Últimamente me tocaba dormir
fuera de mi hogar alguna que otra noche a la semana por motivos de trabajo. En
la empresa habían reducido algunas zonas y tocaba desplazarse cada vez más
lejos, por lo que dependiendo de la ruta debía pernoctar en los hoteles pagados
por la agencia de mi empresa. Al comienzo hablaba todas las noches con mi
esposo, e incluso nos conectábamos por el skype para vernos. Con el transcurso
del tiempo las conversaciones se fueron convirtiendo en pura cortesía. ¿Qué tal
el día?, cuidado con la carretera, descansa, te hecho mucho de menos y las
típicas preguntas desinteresadas.
En los viajes, aprovechaba
para hacer algo de turismo, pasear y probar la gastronomía típica, pero una vez
repetía lugar todo se convertía en rutina. Me aburría al llegar al hotel. El
único aliciente era relajarme en el spa o la piscina del hotel y luego una
buena ducha en mi habitación para acto seguido conectarme a internet. Las
primeras veces buscaba páginas que consideraba interesantes, acerca de
información, viajes, compras con descuentos, como organizar tu agenda y todo
eso que nos gusta a las mujeres, hasta que un día, por casualidad, apareció una
ventana emergente con cuerpos de chicos muy atractivos. Ese día no sé por qué
me encontraba especialmente caliente y no pude evitar acariciarme. No lo hacía
desde que me casé, y desperté sensaciones en mí que creía olvidadas.
Desde esa noche, lo tomé por
costumbre, no veía el momento en el que darme una ducha después de la piscina
al llegar al hotel y tumbarme sobre la cama a masturbarme contemplando las
imágenes que aparecían en las diferentes páginas visitadas. Deseaba el momento
en el que llegar a la soledad de la habitación y poder dar rienda suelta a
todas mis fantasías. Como digo se convirtió en rutina cada vez que dormía fuera
de casa, hasta que un día, una noche de hotel, me conecté a un chat, y poco a
poco empecé a participar en diferentes foros. Se convirtió en la compañía
perfecta.
Recuerdo perfectamente el
primer día que me conecté a un chat erótico. Acababa de salir de la ducha y
estaba cubierta como siempre tan sólo con una toalla sobre la colcha de la cama
del hotel. Me sorprendió mucho leer las barbaridades que me escribían los nicks
que correspondían a los hombres conectados. Cualquier chica que os hayáis
conectado sabéis de lo que os hablo. No pude evitar acariciarme imaginando todo
lo que me escribían. Entre las historias que me contaban chateando, lo que
podía ver por internet y algún que otro suceso que podía vivir en primera
persona, lograron que en las largas noches en los hoteles escribiese historias
acerca de aventuras extramatrimoniales que posteriormente publicaba en una
página llamada todorelatos. Mi imaginación se disparaba con cualquier tontería.
Comentar que me llamo Sandra.
A mis treinta y un años trabajo para una multinacional del mundo sanitario.
Llevo varios años casada con mi esposo de treinta y cuatro años. Mi marido
siempre me dice que tengo un culo precioso y le gusta que use tangas. Mi esposo
comenzó a perder el pelo hace ya un tiempo y tiene algo de barriga, es un poco
más alto que yo. Vamos un tipo de lo más normal. Es el único hombre que he
conocido y siempre es muy atento y detallista conmigo. No me puedo quejar pues
es todo un caballero. A veces desearía que no fuera tan correcto ni tan
delicado cuando hacemos el amor.
Aquella noche en principio
sería como todas las demás, me conectaría a un chat erótico, me excitaría con
los comentarios e insinuaciones, y acabaría masturbándome en la habitación del
hotel pensando en mil historias. En esos momentos estaba conectada a un chat donde
se discutía si el tamaño del pene importa o no importa.
Uno de los usuarios que
respondía al nick de “águilanegra” hizo el comentario de que si alguna mujer
continuaba insistiendo en que el tamaño no le importaba, era porque nunca
habían probado algo realmente grande. Desdeñaba la opinión de la mayoría de las
mujeres conectadas al chat que se manifestaban afirmando que el tamaño del pene
no es relevante para que su amante les haga disfrutar. El argumentaba que no
podían opinar al respecto si nunca habían probado a hacerlo con alguien que
tuviese una herramienta realmente grande. En cambio, él afirmaba que todas
decían lo mismo antes de conocerlo y luego cambiaban de opinión.
No pude más que escribir:
Sandra dice:
“Eres un fantasma”.
águilanegra dice:
“y tu dberías escrbir 1 relato
al respecto”
Escribió con alguna falta de
ortografía. Aquello me sorprendió mucho, el foro en el que estaba conectada no
tenía nada que ver con la página de todorelatos. ¿Había sido coincidencia?.
Quise salir de dudas, así que lo invité a un chat privado. Enseguida me
contestó.
Sandra dice:
“¿Acaso has leído alguno de
mis relatos?
águilanegra dice:
“Los he leído todos. Me alegro
mucho de poder coincidir contigo”
Sandra dice:
¿Cuál es el que más te gusta?”
En realidad quería saber si se
los había leído de verdad o me estaba vacilando. No esperaba que me dijese
ninguno de mis títulos publicados.
