez el sorprendido era él. A mi me gustaba que ahora estaba llevando el mando y controlando la situación. Me excitaba y estaba dispuesta a ir más lejos.



.- “¿Y porque no podemos hacer todas esas cosas unas chicas como nosotras?”, y nada más decir esto tomé con mi mano su mano que reposaba sobre mi trasero y fuí guiando su mano con la mía por encima de la tela del vestido por todo mi culo. No me lo podía creer ni yo misma pero me estaba gustando aquella situación. Me hacía sentir como una guarra y me estaba excitando. Sobretodo que aquel tío me estuviese sobando el culo a merced, buscando las comisuras de una bragas que no llevaba puestas, y que por tanto nunca encontraría. Me gustó mirarlo a los ojos y ver la cara de lujuria que ponía, me sentí mas deseada que nunca.



.-¿Qué piensas ahora?,¿acaso te han tomado el pelo?, le dije esta vez al borde de la comisura de sus labios esperando su reacción.



Pasó lo que tenía que pasar y yo nunca imaginé, me abrazó fuerte entre sus brazos y me beso en la boca. Yo nunca había besado en la boca a otro hombre que no fuera mi marido, pero lejos de desagradarme me gustó.



Tras separarnos fui yo quien busco un segundo beso, esta vez más prolongado. El interpretó este segundo beso como una aprobación para poder comprobar si llevaba o no las braguitas puestas y esta vez me acarició el culo por debajo del vestido. Menos mal que estaba de espaldas a la barra del bar porque si no hubiese enseñado el culo desnudo a toda la discoteca. Le dejé hacer mientras acariciaba uno u otro de mis cachetes pero no pude menos que morderle en un labio y apartarlo cuando rozó con su dedo el anillo de mi ano y lo recorrió de arriba abajo hasta alcanzar el comienzo de mi coñito. Pese a que me estaba gustando tuve que apartarlo y mirarlo recriminándole con la mirada que aquella caricia había ido más lejos de lo permitido.



.-“ Lo siento” dijo apenado “pero es cierto” me dijo ahora sorprendidísimo, “ni tangas de esos de hilo ni nada, ¡¡no llevas nada debajo!!”. “Guaauhh, como la Michell Peiffer en instinto básico”.



Nunca lo había visto así, me pareció gracioso. Me gustaba como besaba y me excitaba sentir sus manos por mi cuerpo, así que volví a besarlo, perdonando su atrevida caricia. Esta vez apoyó sus manos en mi cintura y nuestros cuerpos se pegaron el uno al otro, fundiéndose en un nuevo beso. Por primera vez pude notar el bulto de su entrepierna.



¡¡Madre mía!!, aquello tenía que ser enorme, desde luego mucho más grande que la de mi marido. Cuando terminamos de besarnos le dije:



.- “Veo que también es cierto lo que dicen de ti” le dije yo.



.- “¿Qué te han contado de mi?” me pregunto sorprendido el.



.- “Bueno al parecer la naturaleza te ha dotado bien” le dije mirando a su paquete.



.- “Ja, Ja” se rió orgulloso por lo que acababa de escuchar “¿acaso quieres comprobarlo?” Me preguntó mientras me besaba otra vez, ahora en un beso más corto.



.- ¿Je,Je!!, ¿y que vas a hacer?, te la vas a sacar aquí en medio? Le pregunté yo irónicamente y riéndome.



.- “A mí también hay ciertas cosas que me gustaría comprobar” me dijo el. Yo no ví venir por donde iban los tiros.



.- “¿Te quedan acaso aún más cosas por comprobar?” le pregunté sin acordarme que tenía mi pubis totalmente afeitado.



.- “Bueno según Alicia, no pusiste ninguna objeción a la condición de Cristina” me soltó como si nada.