águilanegra dice:
“Me gustaron todos, pero
destacaría el titulado: Tuning”.
Me sorprendió su respuesta, no
era uno de los relatos más votados, ni tan siquiera era de los más comentados.
Todavía tenía mis dudas de que realmente se lo hubiera leído así que decidí
continuar chateando.
Sandra dice:
¿Xq?
águilanegra dice:
“Tiene todo lo que se puede
esperar de un relato titulado así, se sucede todo de manera muy excitante”
Sandra dice:
“Por qué no enviaste algún
comentario?”
águilanegra dice:
“No sé. Nunca se me hubiera
imaginado que escribirte”
Sandra dice:
“De la misma forma que el
artista necesita de los aplausos, necesito de vuestros comentarios”
águilanegra dice:
“Quieres que haga un
comentario?”
Sandra dice:
“Si”
águilanegra dice:
“Simplemente me gustan”
Sandra dice:
“Gracias”
águilanegra dice:
“No en serio, no hagas caso de
los que dicen que cometes faltas de ortografía, y cosas por el estilo, no es un
concurso literario”
Sandra dice:
“Supongo que tienes razón”
águilanegra dice:
“Lo importante es que todos
los que te lean se corran de una forma u otra gracias a tus relatos”
Sandra dice:
“Tu lo haces?”
águilanegra dice:
“Por supuesto, son muy buenos,
incluso varias veces leyendo un mismo relato”
Sandra dice:
“Uuuhmm, me gusta. Tomo nota”
águilanegra dice:
“Seguro que si los leen el
Paul Verhoeven ese, o el Ford Coppola tienen un taquillazo”
Sandra dice:
“Es guay eso que dices, pero
tengo que dejarte”
Sandra dice:
“Hasta otra”
águilanegra dice:
“ojalá volvamos a coincidir”
Sandra dice:
“adios”
águilanegra dice:
“adios”
Había mantenido muchos chats
privados con muchos nicks, pero algo me decía que ese sería a la larga algo
especial. Transcurrieron varios días sin saber nada de aguilanegra, a decir
verdad me conecté muy pocas veces debido a la falta de tiempo principalmente, y
a que las noches sucesivas las pasé en mi hogar. Un día recibí un mensaje en mi
correo electrónico, era de aguilanegra. Seguramente lo consiguió en alguno de
mis relatos publicados.
De: aguilanegra
Para: Sandra@hotmail.com
Asunto: casiprohibido
“Me gustaría chatear contigo
de nuevo. Besos”, y me citó el nombre de la página en la que coincidimos la
otra vez.
La primera noche que dormí
fuera de casa llegué impaciente a la habitación del hotel. Recuerdo que esa vez
no hice ni uso del spa del hotel y me duche con cierta prisa, impaciente por
saber si coincidiría con mi cita. Incluso me arreglé “mi jardincito” para
tocarme mejor. Como en las otras veces me encontraba tumbada sobre la cama
envuelta tan sólo en la toalla del hotel. Estuve un rato participando en
diversos foros, pero nada. En cierto modo había perdido la esperanza de
coincidir con aguilanegra. Supongo que debía haberle contestado a su mensaje si
quería contactar con él. Sin embargo, no quería mostrarme impaciente, ni
mostrar mi deseo por coincidir con él, quería que fuese aguilanegra quien
tomase la iniciativa. Además tampoco estaba segura de si llegaría a ocurrir
algo.
Daba por finalizada la noche
cuando su nick apareció en el chat.
águilanegra dice:
“Hola”
Sandra dice:
“Hola”
águilanegra dice:
“Me alegro de nuevo. Recibiste
mi correo???”
Sandra dice:
“Si”
Enseguida le mandé un privado
para continuar la conversación al margen de otros invitados. Tuve que
disculparme por no haber contestado a su email, lo típico de no he tenido
tiempo y un montón de excusas más. Le mentí, en el fondo estaba deseando
contactar de nuevo con él, el anonimato y cierto misterio en el ambiente la
otra vez que chateábamos resultaba realmente excitante. Me preguntó algunas
cosas personales y no quise dar muchos detalles en esa segunda conversación. De
nuevo se pasó la noche deprisa, fue muy agradable y quedamos en coincidir otro
día.
Poco a poco fuimos conectando
cada vez más a menudo. Lo cierto es que yo esperaba ansiosa cada día volver a
coincidir con él en el chat. El simple hecho de tener un ciber amigo desataba
mi imaginación hasta límites insospechados. Terminaba todas las noches que
dormía fuera de casa, y que debía alojarme en hoteles, masturbándome como una
quinceañera imaginando cosas que podían sucederme con mi nuevo amigo.
Entre otras cosas fantaseaba
pensando que podía ser alguien conocido, algún antiguo noviete o el actual
marido de alguna amiga, algún niñato engreído, un amigo, un tipo misterioso, un
excéntrico millonario...etc. Mi imaginación se disparaba fantaseando con
innumerables sucesos, hasta tal punto que andaba prácticamente caliente todo el
día. Empecé a vestirme de forma más atrevida y sugerente, me encontraba poco a
poco mejor conmigo misma. Me agradaba sentirme deseada por los hombres y
provocaba situaciones excitantes. Todo me resultaba más sensual y erótico.
Tanto los días que se sucedían
en jornadas normales de trabajo como las salidas y desplazamientos fuera de mi
ciudad, no dejaba de pensar en otra cosa que no fuera chatear con aguilanegra.
De alguna forma me encontraba más receptiva a hacer el amor y mantenía
relaciones sexuales algo más a menudo con mi esposo. Incluso llegué a
plantearme tener relaciones extramatrimoniales.
Con el transcurso del tiempo
chateábamos casi a diario, incluso los días que dormía en mi hogar con mi
marido en casa, buscaba cualquier excusa para conectarme a internet,
normalmente alegando que tenía trabajo pendiente. Como vivimos en un duplex me
encerraba en nuestro cuarto de la planta de arriba mientras mi marido veía la
tele en el piso de abajo. En caso de que mi esposo subiera por las escaleras lo
oiría cerrando o minimizando las ventanas de la pantalla del ordenador.
Como es lógico poco a poco en
las conversaciones se colaban pequeños datos personales que nos permitían saber
algo más acerca del otro. Sobretodo él se mostraba más desinhibido a la hora de
facilitarme algún que otro dato. Pude saber que nació en el 78, y que tenía por
tanto 34 años. La misma edad que mi marido. Sabía que se ganaba la vida como
coach en un gimnasio propio, había sido jugador de baloncesto profesional,
aunque el gim debía ser tan sólo uno de sus negocios, pues debía tener alguna
que otra sociedad aparte. Por mi parte supo que tenía treinta y un años, que
estaba casada y que era enfermera.
Me gustaba chatear con él, sobretodo
de temas relacionados con el sexo. Era incluso mejor que tener una amiga con la
quien hablar tan abiertamente y sin tapujos de esos temas. En cierto modo nos
confesábamos el uno al otro nuestras fantasías mas secretas gracias al
anonimato. Nunca se me hubiera imaginado hablar con mi marido como lo hacía con
aguilanegra. Las conversaciones con aguilanegra eran muy amenas, se me pasaba
el tiempo muy rápido. Se mantenía cierto morbo entre ambos. Hablábamos de temas
como el color de la ropa interior preferida por el otro, las posturas sexuales
del kamasutra, nuestros mitos sexuales, las típicas fantasías, ...etc.
Recuerdo una de las noches que
marcaron un antes y un después en nuestra ciber relación.
águilanegra dice:
“Hola”
Sandra dice:
“Hola”
águilanegra dice:
“Hace tiempo que no publicas
ningún relato”
Sandra dice:
“Es verdad”
águilanegra dice:
“Nada nuevo?”
Sandra dice:
“No, no se me ocurre nada en
especial”
águilanegra dice:
“Escribe sobre cualquier cosa,
lo haces muy bien”
Sandra dice:
“Gracias?”
águilanegra dice:
¿por qué comenzaste a escribir
esos relatos?”
Sandra dice:
“Me gusta pensar en todo tipo
de hombres masturbándose imaginándose mis relatos... y de mujeres.”
águilanegra dice:
“Cómo te lo imaginas?”
Sandra dice:
“Me imagino de todo, delgados,
cachas, gordos, altos, bajos, peludos, rubios, morenos,... uuhhm todos tienen
algo de morbo pillado el momento.
águilanegra dice:
“En serio?”
Sandra dice:
“Según las estadísticas de la
página son un montón de lecturas”
águilanegra dice:
“tengo una idea”
Sandra dice:
“En que estas pensando???”
águilanegra dice:
“¿te gustaría ver a un hombre
masturbándose para ti en directo?”
Sandra dice:
“Porqué no?”
No daba crédito a lo que me
estaba proponiendo. No me podía creer lo que suponía estaba a punto de
insinuarme.
Sandra dice:
“¿Quién?”
águilanegra dice:
“Yo mismo, con una
condición...”
Un silencio se prolongó antes
de que uno de los dos volviese a escribir.
águilanegra dice:
“Tienes webcam???”
Sandra dice:
“Si”
águilanegra dice:
“Solo quiero ver tus labios
pintados de rojo leyendo uno de tus relatos y yo me masturbaré para que lo
veas”
Sandra dice:
“Es eso lo que te pone??? unos
labios con carmín”
águilanegra dice:
“Que sea rojo chillón, ”.
Sandra dice:
“Esta bien, conecta la web, te
espero”
Nunca antes nos habíamos
conectado con la webcam, sería la primera vez. Yo quería continuar en el
anonimato, no quería que me viese la cara. Por lo que ensayé en modo visualizar
imagen como ponerme antes de conectar la webcam en modo conferencia. Si bajaba
la tapa del portátil podía acercar los labios desde arriba, de esta forma
controlaba que no se me viese la cara, aunque en los descuidos le mostraba una
visión muy generosa de mi escote. Como tan sólo llevaba puesto la toalla
envuelta a mi cuerpo, decidí ponerme algo para que no se viese nada, elegí una
camiseta de tirantes muy finos negra a juego con unas braguitas de esas con
finas tiras laterales. Me encontré sexy a mi misma y eso me agradaba. Tardé
algo de tiempo por lo que mi amigo comenzó a impacientarse.