Estaba claro que se habían ido de la lengua y lo habían contado todo. Me quede muda por unos instantes, para nada me acordaba o podía pensar que lo que el quería comprobar era si tenía mi pubis totalmente depilado. Así que con esa cara de incrédula que debí poner y sin decir nada, entendiendo que mi silencio era una aceptación, me giró de frente a la barra, cogió mi mano y la llevó hasta el bulto de su entrepierna, luego se pegó a mi, de tal manera que mi mano quedó aplastada entre su paquete y mi culo.



“¡¡Madre mía!! esto es enorme” pensé mientras notaba su polla en mi mano y me la restregaba por mi trasero.



En esa posición comenzó a acariciar mis piernas por la parte de delante y fue subiendo poco a poco por el interior de mis muslos hasta acariciar mi monte de venus. Se entretuvo un ratito acariciando mi pubis y el interior de mis muslos. Para mí por aquel entonces sus caricias me estaban excitando hasta límites insospechados, además lo que podía notar con mi mano es que su polla para nada me cabía en una sola mano. Así como estabamos el me preguntó:



.- “¿Te convence lo que dicen de mi?” me preguntó orgulloso.



.- “¿Y tú?” le susurré yo, ¿ya estás convencido de que todo es verdad?. Y nada más decir esto pude notar como introducía uno de sus dedos en mi interior.



.- “Ahhh” no pude más que ahogar el gritito como pude y disimular para que los camareros no notaran nada. Dios mío hasta sus dedos me parecían enormes.



.- “Me gusta, no pares” le dije de espaldas a el.



Y dicho esto comenzó a realizarme unas caricias que me llevaron a la locura, mientras introducía un dedo en mi vagina me rozaba el clítoris con el pulgar. Demostró ser un especialista, nunca antes mi marido me había tocado tan bien, o bien me introducía los dedos o bien se dedicaba a frotarme el clítoris pero ambas cosas a la vez nunca, y ahora me estaba gustando y mucho ser acariciada por otro y con esa maestría, me volvía loca.



No tarde en tener mi primer orgasmo allí contra la barra del bar, y mientras ahogaba mis gemidos, cuando David notó mis convulsiones, me susurró en la espalda:



.- “Vamonos de aquí”, y dicho esto me cogió de la mano y tiró de mi. Yo no tuve tiempo a reaccionar, todavía me estaba recuperando del brutal orgasmo que sacudía aún mi cuerpo. Tenía que haberle dicho en ese mismo instante que no, que ya era suficiente hasta donde habían llegado las cosas, que estaba casada, tenía un marido y el paso que el quería dar no estaba dispuesta a que sucediese. Quise decirle que parara, que no podía ir mas allá, que no. Pero sin embargo permanecía callada mientras el me guiaba cogidos de la mano en dirección a la puerta.



Salimos de la disco y nos dirigimos a la playa que se encontraba cerca, fuimos todo el camino sin mediar palabra, él tenía urgencia y yo no sabía que hacer, por un lado quería ir a donde me llevaba y por otra una parte de mi cuerpo decía, ¡¡no!! ya es suficiente piensa en tu marido. No se merece que le hagas esto.



Mientras me debatía entre el sí y el no, llegamos a una zona de toldos donde guardan amontonadas las sillas y tumbonas. Me apoyó contra la pila de sillas, la verdad es que quedaba fuera del alcance de la vista de todo el mundo, sólo áquel que viniese del mar nos podía ver. Además las sillas hacían una especie de U, y estaba poco iluminado. El me besó apasionadamente, yo no sabía aún como decirle que no. Sus manos recorrían mi cuerpo. Esta vez no solo me besaba en la boca, también por el cuello, el escote, me daba mordisquitos en la oreja, todas esas caricias me excitaban, y mi excitación se apoderaba al no que debían pronunciar mis labios, permaneciendo en un silencio de aprobación a todas sus caricias. En un momento dado introdujo la punta de su dedo corazón en mi ano, mi esfinter se relajó y se introdujo el resto del dedo, aquella caricia me hizo reaccionar y por fin grité:



.-“No, por favor ,no sigas”. Pero mi boca se vió tapada con un forzado beso. Mientras con su mano derecha introducía un dedo en mi ano, con su mano izquierda me sujetaba fuerte desde la nuca para besarme con fuerza e impedir que dijera nada. No le fue nada difícil en esa posición deshacerse del nudo del vestido en la nuca y dejar que ambos tirantes cayesen por los laterales dejando mis pechos a su vista.