águilanegra dice:
“Estas ahí?
Sandra dice:
“Si, ya voy”
Por mi parte pude ver como se
encendía una webcam al otro lado enfocando la parte del asiento de una silla de
oficina.
águilanegra dice:
“Por qué no vas comenzando a
leer uno de tus relatos”
Fue en ese momento cuando
encendí mi webcam y comencé a leer el relato, desde el pequeño cuadrado que
aparecía en mi pantalla, visionando lo que se transmitía a través de mi webcam
tan sólo se podían ver los labios pintados de rojo vivo. Comencé a leer...
.-“ No podía entender como mi
marido se había aficionado al tunning a estas alturas. Pero lo cierto es que
cada vez se estaba gastando más y más dinero en tunear uno de nuestros dos
coches. Por suerte lograba que no invirtiese en esa afición mucho dinero, que
buena falta nos hacía para gastos mucho más importantes en la familia...()”.
.-“Tienes unos labios muy
bonitos” escuché una voz al otro lado de la pantalla. Todavía no se veía más
que la silla.
.-“Gracias, pero habías dicho
que te masturbarías para mí. Quiero verlo. ¿Acaso no es tan grande como
presumías?” dije yo interrumpiendo mi narración tratando de picarlo.
.-“Continua, enseguida me
siento” escuché esta vez algo distorsionada la voz. Yo seguí leyendo:
.-“ Compraba revistas donde
aparecían coches decorados de las formas mas extrañas posibles, y junto a los
vehículos las fotos de las azafatas con modelitos y prendas muy
sugerentes,...()”, llevaba un rato leyendo cuando pude observar como en la
pantalla se sentaba en la silla un hombre de color, tapaba su miembro bajo una
toalla blanca con la que contrastaba notablemente su piel, y se percibía que se
tocaba bajo la misma. Había chateado muchas veces con aguilanegra y nunca me
dijo que era negro. Me sorprendió ese hecho. Una vez se acomodó en la silla
descubrió la toalla mostrando su pene.
¡¡Dios mío!!. Era
impresionante.
Aquello no podía ser verdad,
nunca me hubiera imaginado que aguilanegra fuese todo un negrazo con una polla
enorme. En verdad podía presumir de tamaño. No pude seguir leyendo, me quedé
tan perpleja que no podía evitar mirar la pantalla del ordenador embobada. Era
la primera vez que veía una polla negra así en vivo, a lo bruto, y desde luego
hacía honor al mito. Mucho más grande que la de mi marido. Al principio me
pareció desagradable, aunque de algún modo era hipnotizante ver como una mano
grande y fuerte, subía y bajaba a lo largo de aquel miembro.También se
adivinaba un cuerpo musculoso, pues marcaba abdominales. Se notaba que
practicaba deporte.
Me fijé detenidamente,
seguramente había tardado porque brillaba como si se hubiese esparcido algún
tipo de aceite. Además tenía muy poco vello alrededor, se podía apreciar el
miembro en todo su esplendor, pues el pelo púbico era más bien escaso, como si
se lo hubiese afeitado en alguna ocasión.
.-“¿Por que no continuas
leyendo?” escuché la voz proveniente del otro lado de la pantalla.
.-“ Lo siento” dije, y
continúe leyendo el relato. Lo cierto es que no podía apartar la vista de la
pantalla, fue algo totalmente desconcertante para mí, no me imaginaba para nada
lo que acababa de suceder. Mientras el relato avanzaba en su narración el ritmo
de su mano se incrementaba. Yo no pude evitar acariciarme contemplando la
escena, aunque lo hacía sutilmente, sin que pudiera advertirse al otro lado de
la cámara. Supongo que mi ciber amigo estaría concentrado en lo suyo. Todavía
no había llegado al final del relato cuando pude ver como aquel hombre de color
desconocido para mí, eyaculaba sobre su mano desparramando gran cantidad de
esperma entre sus dedos. Un tímido bufido acompañó el final de su corrida. Yo
dejé de leer también el relato.
“Guauu” dije contemplando como
exprimía las últimas gotas de su interior y advertía que el miembro perdía algo
de fuerza.
.-“¿Te ha gustado? Escuché al
otro lado de la cámara.
.-“Ha sido realmente
sorprendente” dije a través del micrófono.
.-“¿Te lo imaginabas así?” me
preguntó él.
.-“Para nada” dije yo.
.-“¿Te ha gustado?” volvió a
preguntar.
.-“Estoy muy caliente. Te
tengo que dejar” dije desconectando la webcam.
Estaba tan excitada que no
pude evitar tumbarme enseguida sobre la cama del hotel y comenzar a
masturbarme. Era la primera vez en mi vida que mis dedos no saciaban mi
necesidad, necesitaba sentirme penetrada por algún objeto a la vez que
acariciaba mi clítoris. Incluso llegué a pellizcarme los pezones hasta el punto
de lastimarme ligeramente. Necesitaba sensaciones que me llevasen al límite en
el que me encontraba. Pude ver mi cepillo del pelo sobre la mesita de noche.