Dejó de besarme para admirar mis pechos desnudos, aunque su dedo seguía en el interior de mi ano. Una vez liberada de su boca opresora volví a decirle:



.- “No, para, no quiero seguir más, por favor vamonos”, pero mi cuerpo negaba lo que mi boca pronunciaba. Sobretodo cuando sus labios comenzarón a succionar mis pechos.



.- “Aaaahh” gemí de placer mientras se recreaba en mis pezones con su lengua, y acto seguido para intentar disimular la evidencia volví a decirle:



.- “No, por favor no sigas”, decía mientras pensaba que mi marido no se merecía lo que estaba sucediendo.



Me tapó la boca de nuevo con un beso, esta vez sacó el dedo que tenía en el interior de mi ano y que me volvía loca, y se desabrochó los pantalones dejándolos caer al suelo y mostrando una polla enorme totalmente dura que apuntaba hacía mí. Yo me quede hipnotizada viendo el pedazo de polla que lucía. Desde luego nada que ver con el tamaño de mi marido. Se hizo un silencio y David adivinando mis pensamientos me levantó con ambas manos por el culo de tal forma que rodeaba su cintura con mis piernas y así me penetró. No le fué difícil pues a mi pesar yo estaba completamente mojada.



.- “Ahhh” grité al sentir aquello en mi interior aunque de nada sirvió. Era una barbaridad, notaba en mi interior como se movía y nunca antes me había sentido tan llena.



.- “Dime que no te gusta” me dijo el mientras me penetraba con violencia y fuertes embestidas. A mi me costaba articular palabra. Sólo podía gemir y gemir.



.- “Ahh!!” “ufhh”, trataba de coger aliento.



.- “Dime que no sientes nada, que no te gusta” me decía conocedor de que el tiempo transcurría a su favor. Una vez bajó la intensidad de sus embestidas y pude articular palabra le dije:



.- “Siiih!! Me gusta no pares”. Y al oír esto cesó en sus embestidas.



.- “¿Qué haces ahora gilipollas? “ le miré sorprendida “Sigue no pares, no pares, muévete”. El sabía que mi segundo orgasmo de la noche estaba próximo, sabía que ahora estaba a su merced.



.-“Dime, ¿quieres que pare o quieres que te folle?” me dijo todavía inmóvil.



.- “¡¡Follame!!, no me dejes así, follame, te lo suplico no me dejes así”. Y comenzó de nuevo unas fuertes embestidas que arrancaban en mi cuerpo un placer brutal.



.- “Pero que puta eres”, me dijo ”¿es así como te folla tu marido?”. Su actitud ahora me enojaba, pero mi orgasmo estaba próximo y no quería parar, lo cierto es que siempre que hacía el amor con mi marido necesitaba acariciarme para llegar al orgasmo y aquel sinvergüenza lo estaba logrando tan sólo introduciendo su enorme polla en mi interior. Las sensaciones que provocaba en mi interior eran indescriptibles.



.-“¿Acaso tu marido te llena como yo?” me dijo de nuevo mientras seguía arremetiendo con cierta violencia. Entendí que quería sentirse el mejor amante, el más macho, y le seguí el juego. Le mordisqueé el lóbulo de su oreja y le susurré.



.- “Uhmmm, nadie me ha follado nunca como lo estas haciendo tú” y continuaba...



.- “Siiiihhh, fóllaaaahme, como me gusta sentir ese pedazo de polla que tienes entrando uhhhmm y saliendo”.