Acerqué su mango con forma redondeado de plástico a mis labios vaginales y
comencé a introducírmelo como había visto hacer a otras mujeres en algún que
otro vídeo circulante por internet. No necesitaba hacer mucho para lubricarlo,
pues estaba empapada. Era la primera vez en mi vida que me introducía algo en
mi interior para masturbarme, fue algo extraño, me hacía sentir diferente y al
mismo tiempo me excitaba aún más. Me produjo un placer indescriptible sentir
algo tan duro e inerte en mi interior. No tuve tiempo para pensar, enseguida
alcancé uno de los mejores orgasmos de mi vida. Mis chillidos debieron
escucharse por todo el hotel sin poderlo evitar. Mi respiración se agitaba
incluso después de haber alcanzado el climax. Todavía recuerdo la visión,
cuando incorporé mi cuerpo sobre mis codos, para contemplar el cepillo inserto
en mi interior entre mis piernas totalmente empapado sin que nadie lo sujetase.
Pero... ¿qué es lo que había
pasado?, ¿cómo había dejado que eso sucediese?, me repetía una y otra vez
mentalmente mientras me recuperada. ¡Pero que vergüenza! Si incluso mis fluidos
mancharon la cama del hotel.
Al día siguiente apenas pude
concentrarme en mi trabajo. Estaba totalmente avergonzada por mi comportamiento
la noche anterior, sin embargo una parte de mí, no veía el momento en que
volver a conectarme y coincidir de nuevo con aguilanegra. La imagen de su mano
acariciando su enorme pene, y el momento en el que salpicaba su mano con su
eyaculación, se grabaron a fuego en mi mente. Se sucedían una y otra vez en mi
cabeza todo el tiempo. Por circunstancias tardé un par de días en volver a
contactar. Pero para nada se habían enfriado los ánimos, tenía unas ganas
enormes de coincidir con aguilanegra de nuevo.
Para aquel entonces había
regresado a mi hogar, como otras noches mi marido yacía en el piso de abajo
tirado en el sofá viendo el televisor, y yo me subí a nuestro dormitorio a
conectarme a internet. Ese día pude coincidir con aguilanegra. Estaba
especialmente cachonda recordando nuestra última conexión, no sé por qué intuía
que algo excitante sucedería de nuevo esa noche, al menos eso esperaba.
Sandra
“Hola”
águilanegra dice:
“Hola”
águilanegra dice:
“Te gustó lo del otro día?”
Sandra
“Si mucho”
águilanegra dice:
“Sorprendida?”
Sandra
“Si, un poco”
águilanegra dice:
“Ya estas convencida de que el
tamaño importa?. ¿Habías visto antes algo parecido?”
Sandra
“No, es mi primera vez”
águilanegra dice:
“Espero que hagamos muchas mas
cosas por primera vez juntos”
Sandra
“Es posible”
Poco a poco empecé a
acariciarme levemente recordando el tamaño del pene de aguilanegra y de cómo la
imagen de sus manos moviéndose arriba y abajo a lo largo de su miembro habían
martilleado mi mente durante todo el tiempo que había transcurrido.
águilanegra dice:
“Te gustaría verla de nuevo”
Pude ver como lo escribía en
la pantalla adivinando mis pensamientos.
Sandra
“Sería estupendo”
El mero hecho de imaginármelo
de nuevo me ponía de lo más cachonda.
águilanegra dice:
“Con una condición, como la
otra vez”
Sandra
“En que estas pensando”
águilanegra dice:
“Algo que me excite”
Sandra dice:
“Bien, dime que es lo que
quieres”
águilanegra dice:
“Enseñame otra parte de tu
cuerpo que no sean los labios”
Sandra
“los pies?”
Pregunté tratando de averiguar
por donde se saldría sabiendo que se esperaría otra respuesta.
águilanegra dice:
“¿Llevas pintadas las uñas?”
Sandra
“No”
águilanegra dice:
“Entonces no me sirven, otra
vez píntatelas. Además ..., no es justo”
Sandra
“A que te refieres?”
águilanegra dice:
“Tu has visto lo más intimo de
mi cuerpo. Ahora te toca a ti”
Sandra
“No sé en que estás pensando
pero la respuesta es no ”
águilanegra dice:
“¿Quieres verla de nuevo o
no?”
Sandra
“Si, me gustó mucho”
águilanegra dice:
“Te tocaste”
Sandra dice:
“Si”
águilanegra dice:
“¿Te estás tocando ahora?
Sandra dice:
“Si, un poco”
águilanegra dice:
“Me gustaría verte
acariciándote”
Sandra dice:
“ni lo sueñes”
águilanegra dice:
“déjame verte al menos los
pechos”
Sandra dice:
“Nooo”
Transcurrió cierto tiempo
hasta que pude ver de nuevo un mensaje escrito en la pantalla. Sabía que se me
estaba escapando la oportunidad de ver de nuevo semejante miembro, tendría que
poner algo de mi parte.
águilanegra dice:
“Seguro que en la playa haces
top less”
Había desviado radicalmente el
tema tratando de convencerme.
Sandra dice:
“Si”
Yo estaba algo cachonda de
imaginar que podía volver a contemplar ese pedazo de miembro masturbándose para
mí.