.- “Menuda puta estas hecha, no me canso de comerte esas tetazas que tienes tan ricas” y dicho esto se dedicó a chuparme los pechos mientras no paraba de moverse y arremeter.



.- “Siiihh, aahhh soy tu putitaaah ¿te gusta eeeehh?” le dije como puede entre gemidos y grititos. En realidad era como me sentía, una puta de campeonato que estaba disfrutando de la mejor follada de su vida, y en estos pensamientos me vino un brutal orgasmo, no pude dejar de gritar y convulsionarme. De repente un pensamiento vino a mi mente ¡no puede dejarme embarazada!. El seguía arremetiendo buscando egoístamente correrse cuanto antes. Así que mientras el bufaba por el esfuerzo entre mis pechos, revolviendo su pelo con mis manos y con la voz más sensual que pude poner en ese instante le susurré al oído:



.- “No te corras aún campeón, córrete en mi culo”. Cesó de moverse y mirándome a los ojos me dijo.



.- “Caray!! Con la mojigata, sabía que eras la mas puta de todas pero ¿tanto?, ¡¡anda repítemelo!!” dijo.



.- “¿¿Quiero que me rompas el culo!!” le dije sensualmente mientras el seguía poniendo cara de asombro y sin imaginarse que a mí me gustaba lo que le estaba proponiendo, además así no quedaría embarazada. Aunque he de decir que sentía cierto temor dado el tamaño de aquel muchacho.



.- “Esto hay que disfrutarlo aún más” me dijo “anda por que no me la chupas un poco guarra” y dicho esto recogió mi pelo en una coleta y tirándome de el hacia abajo me obligó a arrodillarme enfrente de él.



“Bien” pensé para mis adentros, “pienso hacerle la mejor mamada de su vida, se correrá y acabaremos de una vez con esto.



Comencé a chupársela lo mejor que sabía, era un pedazo de polla enorme, primero la recorrí de arriba abajo con la lengua, luego metí su cabezota en mi boca, mis labios jugaban con los pliegues de su prepucio, aquellas caricias volvían loco a mi marido y al parecer también a David, quien me dijo:



.- “Joder!! Que bien la chupas guarra, nunca me la habían chupado tan bien”, me gustó oír sus palabras y me esforcé aún más por hacerlo mejor.



El me tocaba las tetas sin parar y me sorprendió cuando cogió mi mano derecha y llevo mi dedo anular hasta mi boca, el anillo de casada relucía ahora en la noche, guiaba mi mano y se recreaba en la visión del anillo cuando me chupaba el dedo o cogía su polla restregando el anillo de casada por su piel. En un momento dado guió mi mano hasta su ano y me insinuó que quería que le metiese el dedo anular con el anillo de mi mano por su culo. Yo había oído que eso le gustaba a algunos chicos, pero nunca lo había hecho con mi marido. Nada más introducir mi dedo en su culo y tras sacarlo y meterlo tan solo tres o cuatro veces, se corrió en mi boca. Yo me aparté y gotas de su esperma resbalaron por mis pechos. Yo pensé que esto se acabaría ahí, me incorporé y dándole la espalda insinuando que me anudase los tirantes del vestido en mi nuca para marchar, noté como ahora era él el que se arrodillaba en la arena y levantando la falda del vestido desde atrás comenzaba a lamerme el ano y chupar las nalgas de mi trasero.



.-“¿Qué haces, ayúdame a vestirme?” le dije todavía de espaldas.



Pero el seguía haciendo caso omiso concentrado en sus caricias.



.- ¿No crees que deberíamos dejarlo aquí?” y nada más decirle esto noté como introducía un dedo en mi coño y su pulgar jugaba alrededor de mi esfinter.



Tuve que apoyar las dos manos sobre la pilada de sillas para no perder el equilibrio. El tío sabía que aquellas caricias me ponían a cien. De nuevo me asaltaron las dudas, ya era suficiente. Pensé de nuevo en mi marido y mi hijo, pobrecillo si supiera lo que estaba apunto de ocurrir. Las palabras de mi amante me sacaron de mis pensamientos.