águilanegra dice:
“¿Entonces? Un montón de gente
ha visto ya tus pechos”
Sandra dice:
“No es lo mismo”
aguilanegra dice:
¿Acaso no crees que algún
viejo verde se habrá tocado observando tus pechos en la playa?”
Sandra dice:
“Espero que no”
aguilanegra dice:
Yo creo que más de un abuelete
y algún que otro niñato se habrán tocado por la noche pensando en tu cuerpo
desnudo al sol.
Comenzó a decir cosas por el
estilo, como si me gustaba que me acariciasen los pechos al hacer el amor, si
contrastaba la marca del bikini, la talla de sujetador, el tipo de copa, si me
gustaba que me los chupasen y cómo, en círculos, arriba y abajo,
succionando,...etc. Me preguntó si me los acariciaba al masturbarme, la vez que
más me había gustado que me los tocasen, el primer chico que me los besó,
también me rogó que tratase de describírselos, y claro tanto hablar terminó por
excitarme y al final logró convencerme.
Sandra
“Supongo que tienes razón.
Conecta la webcam”
No sé cómo pude escribir eso y
estar dispuesta a mostrar mis pechos a través de la cámara ante un desconocido.
Supongo que el morbo que sentía en esos momentos era insuperable. Además, de
alguna forma me ponía aún más el hecho de saber que mi marido permanecía
seguramente adormilado en el piso de abajo viendo la televisión, lo que
aumentaba mi grado de excitación.
Llevaba puesta como casi
siempre la toalla porque acababa de ducharme, y de nuevo ensayé en modo
visualización como enfocar antes de conectarme en modo conversación. Me estaba
poniendo como una moto mientras lo preparaba todo, simplemente con el mero
hecho de imaginar que me exhibiría ante un desconocido. Deseaba mostrarle mis
pechos y ver como se masturbaba pensando en ellos. Enfoqué mi cámara de forma
que únicamente se podía ver el torso de mi cuerpo por la webcam. Tampoco se
adivinaba nada del dormitorio de mi casa. Al fín conecté la web cam dispuesta a
cometer la mayor locura de mi vida. Pude visualizar la imagen que transmitía
aguilanegra a los pocos segundos de conectar la web cam. Otra vez podía ver el
asiento de la silla de oficina. Enseguida se sentó aguilanegra, esta vez
llevaba puestos unos slips negros de calvin klein que le sentaban realmente
bien. Le marcaban un paquete espectacular.
Sandra dice:
“Tu primero”
Pude ver como se bajaba la
goma de los boxers y de nuevo mostraba un aparato de dimensiones descomunales.
Se acariciaba el miembro con una mano extendiendo el aceite que se había
untado. Se detuvo un momento para escribir....
águilanegra dice:
“Te toca”
Sandra dice:
“Sabes... me gusta verla, ¿te
la has medido alguna vez?”
aguilanegra dice:
“Si claro, quieres que lo
haga?
Sandra dice:
“Tengo curiosidad por saber
cuanto mide”
aguilanegra dice.
“Enséñame tus pechos y mediremos
mi pene”
Yo rebusqué entre los mp3 del
portátil una canción que acompañase el momento. Encontré el “You can´t leave
your hat on” de Joe Cocker que pensé le venía que ni pintado.
Mientras sonaba la música
comencé a jugar con el nudo de la toalla entre mis pechos, quería demorar el
momento. Me tocaba los pechos por encima de la toalla, jugueteaba con mis
dedos, y me introducía algún que otro objeto por el escote tratando de excitar
a mi espectador. Por su parte, pude ver por la pantalla como colocaba una regla
junto a su pene.
¡¡Alcanzaba los 25
centímetros!!.
Aquello no podía ser verdad,
yo estaba como atontada, quería comprobar si era verdad lo que veía. Sustituyó
la regla por otro tipo de objetos similares a los que yo introducía a la vez
por mi escote en un juego de complicidad que sin duda calentaba el ambiente.
Como cuando juguteé con un boli bic por mi escote y el puso otro al lado de su
miembro. Asustaba el tamaño de su miembro en comparación con el del boli, que
resultaba ridículo en comparación. Por su parte dejó los juguetes para
dedicarse a masturbarse de pleno. A través de la pantalla pude ver como
aguilanegra aumentaba el ritmo de su masturbación a medida que el momento
esperado se hacía más evidente.
Por fín deshice el nudo de la
toalla y ésta cayó deslizándose por los lados, pero tapé mis pechos con las
manos antes de que pudiera verse nada. Tan sólo se pudo ver el contraste de
color entre la parte que cubría habitualmente la parte superior de mi bikini, y
el resto de mi piel algo más dorada por el sol.
Jugueteé con mis pechos,
acariciándolos, subiéndolos y bajándolos como si realizase una cubana, pero
siempre tapando mis pezones. Siempre me doy cremas antes de acostarme y pude
ver el bote junto al portátil. La canción estaba llegando al final y por fín
mostré mis pechos a través de la web cam. Ahora jugueteaba con los pezones,
llegué a pellizcármelos e incluso traté de chuparme uno de ellos con la punta
de la lengua. Cogí el bote de crema y dejé caer unas gotas sobre mis pechos. Parecía
como si alguien se acababa de correr sobre mis tetas.
El ritmo que aguilanegra había
impuesto a su masturbación era vertiginoso, por un instante me pregunté si se
movería igualmente de deprisa al hacer el amor. Extendí la crema por mis tetas
de forma sugerente y sexy. Pronto contemplé como su esperma salpicaba por todos
los lados y se desparramaba sobre su mano. Aquella imagen se grabó de nuevo
para siempre en mi mente. No lo olvidaré nunca. Una vez terminó la canción pude
escuchar del otro lado de la web cam.
.- “Tienes unos pechos muy
bonitos” dijo aguilanegra.
.-“Gracias ¿En serio te
parecen bonitos?” le pregunté yo.
.-“Son realmente precisos, no
he podido evitar correrme observándolos e imaginando lo que haría con ellos”.
Me dijo a través de la web cam con la voz un poco distorsionada.
.-“Ah sí, ¿y qué harías con
ellos?” le pregunté mientras esta vez me exhibía acercando los pechos a la
cámara para que pudiera verlos mejor.
.-“Para empezar me gustaría
probarlos, al parecer tienes la piel muy suave, seguro que son una delicia
saborearlos” dijo en tono muy sugerente. Yo le seguí el juego.
.-“¿Y luego?” le pregunte de
formar sensual sugiriéndole que me provocara.
.-“Comenzaría a darles
pequeños besitos por todas partes, no me dejaría ni un milímetro de tu piel por
besar” aguilanegra comenzó a acariciarse de nuevo mientras hablaba.
.-“Uhhm, sigue” le indiqué
mientras yo comenzaba a tocarme también. Acercaba mis pechos a la cámara y
respiraba profundo para que pudiera apreciarse lo hinchados y sensibles que se
encontraban. Se notaba que estaba disfrutando exhibiéndome.
.-“Jugaría con mi lengua en
tus pezones, los rodearía con mis labios, no dejaría de acariciarte por todo el
cuerpo con mis manos mientras saboreaba tus tetas” se notaba que él se estaba
excitando mientras hablaba. De nuevo volvía a mostrar un pene duro, totalmente
empalmado, mientras se masturbaba para mi deleite delante de la web cam. Me
sorprendió lo rápido que se había recuperado.
.-“Me estas poniendo cachonda”
le dije al tiempo que no podía evitar acariciarme también mientras lo oía. Mi
respiración se aceleraba y en la pequeña pantalla del monitor podían verse mis
pechos totalmente hinchados subiendo y bajando al ritmo de mi respiración.
.-“Pero sin duda lo que más me
gustaría es contemplar mi polla entre tus pechos, estimular tus pezones con la
punta de mi pene, primero uno, luego el otro, despacito, muy despacio, notando
su suavidad envolviendo mi polla” se notaba que estaba a punto de correrse de
nuevo pero demoraba el momento.
Yo por mi parte comencé a
gemir. El hecho de imaginarme semejante miembro que contemplaba en la pantalla
entre mis tetas, me puso a mil por hora, no tardaría mucho tiempo en correrme.
Mi respiración se aceleraba, exhibía orgullosa mis tetas en la pantalla ante
aquel desconocido. Nunca antes los había notado tan hinchados y sensibles.
Comencé a acariciarme con una mano mis pechos mientras con la otra no paraba de
frotarme el clítoris. Mi orgasmo estaba próximo y así se lo hice saber entre
jadeos y suspiros.
.-“Ooh, siih, sigue” pronuncié
para provocarlo, me gustaba exagerar los gestos. Me hacía sentir diferente,
aunque de alguna manera en el subconsciente trataba de ocultar mi verdadera
explosión y reservar esos momentos íntimos para mi marido.
.-“No sabes cuanto me gustaría
poder follarte esas tetazas tan ricas que tienes” sus palabras se volvieron
algo más groseras a medida que ambos nos acercábamos al climax.
“Uhhm, que rico” gemí yo.
.-“seguro que le haces unas
cubanas de campeonato a tu marido con esas peras tan suaves” el ritmo de su
masturbación de nuevo era frenético. No sé porqué pero al escuchar como
aguilanegra mencionaba a mi marido terminó por excitarme de sobremanera.
.-“Siiih, siiih, siiiih” gemí
yo mientras cerraba los ojos concentrada en imaginarme cuanto me decían a
través de la videoconferencia y me corría inevitablemente. Al mismo tiempo
algunas gotas de esperma de aguilanegra salpicaron la web cam y seguramente
todo cuanto había a su alrededor.
Cuando me recuperé y abrí los
ojos de nuevo tomé conciencia de cuanto había sucedido. Por un momento me sentí
avergonzada de mi comportamiento.
Aún trataba de recuperar la
respiración cuando escuché los pasos de mi marido subiendo por las escaleras.
.-“Lo siento debo dejarte”
dije al tiempo que apagaba la conexión y cerraba la tapa del portátil. La
despedida había sido algo brusca dadas las circunstancias, pero no quería que
mi marido se enterase de nada.
Me dió el tiempo justo para
cubrirme de nuevo con la toalla, en el instante en el que mi marido abría la
puerta de nuestro dormitorio y yo simulaba darme crema por las piernas.