.- “Joder!! Que culo más rico tienes, no se que me gusta más de ti, si tus tetas o este culo” y continuó introduciendo la punta de su lengua en el interior de mi ano. No pude contenerme a sus caricias y pesé a tener ya dos dedos suyos en mi interior comencé a frotarme el clítoris. Así que allí me encontraba, en medio de la playa, apoyada contra una pila de tumbonas, frotándome el clítoris mientras un tipo me introducía dos dedos en el interior de mi coño y el inicio de su pulgar por el ano, a la vez que me comía el culo con total maestría.



Aquella escena se vio alterada, un móvil sonó, se encontraba a la altura de mi vista entre las tumbonas apiladas. Pude comprobar que era el mío, lo dejé ahí para que no cayese en la arena. En la pantalla pude ver que ponía el nombre y número de mi esposo.



.-“¿Qué hago?” ¿lo cojo o no lo cojo?” dudaba en mi interior. En estas, David aprovechó para incorporarse y acercarse a mí pegándose a mi espalda, y mientras con una mano abría los cachetes de mi culo con la otra guiaba su polla hasta la entrada de mi ensalibado ano.



.-“¿Por qué no lo coges, será divertido” me susurró al oído.



.- “No” dije yo, y nada más decir esto noté como su polla se abría camino en mi ano.



.- “Aaahhhg!” tuve que gritar un poco “muevete despacito por favor”. El móvil continuaba sonando y David hizo el gesto cogerlo, yo tuve que echarlo para atrás arqueando mi espalda para que no lo alcanzara y con el movimiento terminé introduciéndome toda su polla en mi culo. Tuve que gritar de nuevo.



.-“Hubiera sido divertido que escuchase como te rompo el culo” me dijo David por la espalda a la vez que me cogía por las caderas y se movía con fuerza.



.- “Dime ¿tu marido te ha follado alguna vez por el culo, ehh? Me susurraba de nuevo en la oreja.



.- “Noooo”, le mentí “es la primera vez que alguien me da por el culo” quería que se sintiese el mejor amante del mundo, sabía que eso lo provocaría, y entre gemidos y grititos le decía “¡¡me gustaaaah!!, ¡¡ me guuuustaaah!!, no pares por favor, aaah”.



A él le gustó oir mis palabras y me envistió con tal fuerza que me aprisionaba contra la pila de tumbonas. Ahora estaba completamente recta, casi de puntillas, con la palma de la mano abierta contra las sillas, no podía tocarme en esa posición, sólo notar como su polla entraba y salía con violencia de mi ano. Me estaba gustando, mi orgasmo volvía a estar próximo, el lo sabía.



Un ruido me puso en alerta, ahora David me tenía sujeta por el pelo con una mano aplastando mi cabeza contra las hamacas mientras con la otra mano me sobaba los pechos y de vez en cuando mi coño. Pude comprobar como unos ojos negros nos espiaban al otro lado de la pila de hamacas, seguramente sería alguno de esos manteros que rondaban por las costa en verano. Mi orgasmo estaba cerca, pero quise advertir a David de la presencia de aquel intruso. El se dio cuenta de mis pensamientos y tirando de mi pelo hacia atrás, sobándome los pechos y follandome por el culo me dijo:



.- “Deja que vea lo bien que te follan el culo”, me susurró al oído.



.- “¡¡No!! dile que se vaya” y conforme yo le decía esto el hizo señas al negrito para que se acercase. No me lo podía creer.



.- “¿Pero que estas haciendo?” le dije.



El seguía agarrándome fuerte por el pelo y moviéndose en mi culo, dada su fuerza yo era un juguete en sus brazos, me giró hacía el lado por el que supuestamente aparecería nuestro invitado. A mí aquello no me estaba gustando tanto. Cuando apareció el chico de color por la esquina de la pila de hamacas este tenía una mano en su pene, claro ejemplo de que se la estaba cascando a nuestra salud detrás de las hamacas. Lucía un torso desnudo y tan sólo llevaba puesto un bañador. David le gritó de manera seca y autoritaria.



.- “Ahí quieto chaval, se mira pero no se toca, ¿entiendes?” le dijo en un tono despectivo. El negro asintió con la cabeza.



.- “Así me gusta quietecito”. Y nada más decirle esto saco su polla de mi ano.



Yo estaba de piedra viendo como aquel muchacho de color se tocaba enfrente mío tan sólo a unos tres o cuatro metros de distancia. Estaba como en shock. David aprovechó para sacarme el vestido enredado en mi cintura. Me desnudó por completo frente a aquel mantero. Una vez desnuda me cogió de nuevo por el pelo y guió su polla de nuevo contra mi culo buscando de nuevo penetrarme.



.- “Ahora vas a demostrarle a este negro lo puta que eres, ¡¡vamos!!, métetela en el culo”.



A mi la situación me desbordaba, no podía dejar de mirar al muchacho y como se meneaba aquella polla negra. Obedecí mecánicamente a David y cogiendo su polla con mi mano la guié hasta mi ano, el cual penetró sin mucha resistencia. No sé como describir aquella situación, pero me llamaba mucho la atención ver por primera vez en mi vida una polla negra. La mirada de deseo de aquel muchacho de color también me excitaba, estaba claro que no había tenido relaciones sexuales en mucho tiempo y su cara mostraba un deseo que me hacía sentir muy puta, y pese a mis convicciones me gustaba.



Mientras David me sujetaba por el pelo, me daba por el culo y me sobaba las tetas, yo comencé a frotarme el clítoris sin parar de mirar al negrito y su herramienta. Me comportaba como una autentica putilla y me estaba gustando. El muchacho clavaba sus ojos en mi cuerpo y yo le mostraba orgullosa mi desnudez excitándome aún más. Cerré los ojos y me sobrevino un orgasmo que me hizo chillar como una posesa. David notó mis convulsiones y se corrió en mi culo, bufando como un caballo. Cuando David se salió de mis entrañas, riéndose dijo:



.-“Je,je mírale esta desesperado el negrito de los cojones”.



A mi me dio pena aquel muchacho, además tenía curiosidad, nunca antes había visto una polla negra y ahora sentía el deseo de tocarla. Quería ver el contraste de su polla negra entre mis blancas manos. Así que desnuda como estaba me acerqué hasta él, mirándole fijamente a los ojos. El se asustó.



.- “Pobrecillo, cuanto miedo tiene” pensé yo.



.- “No temas” le dije, y allí mismo de pie el uno frente al otro, mirándolo fijamente a los ojos le cogí su polla con mi mano derecha, la misma en la que relucía el anillo de compromiso, y comencé realizarle una paja. El olor del muchacho era fuerte y penetrante, cumplía con mi propósito de sentirme como una puta cualquiera. David mientras tanto no paraba de abrirme los cachetes del culo, para contemplar como su esperma resbalaba por mis piernas. Yo seguí desnuda en medio de aquellos dos hombres. Cogí una de las manos de aquel extranjero y la guié hasta mis tetas, me gustaba ver el contraste de color entre sus manos y mis pechos. Casi al instante de comenzar a sobarme los pechos se corrió en mí mano, su esperma cubría en la palma de mi mano el anillo de casada que martilleaba mi conciencia. Las palabras de David me hicieron volver a la realidad:



.- “¡¡Menuda puta estas hecha!!, anda vamonos que nos estarán esperando, y tu chaval vete de aquí si no quieres que te reviente, ya has tenido bastante”.



Mientras me recolocaba el vestido y David me anudaba los tirantes, ya tenía pensada mi condición: Nada de lo que había pasado debía contarse.



Besos,



Sandra.


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