.-“Creí que ya habías
terminado, tengo un sueño que no veas” dijo mi marido haciendo acto de
presencia en la habitación, a la vez que se disponía con el ritual de antes de
acostarse.
Se puso el pijama deprisa y se
fue al baño a lavarse los dientes, momento en el que aproveché a limpiarme un
poco con alguna toallita mis intimidades que estaban empapadas, y ponerme el
primer pijama que pillé tratando de disimular. No tuve tiempo de rebuscar en mi
armario, así que me puse un camisón negro de satén que tenía colgado y, que no
me ponía desde que éramos novios, ahora me venía algo pequeño y apenas me
cubría mis partes. Además mis pechos eran mayores y parte de mis tetas se
salían por los laterales de los triángulos. Me lo ponía siempre que quería
provocarlo, aunque esta no fuera la ocasión ni el momento que deseaba. Tenía
cierto temor a que comprobase mi vagina empapada. Nada más regresar del baño y
verme, mi marido dijo:
.- “Caray cariño, estas
espectacular con ese camisón. Hacía tiempo que no te lo ponías. ¿Recuerdas la
última vez que lo hiciste?. Fue en las vacaciones en Santo Domingo ” y mientras
decía esto se acercó a mí con una notable erección marcada en el pantalón de su
pijama. Debió de pensar que tenía ganas de provocarlo. Conocía la mirada que
ponía mi marido cuando me deseaba.
.-“Te gusta?” le pregunté
jugando con el tirante del camisón en una salida para delante de mi error.
.-“Me gustas más sin él” dijo
acercándose hasta mí y besándome en la boca. Sus manos comenzaron a acariciarme
por todo el cuerpo. Yo estaba todavía cachonda, así que deslicé los tirantes de
mi camisón por los hombros y me mostré completamente desnuda frente a mi
esposo.
.-“Anda ven” dije tumbándome
boca arriba en la cama y haciéndole señas para que me hiciese el amor.
Ni que decir tiene que nada
más penetrarme cerré los ojos pensando en aguilanegra. Me preguntaba como sería
tener todo ese pedazo de polla dentro, seguro que debía estimularme mucho más
que mi marido. No dejaba de concentrarme en las sensaciones que provocaría en
mi interior una polla mucho más grande que me llenase por completo. Tuve dos
orgasmos casi seguidos antes de que mi marido se corriese en mi interior, cosa
que nunca me había sucedido antes. De continuar moviéndose un rato más mi
marido, seguro que hubiera encadenado un orgasmo tras otro. Lo cierto es que
esa vez gocé mucho con mi marido, él también lo notó para aumento de su ego,
aunque desconocía el verdadero motivo de mi satisfacción.
A la mañana siguiente no podía
mirarme en el espejo mezcla de un estado entre agitación y vergüenza. No podía
dejar de dar vueltas a mi cabeza. No comprendía como había llegado hasta ese
límite. Yo era una mujer decente y felizmente casada y aquello no había estado
bien. Mi marido no se merecía eso. Una cosa era mantener conversaciones más o
menos calientes, o incluso confidentes, con el desconocido que se hacía pasar
por aguilanegra, y otra muy distinta haber tenido un orgasmo delante de él e
incluso haberme corrido mientras mi marido me hacía el amor pensando en él.
Estaba confundida.
Por otra parte me reconocía a
mi misma que gracias a aguilanegra había gozado como nunca de mantener
relaciones con mi marido, alcanzado varios orgasmos de una sola vez. Pero por
otra parte, las imágenes del pedazo de miembro de aquel hombre se entrecruzaban
entre mis pensamientos más sensatos. He de reconocer que me sorprendía pensando
una y otra vez en su tamaño, nada que ver con el pene de mi esposo. En
cualquier caso había sido algo diferente que lo hacía misterioso y sorprendente
Durante los días siguientes
rehuía conectarme a ningún chat. Recibí algún que otro mensaje en mi correo
electrónico al que no quise responder. No quería coincidir con aguilanegra.
Hasta la fecha había sido mi mejor confidente, le había confesado secretos
íntimos que no le había contado ni a mi mejor amiga, y ahora no sabría ni de
que hablar con él si coincidiese de nuevo en un chat, me moriría de vergüenza.
Un pensamiento comenzó a
rondarme la cabeza: “Habría logrado grabar de alguna manera aguilanegra la
sesión?”. De ser así, debería hacerme con la grabación. De ninguna forma podía
permitir que esas imágenes se hiciesen públicas ni en la red, ni en ninguna
parte. ¿Y si mi marido o algún conocido se enterase?. Tenía un par de lunares
en el escote por el que podrían reconocerme o sospechar algo. Debía salir de
dudas y la única forma era preguntárselo al propio aguilanegra. Tenía que
contactar de nuevo con él para salir de dudas. Me moriría de vergüenza si esas
imágenes llegasen a hacerse públicas. Vivía con una especie de temor constante.
Me repetía una y otra vez las consecuencias de semejante locura. Concluí que la
única forma de saberlo era preguntándoselo directamente. Debía armarme de valor
y contactar de nuevo con aguilanegra. Tenía que salir de dudas.
Continuará...
Besos,
Sandra
No hay comentarios:
Publicar un comentario